Opinión
Ciencia y literatura
Por Ciencias
EL JUEGO DE LA CIENCIA // CARLO FRABETTI
* Escritor y matemático
En su sentido más amplio, tanto “ciencia” como “literatura” son términos que abarcan casi todo lo relativo al saber, y que por tanto vendrían a significar prácticamente lo mismo. Etimológicamente, ciencia es sinónimo de conocimiento, y la literatura incluye todo lo escrito, que es casi todo lo pensado. Sin embargo, en su acepción coloquial, se han convertido en términos poco menos que antitéticos, y este divorcio entre “ciencias” y “letras” perjudica a ambos hemisferios culturales. Nuestra inconexa cultura es como un cerebro con el cuerpo calloso atrofiado. Pero, a riesgo de desatar las iras de algunas gentes “de letras”, hay que señalar que la situación no es simétrica. La ciencia avanza cada vez más deprisa, mientras que la literatura convencional está cada vez más estancada (puede parecer la opinión triunfalista de un científico, pero en realidad es el lamento de un escritor, puesto que hace muchos años que dedico más tiempo a la literatura que a las matemáticas).
No en vano el epígrafe de estas páginas de divulgación, en su versión digital, es La ciencia es la única noticia, una cita de Stewart Brand que, por cierto, ha irritado a más de un lector. “Cuando hojeas un periódico o una revista –dice Brand–, los asuntos de interés humano son el mismo cotilleo de siempre; la parte de política y economía, los mismos dramas que se repiten una y otra vez; las modas, la patética ilusión de una novedad... La naturaleza humana no cambia de forma sustancial; la ciencia sí lo hace, y las innovaciones se acumulan una tras otra, alterando el mundo de forma irreversible”. Se puede no estar de acuerdo con las afirmaciones literales de Brand (yo mismo no lo estoy), pero apuntan en la dirección correcta.
Lamentablemente, la literatura rara vez se da por enterada de esa noticia permanente que es la ciencia, que, para no quedar excluida del universo literario, ha tenido que refugiarse en el dorado gueto de la ciencia ficción. Porque la literatura convencional, salvo rarísimas excepciones, no solo no incorpora los temas brindados por la ciencia, sino ni siquiera la nueva sensibilidad, la nueva visión del mundo que se desprende de los deslumbrantes logros científicos del último siglo. Lo que equivale a decir que, en más de un aspecto, muchos escritores actuales siguen anclados en el siglo XIX. Esperemos que los paladines de la “tercera cultura” acudan al rescate. Porque, parafraseando a Bernard Shaw, la literatura es demasiado importante para dejarla en manos de la gente de letras.