Opinión
Ángel y diablo
Por Espido Freire
-Actualizado a
Durante el siglo XIX se las llamaba la cloaca de la sociedad, el espacio sucio, pero necesario, en el que los hombres desahogaban sus más bajos instintos, para que las esposas y la prole legítima no se vieran salpicados de fango. La sexualidad era negada en las mujeres, ángeles del hogar, y asociada con suciedad, debilidad y tara en el varón. Ahora, en 2008, aún relegadas a entornos secretos, y con una consideración social que en nada ha mejorado, las prostitutas continúan sin recibir un trato normalizado, ni una legislación que regule sus circunstancias.
Las víctimas de redes de trata, las mujeres presionadas o forzadas a la prostitución, encuentran en España un país tanto de tránsito como de destino. Un enorme porcentaje de las mujeres que se prostituyen en España son extranjeras. Las latinoamericanas se ven poco a poco sustituidas por las que proceden del este de Europa. Las atrocidades actuales desvían de las cuestiones de fondo: una vez reguladas las situaciones ilegales, tanto por inmigración como por esclavitud, desmanteladas las mafias, ¿cómo enfrentarse a la prostitución?
Las mujeres que ejercen como prostitutas y que consideran que esta actividad es una profesión lamentan los resabios de machismo, de control sobre la sexualidad, que permite alquilar el uso ajeno de bíceps y de cerebros, pero no de vaginas. Se quejan no del maltrato de clientes, pero sí de la explotación de los chulos, y sobre todo, de la censura social que sufren, que les impide una decisión realmente libre sobre su vida.
Resulta igualmente rentable cuando se produce una situación de explotación como cuando la mujer se instala por su cuenta. El sexo genera dinero a todos los niveles, y fuera de toda consideración religiosa, tan unida en ocasiones al propio capitalismo, no hay razones prácticas para no invertir en un negocio que da más beneficios que montar una panadería. Si se desligara de toda actividad delictiva asociada, la duda afloraría. ¿El sexo sin reproducción sigue siendo cosa de diablos?