Opinión
Los pollos de Evo
Por Javier Vizcaíno
-Actualizado a
Incapaz de perderse un charco así, Alfonso Ussía se lanzó en plancha desde su trampolín opinativo de La Razón y nos salpicó: “Bueno sería que los rosicleres y machorras de la Madre Patria, sector oficial, respondan con su habitual contundencia a este homófobo machista del leninismo que ha humillado sus libertades de elección para encontrar la felicidad. Aunque sea de los suyos, pollos míos”.
El gallo Federico pone un huevo
Qué risa, ¿eh? Pues aún les queda asistir a un probable milagro de los transgénicos. Vean cómo un gallo -de nombre Federico y de apellidos, Jiménez Losantos- desmiente a la naturaleza y pone un huevo en su nido de El Mundo: “Para mí que el origen de estas mamarrachadas radica en el nombre. Ser tan machote y llamarse Evo tiene que haberle acarreado bromas crueles en el colegio y burlas atroces en el Ejército. Podría rebautizarse como Adano Pachamomo, si a Zerolo le parece bien”.
A todo esto, el resto del corral competía en el concurso de loas fúnebres a la misma persona que The Times despedía como “El hombre que robó el sueño olímpico”. Si en la primera remesa de lisonjas se obviaron ciertos detalles de la biografía de Juan Antonio Samaranch, en la segunda partida, esos datos fueron subrayados con admiración. Lean a César Alonso de los Ríos en ABC: “Algunos descubren la mano de los nuevos falangistas cuando acaba de morir el último de ellos, reconocido en el mundo entero, presencia gloriosa de España”.
Con lana del mismo ovillo, José Antonio Vera nos preguntaba en La Razón: “Si se quiere condenar al franquismo, habría que condenar también a Samaranch. ¿Verdad que es ridículo?” Contesten, no se priven...