Alfombra roja para Feijóo en 'El Hormiguero'
De algo le sirvieron los consejos de Miguel Ángel Revilla y Julio Iglesias, gurús televisivos de Feijóo.
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Pedro Sánchez salió de El Hormiguero con alfombra roja. Alberto Núñez Feijóo entró con ella puesta. Quien avisa no es traidor y lo primero que hizo Pablo Motos en el arranque del programa fue dejar claro que la entrevista al presidente del PP sería "diferente": Sánchez fue a rendir cuentas y salió airoso, Feijóo fue a presentarse —que los españoles le "conozcan", le dijo Motos— y también.
De algo le sirvieron los consejos de Miguel Ángel Revilla y Julio Iglesias, gurús televisivos de Feijóo. "Le quiero mucho", reconoció el presidente del PP sobre el cantante, con el que dijo haber hablado hace "tres o cuatro días". Feijóo también aseguró en el show de las hormigas más famosas (y vistas) de la televisión que quería "mucho" a María Guardiola, la dirigente popular extremeña que ha reventado la campaña del PP. Calló cuánto, eso sí, cuánto hace que no habla con ella y qué se dijeron.
Pero sabemos, por lo menos, que Julio Iglesias le recomendó "prepararse" la entrevista y ser él mismo. Que es exactamente lo que hizo cuando, por ejemplo, Motos le preguntó si Santiago Abascal podría ser vicepresidente en un futuro gobierno suyo: balones fuera. "Habrá una vicepresidenta de mi gobierno y sé quién es", contestó. Lo cual no niega que haya otro asiento disponible para el presidente de Vox. Tampoco dijo el nombre de 'la elegida', claro. Porque Feijóo fue a ser él mismo, como le recomendó el cantante: el nombre "no lo sabe ni el cuello de mi camisa", zanjó.
Un poco más arriba, en su cabeza, está un recorte ministerial drástico —por las veces que lo ha repetido parece esta la medida central de su programa— que suprimirá, entre otras cuatro o cinco, la cartera de Igualdad. Feijóo dijo primero que le parecería bien reubicarlo en el Ministerio de Sanidad o Asuntos Sociales, pero pocos minutos después dijo que, en un hipotético futuro gobierno del PP con él como presidente, Igualdad dependería de presidencia. Esta fue también la fórmula de la primera legislatura de Pedro Sánchez.
Pero Feijóo iba a presentarse y fue exactamente lo que hizo: decir en prime time lo que ya se sabía. Que el PP tiene serias dificultades para definir su postura con la eutanasia —el único aprieto de la noche para él y que zanjó con un relato en el que mezcló la eutanasia con la sedación paliativa— o que, según él y la mayoría de su partido, una menor que quiera abortar pero no tenga el consentimiento de sus padres ha de acudir a un juzgado de familia.
Se fue sin responder por el sueldo de 39.260 euros que cobra del partido y que, tras casi nueve meses ocultándolo a la prensa, al Senado y al Consejo de Transparencia, Génova filtró horas antes de sentarse en el mismo programa en el que más de tres millones de personas vieron solo un dia antes a un Pedro Sánchez crecido y convencido.
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