Este artículo se publicó hace 11 años.
El feminismo a la ofensiva: pentálogo provida
El debate político y mediático de las últimas décadas en torno al aborto ha ido acompañado de una creciente apropiación monopólica de la defensa de la vida por parte de la derecha y una interesada contraposición de ésta a la reivindicación del feminismo del derecho a decidir. Si bien las feministas nos hemos defendido de la sibilina acusación de egoístas y/o infanticidas por parte de la maquinaria católica y sus profanos fieles, cabe reconocer que nuestros intentos de cuestionar la defensa de la vida como quehacer exclusivo de la derecha han dado hasta el momento escasos frutos: por muy anti-elección que sean, los anti-elección son por todo el mundo conocidos como provida y, por muy provida que sea, el feminismo sigue siendo identificado como pro-aborto.
Sin embargo, además de calculadamente polarizante, esta lógica es falsa. El feminismo defiende la vida. Siempre lo ha hecho. Y es por ello que en un momento en que los galanes de la moral tradicional salen de sus madrigueras para cargar de nuevo contra el derecho a decidir y la libertad; en un contexto donde recortes y cavernas se conjuran para resucitar la moda de la mujer sumisa y abnegada, resulta más estratégico que nunca reivindicar el feminismo como profundamente provida y desencorsetarse del armazón semántico que se nos ha impuesto desde fuera. Un pentálogo del feminismo provida no sólo refuerza la reivindicación de la libertad y la autonomía femenina como elementos claves de la lucha de las mujeres, sino que además, en un momento en que la derecha vuelve a embestir contra las mujeres criminalizándonos y despojándonos de derechos, propone y argumenta nuestra reapropiación de la vida como principio y camino emancipador. He aquí una primera propuesta:
1. El feminismo defiende el derecho de las mujeres a interrumpir su embarazo de manera segura. Tal y como advierte la Organización Mundial de la Salud, la penalización del aborto sólo provoca más mortalidad materna y, en estos momentos, 47.000 mujeres mueren cada año en el mundo por interrumpir su embarazo de forma clandestina y el 13% de las muertes maternas se deben a un aborto inseguro, la mayoría en países con legislaciones restrictivas al respecto. El número de interrupciones voluntarias del embarazo no disminuye cuando se endurecen las leyes, pero los abortos inseguros sí aumentan. Es en memoria de todas las mujeres que al intentar ejercer su derecho a no tener un hijo se han encontrado en situaciones insalubres, han sufrido riesgo de muerte o han fallecido por lo que el feminismo es provida.
2. El término aborto inseguro y clandestino, según la ONU, no sólo se refiere a riesgos para la salud o la vida de la mujer, sino también a la negación a las mujeres del derecho a la información, a la vida y a la libertad. El aborto, de este modo, no sólo constituye un problema de salud sino también, y sobre todo, de derechos humanos, sociales y económicos. Las múltiples trabas que dificultan a las mujeres acceder de manera libre y equitativa a una interrupción voluntaria del embarazo -como un nivel adquisitivo que nos permita viajar y/o costearse una clínica discretamente privada, nuestra edad, lugar de residencia, país de origen o situación administrativa- no son sólo manifiestamente hipócritas, sino que además resultan discriminatorias. Si bien todas estas barreras siguen existiendo en la legislación actual en el Estado español, se verán agravadas si el Partido Popular cumple su amenaza de reformarla. Es en su empeño por eliminarlas por lo que el feminismo es provida.
3. Los principales factores que relacionan disminución de embarazos no deseados y abortos entre las mujeres jóvenes son el aumento del uso de anticonceptivos, un mayor acceso a la información y una mejor educación sexual y afectiva; todos ellos reivindicados desde hace años por el movimiento feminista. A pesar de que la misma derecha que nos llama anti-vida se opone a preparar a nuestros y nuestras jóvenes a mantener relaciones sexuales seguras, libres e inteligentes, es necesario y urgente generar y transmitir un modelo de sexualidad enriquecedora, madura y saludable. Ello no se alcanza preconizando hipócritas abstinencias o silencios, sino garantizando que las decisiones de la gente joven estén basadas cada vez más en la información, la libertad y el respeto mutuo. Es en su férrea defensa de la prevención de embarazos no deseados y, como resultado, de abortos, basada en la transmisión de valores de equidad y autonomía, por lo que el feminismo es provida.
