ALFONSO EGEA DE HARO

Profesor de Ciencia Política

Las elecciones municipales y regionales en Europa se convierten cada vez con más frecuencia en un referéndum que pierde el partido que gobierna, a veces incluso después de poco tiempo al frente del gobierno (caso de los Liberales Demócratas en el Reino Unido). Tampoco sirve gobernar el país santificado como motor de la recuperación económica (caso de la coalición conservadora liberal en Alemania).

Hay, sin embargo, un discurso político impermeable a estas elecciones-referéndum y que está mayoritariamente desarrollado por la extrema derecha xenófoba. Los Verdaderos Finlandeses han sido los últimos en llegar a un grupo de partidos que, en algunos casos, como Francia (Frente Nacional), Italia (Liga Norte), Bélgica (Vlaams), o Austria (Partido de la Libertad) tienen una influencia decisiva en la estabilidad de los gobiernos o son serios aspirantes a conseguir el poder.

Quizás el elemento más sorprendente en su discurso es el protagonismo de la inmigración. Y sorprende porque la realidad contradice su mensaje de alarma. En Finlandia, el porcentaje de población nacida en el extranjero era del 4,1%, uno de los niveles más bajos en los países europeos (según la OCDE). Tampoco encuentra justificación la combinación de alto desempleo e inmigración: Austria tiene una de las sociedades con más residentes nacidos en el extranjero (15,3%) y también uno de los niveles más bajos de desempleo en Europa (3,8%).

Sin una base empírica consistente, ¿cómo puede seducir tanto su mensaje? Puede deberse a un desplazamiento hacia la derecha de todos los partidos políticos y a un discurso simple y directo basado en riesgos y amenazas. La desafección generada por los partidos tradicionales explicaría también parte de sus fortunas electorales, pero no tanto cómo estos partidos consiguen estabilidad en sus apoyos. Para conseguir esto último juega un papel fundamental la apelación que hacen en su discurso al mercado como medio para garantizar la democracia y una mayor igualdad de oportunidades frente a un Estado burocrático e ineficaz y a una clase política corrupta. Asistimos así a una revitalización del capitalismo popular como alternativa al capitalismo de casino. Vemos cómo la causa de la crisis se convierte ahora en la solución.