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Casi 600 alcaldes ganarán las elecciones sin abrir las urnas

La despoblación y el envejecimiento dificultan a los partidos la formación de candidaturas municipales en la España rural, donde los vecinos de 587 pueblos se encuentran con que únicamente se presenta una lista el 26-M

Un ciudadano introduce su voto en una urna en una imagen de archivo.- EFE

EDUARDO BAYONA

La España vaciada se queda desierta también de concejales: los vecinos de 587 municipios de zonas rurales del país no tendrán más que una opción en las elecciones municipales del próximo 26 de mayo ante las dificultades que la despoblación y el envejecimiento han causado a los partidos políticos para armar candidaturas en los pueblos.

La situación, según se refleja en los boletines oficiales de las provincias de los pasados 24 y 30 de abril, fechas en las que se publican las candidaturas oficiales y sus correcciones tras la subsanación de errores, afecta formalmente al 7,2% de los 8.131 municipios del país, casi uno de cada catorce sin incluir pedanías, concejos y entidades menores, y pone sobre la mesa la decadente situación demográfica que se da en ampliar zonas del interior del país y de la cornisa cantábrica.

Además, en varios centenares de pueblos, una cifra muy superior a los 586 con una sola opción, los vecinos saben ya de hecho quién va a ser su próximo alcalde al presentar algunos partidos listas incompletas que hacen que aunque salieran elegidos sus candidatos en ningún caso serían suficientes como para inquietar la mayoría de la lista mayoritaria, habitualmente completa y avalada por el partido que ya gobierna en la localidad.

Listas únicas y listas incompletas, un fenómeno este último más frecuente en municipios de Castilla y León, en Castilla-La Mancha y en Aragón que en el resto de comunidades. reducen la competencia democrática en más de la sexta parte de los municipios del país, la inmensa mayoría de ellos de menos de 250 vecinos censados.

Un fenómeno que se da en nueve de las 17 comunidades

La presencia de listas únicas se da en 25 de las 50 provincias del país y afecta a todas las de seis comunidades autónomas: Aragón, Catalunya y Extremadura, además de las uniprovinciales Asturias, Navarra y La Rioja. Otras dos, Castilla y León y Euskadi, se quedan a una del completo, ya que todos los vecinos de Ávila y Álava podrán optar entre más de una candidatura, algo que no ocurrirá en A Coruña (1), Cuenca (3), Granada (1) y Huelva (1).

Listas únicas y listas incompletas, un fenómeno este último más frecuente en municipios de Castilla y León, en Castilla-La Mancha y en Aragón

El bipartidismo arrasa en la España vacía donde PP y PSOE tienen garantizadas 309 alcaldías (179 y 137) por carecer de rival sus candidatos. Dos tercios de ellas se concentran en Castilla y León y, dentro de esta, en Burgos, donde en más de dos de cada tres circunscripciones se presentan listas únicas, 30 de ellas de independientes.

Ciudadanos tiene aseguradas por ese mismo motivo once ayuntamientos, ocho en Burgos y tres en León, y Podemos a IU, uno en cada una de esas provincias, mientras que tres partidos nacionalistas, de mayor implantación en sus respectivos territorios, suman 88: 42 ERC y 30 JxCat en Catalunya, ya sea con sus propias siglas o con sus ‘marcas blancas’ Acord Municipal y Junts, y 16 Eh Bildu en Euskadi y Navarra.

Otro grupo de partidos de implantación local se ha hecho con 25 alcaldías (13 la Unión del Pueblo Leonés en León, dos el Partido Castellano-Tierra Comunera en Burgos, seis el Par en Aragón y tres Navara Suma y uno Geroa Bai en la comunidad foral) mientras agrupaciones de electores y formaciones locales y comarcales tienen garantizadas 148 alcaldías, el grueso de ellas en Navarra (78) y en Castilla y León (33).

Cuando nadie quiere ser alcalde

Torregalindo, un pueblo de Burgos de 126 habitantes que ha perdido más de treinta en las últimas dos décadas según los datos del padrón, es uno del medio centenar de pueblos españoles en los que nadie se presenta a las elecciones municipales. Hay al menos otros 31 en Navarra, según los datos de su Federación de municipios, que destaca cómo esa cifra ha aumentado en ocho con respecto a las elecciones de 2015.

Ciudadanos tiene asegurados once ayuntamientos

Para esos casos, la normativa electoral prevé una nueva convocatoria en un plazo de seis meses. Si tras esas elecciones no salen elegidos al menos dos tercios de los concejales asignados al consistorio, la diputación provincial o la comunidad autónoma, según quien tenga la competencia, deben formar una comisión gestora que se completa con “personas de adecuada idoneidad o arraigo” que se eligen “teniendo en cuenta los resultados de la última elección municipal”.

Si resulta imposible formar un nuevo ayuntamiento, el municipio se expone a la disolución y a la agregación a uno de los limítrofes, del que pasaría a ser una entidad menor local.

Los efectos secundarios del “paracaidismo”

“En zonas despobladas cada vez hay menos gente, y especialmente menos gente joven, y eso dificulta la confección de las listas”, explica un veterano dirigente del PSOE de una de las comunidades de la España vaciada, que plantea “¿Qué sentido tiene mantener un pueblo que su gente no quiere gestionar?”.

Ante las dificultades para armar las candidaturas, a menudo los partidos optan por aprovechar una herramienta de la normativa electoral que se popularizó en Euskadi en los años del plomo y presentan listas incompletas formadas por militantes de otras poblaciones (puede hacerse en municipios de menos de 250 habitantes) para recoger algunos votos que computan para las diputaciones y los consejos comarcales, al tiempo que rellenan con ellas las candidaturas de las localidades de más de siete concejales.

“Donde hay un equipo que gobierna ya se preocupa el alcalde de atraer gente para su lista en las siguientes elecciones, pero esa tarea es prácticamente imposible en muchos municipios pequeños cuando no tienes implantación”, anota.

Sin embargo, esa práctica tiene en ocasiones un ‘efecto secundario’ negativo: algunos de esos candidatos, conocidos como “paracaidistas” en el argot político, salen en ocasiones elegidos pero no se acercan por el pueblo, con lo que el secretario se encuentra con un problema de falta de concejales y, a veces, incluso de quorum para celebrar los plenos.

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