Este artículo se publicó hace 4 años.
Billy el NiñoVíctimas de 'Billy el Niño': "Que haya muerto sin ser juzgado prueba que la democracia tiene restos de franquismo"
Varias víctimas del exinspector de la Brigada Político y Social franquista señalan a Público su sensación de impotencia y desolación tras conocer la muerte del expolicía por no haber conseguido que tuviera que rendir cuentas ante los tribunales. Apuntan que seguirán buscando justicia para las víctimas de la dictadura pese a su fallecimiento.
Alejandro Torrús
Madrid-
Lidia Falcón fue torturada hasta la saciedad en el otoño de 1974. Fue golpeada, insultada y humillada. El responsable de aquellos torturas, aquel hombre que le gritó "ya no parirás más, puta" mientras le golpeaba en el estómago era el inspector de la Brigada Político y Social del franquismo Antonio González Pacheco. El torturador falleció este jueves por la mañana. Horas después, Lidia Falcón responde a la llamada de este periódico y visiblemente emocionada responde: "No es una buena noticia. Tenía la esperanza de verlo juzgado. Ya sé que era complicado, pero dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Yo quería verlo delante de un juez y quería contar a la Justicia lo que me hizo pasar. Pero, al final, se ha muerto en la cama, impune, como Franco y como todos los criminales que destrozaron este país".
La respuesta de Falcón no es excepcional. Este periódico ha contactado con varias víctimas de torturas del expolicía que en los últimos años han presentado querellas tanto en Argentina como en España. La respuesta, al otro lado del teléfono, ha sido prácticamente idéntica. La desolación y la impotencia de saber que el ejecutor de las brutales torturas que sufrieron por su lucha contra el franquismo fallecía sin responder ante la Justicia de sus actuaciones y, además, con cuatro condecoraciones policiales en su haber. De fondo, y presente en todas las conversaciones, estaba la figura de Chato Galante, el luchador antifranquista, fallecido recientemente, que también ha sido impulsor de muchas de las últimas querellas en los juzgados españoles.
Es el caso, por ejemplo, de Felisa Echegoyen. Esta mujer fue detenida durante los últimos años de dictadura por su activismo en la Liga Comunista Revolucionaria (LCR). La Policía tiró la puerta abajo y comenzó a buscar la máquina con la que supuestamente imprimían las octavillas, pero los agentes estaban equivocados. En esa casa se habían estado quemando documentos, pero no era propaganda. Eran las actas de las reuniones de la cúpula de la Liga. A Echegoyen se la llevaron a rastras. En los interrogatorios con 'Billy el Niño' sufrió golpes, insultos y vejaciones. Fue tanto el pánico que llegó a quedarse completamente rígida. Pensó que nunca saldría de esa sala de interrogatorio.
"Es una muy mala noticia que agranda la deuda de esta democracia con sus víctimas"
Pero Echegoyen salió y a día de hoy sigue luchando por acabar con la impunidad franquista. Cuenta que la noticia del fallecimiento de González Pacheco le ha sentado mal. Muy mal. "Me ha dejado completamente 'planchada'. Creo que estábamos estrechando el cerco y que cada vez teníamos más cerca el poder juzgarlo. La sensación es de tristeza. Nunca me alegraré de la muerte de alguien, por mucho que sea un torturador", relata.
Esta querellante contra Billy el Niño señala que tenía muchas esperanzas depositadas en el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, donde los abogados de la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina (CEAQUA) habían presentado tres reclamaciones por la vulneración del derecho a la justicia de las víctimas del franquismo. Una de estas reclamaciones era la de Felisa Echegoyen. La reclamación, explica el abogado Jacinto Lara, continuará, pero González Pacheco ya no vivirá para ver la resolución del Comité.
