UCD, con 12 concejales, resultó el partido más votado en las elecciones municipales de 1979 en Cádiz. Sin embargo, la izquierda ganó los comicios claramente con 15 escaños -PSOE, 9; PSA, cuatro, y PCE, dos-, y el socialista Carlos Díaz se convirtió en el primer alcalde de la restauración democrática.

Entonces, la derecha gaditana intentó por todos los medios sembrar dudas sobre la idoneidad de los nuevos munícipes para regir los destinos de la ciudad.

El miedo a los rojos se disipó pronto ante una acción de gobierno que está entre las mejores de la historia de la ciudad. El tripartito destacó en ese mandato por su afán por abrir puertas y ventanas para que los vientos de libertad regresaran a la ciudad de Fermín Salvochea, y lo logró.

Ahora, ante un nuevo triunfo de la izquierda, que acumula 15 de los 27 concejales, la derecha gaditana vuelve a las andadas con otra campañita del miedo frente a Podemos, que resultó la fuerza más votada y que, si no media ninguna mamarrachada democrática, sentará a su cabeza de lista, El Kichi, en el primer sillón de San Juan de Dios.

En esta campaña, desgraciadamente, está participando con la boca chica una parte del PSOE, el más afín a la mamandurria sevillana, que también gusta desacreditar a Podemos y a El Kichi por su presunta radicalidad y alguna que otra infamia y que se siente tentado, por una cuestión de Estado, siempre es una cuestión de Estado en el PSOE de Susana Díaz, de salvar a Cádiz de esos rojos muy peligrosos.

Afortunadamente existe otro PSOE que, con algo más de memoria histórica y sin ningún miedo a la libertad, va a facilitar lo que tiene que ser y no puede ser de otra forma: un ‘puerta y calle’ a Teófila Martínez, con un agradecimiento por los servicios prestados, incluidos puentes y soterramientos, y un nuevo tiempo para Cádiz, con un gobierno municipal más cerca de los que más lo necesitan.

Quizás, en poco tiempo, aparcadas las carajotadas de los primeros momentos de Podemos, esos socialistas dudosos aprecien en el nuevo equipo de gobierno la misma ilusión y las mismas ganas de cambiar Cádiz que impulsaron a Carlos Díaz, Luis Pizarro, Pepe Mena, Gregorio López, Josefina Junquera, Hipólito García o Armando Ruiz, que, aparte de ser socialistas, andalucistas y comunistas, pasaron a la historia de Cádiz por ser unos rojos muy peligrosos.