4. En su delirante cruzada contra el derecho de las mujeres a decidir, el ministro Gallardón amenaza con convertir la normativa actual en más restrictiva aún que la del 1985 y se propone suprimir el supuesto de malformación fetal como causa de interrupción voluntaria del embarazo. Lo hace argumentando que todas aquellas personas que han nacido o que "están a punto de nacer" con cualquier tipo de discapacidad deben tener los mismos derechos que el resto de la ciudadanía. Desde el feminismo nos preguntamos cómo las derechas al frente y a la sombra del Gobierno tienen la desfachatez de autoerigirse como heroicas salvadoras de un colectivo social al que niegan la vida digna mediante el recorte y privatización de servicios, programas y otros apoyos a la autonomía restringida. ¿No será que el Partido Popular busca que seamos las familias, y particularmente las mujeres, las que nos responsabilicemos de las personas a las que ellos obligan a nacer pero de las que desentienden desde su primer minuto de vida?. ¿Las mismas familias y mujeres a las que ellos dejan en la estacada mediante su rescate-estafa de la banca y su destrucción del Estado de Bienestar?. Es en su férrea denuncia de la impostura de los que dicen defender los derechos sociales de lunes a jueves mientras los recortan a golpes de decreto justo antes del fin de semana, por lo que el feminismo se erige hoy más que nunca como provida.
5. El Partido Popular no sólo obliga a mujeres a ser madres en contra de su voluntad sino que impide que muchas otras lo sean a pesar de desearlo y sentirse preparadas para ello. Lo hace mediante la defensa de la esterilización forzosa de personas con discapacidades psíquicas a pesar de la oposición de las entidades sociales y las recomendaciones de la ONU. Lo hace, a su vez ,recurriendo el matrimonio entre personas del mismo sexo ante el Tribunal Constitucional al considerar la familia heterosexual el entorno natural de los hijos [sic]. Y lo hace impidiendo que las mujeres solas o lesbianas puedan acceder a los servicios públicos de reproducción asistida para conseguir quedarse embarazadas sin la intervención de un hombre. El Gobierno reparte de esta manera carnés de buenas y malas madres; buenas y malas mujeres; y decide quién puede formar una familia y quién no. Gallardón dice que la maternidad hace a las mujeres verdaderamente mujeres, pero olvida aclarar (¡qué descuido el suyo!) que se refiere exclusivamente a aquellas que tengan la opción sexual adecuada, pretendan formar el tipo de familia correcto (nuclear, heterosexual, etc.) o no presenten ningún tipo de discapacidad mental. Sólo el Dios de Rouco sabe lo que podría pasar si permitimos que la infancia se críe entre maricones y bolleras o si garantizamos a las personas con diversidad funcional autonomía en las decisiones que afectan a su cuerpo y su sexualidad. Es finalmente en su empeño de defender los derechos y las libertades de TODAS las personas, así como de hacerlo de lunes a domingo, por lo que el feminismo es provida.
El feminismo es provida porque su razón de ser es la construcción de una sociedad más justa y libre que ponga el bienestar y el bien común en el centro; una sociedad que no condene a sus mujeres más pobres, más jóvenes o más vulnerables a morir desangradas con un aborto clandestino; una sociedad que no aspire a domesticar los cuerpos y la vidas de las personas en compartimentos moralizantes; que eduque a sus jóvenes en los principios del raciocinio, la responsabilidad y la verdad para que sus acciones no tengan impactos negativos en ellas o en terceras personas; que incluya, cuide y respete de manera genuina a aquellas personas con diversidad funcional; que acepte la libertad de todos y todas a decidir sus sentires y sus deseos; que no diga una cosa y luego haga otra.
Sin embargo, nos lleva ventaja la retórica de la derecha, anti-elección y prohibitiva. Queda poco tiempo; nuevos ataques se avecinan. Salgamos a las calles, retomemos posesión de lo nuestro y pasemos a la ofensiva. El feminismo, ahora y siempre, es provida.
* Sandra Ezquerra es socióloga y activista feminista
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