Los querellantes y víctimas de torturas del expolicía, Miguel Ángel Gómez y Luis Suárez, también transmiten a Público su pesar por la noticia. Gómez fue torturado por el expolicía Antonio González Pacheco, conocido como Billy el Niño, en dos ocasiones. La primera, en 1971, cuando tenía 18 años. La segunda, en 1973, tenía 19 años. El motivo: su militancia en la Liga Comunista Revolucionaria. Los métodos de tortura fueron 'el corro o gallinita ciega', 'el pato', 'la tortura de la planta de los pies y glúteos', 'la tortura del sueño' y la del 'quirófano'. Todo ello mezclado con golpes. Muchos golpes. Ahora, lucha por acabar con la impunidad del responsable de aquellas torturas.
"Se nos ha escapado. Después de muchos años de trabajo estábamos acercándonos al objetivo"
"Se nos ha escapado. Después de muchos años de trabajo estábamos acercándonos al objetivo. Pero que nadie se equivoque. Nosotros seguiremos luchando porque todavía quedan criminales y muchos temas que solucionar. Hay torturadores, las cunetas siguen llenas de fosas y una larga lista de víctimas que están esperando a la Justicia", explica Gómez.
Tanto él como Suárez explican que la lucha que emprendieron hace ahora prácticamente diez años ni siquiera era por una satisfacción personal. El objetivo era acabar con los restos del franquismo que continúan dentro de la democracia. Para ellos, que Billy el Niño se haya ido sin juzgar es una muestra más de la pervivencia del franquismo. "Nuestra lucha es por sacar los restos del franquismo de la sociedad y de las instituciones. Que Billy el Niño se haya ido sin ser investigado es una muestra de que esta democracia tiene restos de franquismo en sus instituciones", sentencia Gómez.
Luis Suárez también había sufrido las torturas del expolicía por su militancia política. Él, según confesó a este periódico, llegó a dudar de si podría salir con vida de su detención. Hoy, más de 40 años después, asegura que siente tristeza por la muerte de su torturador. "La muerte de González Pachecho no me alegra. No me puedo alegrar por la muerte de ninguna persona. Pero políticamente hablando también considero que es una muy mala noticia que agranda la deuda de esta democracia con sus víctimas. Es un fallo más del sistema que provoca muchas más injusticias", explica este hombre.
"Todo este esfuerzo era por higiene democrática, para tratar de sacar al franquismo de las instituciones", dice Luis Suárez
Suárez, además, explica que para sus víctimas también es un momento delicado. La lucha que acumulan durante muchos años para conseguir juzgar a González Pacheco ha sido intensa, ha estado llena de sacrificios, también económicos, de viajes para dar publicidad a la causa, de relatar una y otra vez momentos que uno prefiere olvidar, pero seguían adelante con la idea de que un día obtendrían justicia. No ha sido así. "Yo no he hecho todo este esfuerzo por mí. Soy una persona que duerme bien por las noches. No tengo traumas. Todo este esfuerzo era por higiene democrática, para tratar de sacar al franquismo de las instituciones", explica.
De hecho, muchas de las personas que han acudido a los tribunales para querellarse contra Billy el Niño han mostrado en más de una ocasión su cansancio de verse reflejados una y otra vez como víctimas y de verse expuestas en los medios de comunicación donde, en varias ocasiones, recibían insultos a través de los sistemas de comentarios o en redes sociales. Otras víctimas de torturas, como Rosa María García, fueron, con el paso del tiempo, superando su miedo a ofrecer su testimonio a los medios y contando su historia en primera persona.
Rosa también fue detenida y torturada por su militancia antifranquista. A ella le hicieron creer que la llevaban a un bosque para ser ejecutada. No era verdad. Después fue vejada y torturada. Desde hace años, participa en las diferentes iniciativas para poner fin a la impunidad de la dictadura en general y del torturador en particular. "Me fastidia que se haya muerto sin haber sido investigado y con todas sus condecoraciones. Parece que se ha ido 'de rositas' y esto no debería ocurrir en una democracia que se considera tal", sentencia García.
Las víctimas de Billy el Niño contactadas por este periódico, no obstante, también son unánimes en el mensaje final. La muerte de Billy el Niño no soluciona el problema de la impunidad del franquismo en España y seguirán batallando desde diferentes frentes para que las víctimas tengan acceso a la justicia: "Aquí no se va a rendir nadie. Te lo aseguro", sentencia Rosa María García.
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