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David Fernàndez, exdiputado de la CUP: "Hay jueces que son correos de la Guardia Civil, funcionan a su dictado"

L'activista David Fernández en una roda de premsa, en una imatge d'arxiu
El activista David Fernàndez, en una rueda de prensa. Imagen de archivo. — Sara Escalera / ACN

Hace tiempo que la política catalana se ve salpicada de vez en cuando por nuevas revelaciones de personas espiadas. Este jueves fue el caso del exdiputado de la CUP David Fernèndez, ahora miembro de la junta de Òmnium Cultural, de quien trascendió que la Audiencia Nacional había autorizado el espionaje en el marco de la causa contra Tsunami Democràtic por terrorismo.

"Cuando te plantan allí unos cientos de folios con tu vida privada en directo y el Estado dentro de tu casa, la reacción fisiológica es de asco; y la política, también", afirma en una entrevista telefónica con Público. Hablamos de cómo ha afectado la represión y también del rol de la cúpula judicial y los cuerpos policiales en la persecución del independentismo, especialmente ahora que la amnistía ya está en trámite en el Congreso.

¿Le sorprendió la noticia de que le habían espiado?

No, pero no por eso me deja de escandalizar e indignar. Yo estoy en una causa judicial contra Pegasus, desde que me avisaron hace ya unos años de CitizenLab de que había tenido dos intentos de infección. Una causa judicial larguísima, dilatada, con muchos bloqueos por todas partes. Lo que ocurre es que cuando te plantan allí unos cientos de folios con tu vida privada en directo y el Estado dentro de tu casa, la reacción fisiológica es de asco; y la política, también.

Más allá de la judicialización de la política, hemos visto cómo la represión ha conducido hacia ese espionaje de activistas, afectados también por infiltraciones policiales. ¿Es una nueva fase?

"Esta no es una causa sin pruebas, es una causa sin delitos"

Es una fase que estamos conociendo, pero esto ya tiene prácticamente tres, cuatro años. Lo que se está haciendo público es cuál es el alcance de lo que se desplegó en ese momento, que creo que no hemos terminado [de saberlo] todavía. Aquí están dos perversiones absolutas.

Una es que, para ello, no tienen otro remedio para darle una aparente fachada legal que convertirnos a todos en terroristas, porque son las únicas herramientas dentro del marco legal que autorizan este tipo de intervenciones tan salvajes. El tráfico de drogas, el terrorismo, las mafias... Es una brutalidad convertir la disidencia política, y en este caso una mayoría política, en un contexto de terrorismo.

Desde Òmnium muchas veces hemos pedido explicaciones a [Fernando Grande] Marlaska. Llegaron a decir que el marco jurídico habilitante era la lucha contra el terrorismo. Uno de los marcos de la negociación es precisamente sacar el independentismo del ámbito de la lucha antiterrorista.

¿Cuál es la otra "perversión"?

Este asalto total a la privacidad y la intimidad. Por mucho que nos sepamos en el compromiso colectivo con los derechos civiles, cuando ves una conversación con tu madre reproducida en papeles de la Guardia Civil hablando de fruta y estufas, pues dices: "¿Qué mierda es esto?"

La vida de los otros es una referencia cinematográfica universal sobre el espionaje total, pero, como dice muy bien Antonio Batista, la referencia exacta, concreta, histórica y política precisa se llama Via Laietana 43 y brigada político-social del franquismo, que también lo escuchaba todo. Ésta no es una causa sin pruebas, es una causa sin delitos, porque lo que están investigando son hechos y opiniones políticas, e ideologías y disidencias, y esto es propio de una dictadura.

¿Cómo traza la relación entre la comisaría de Via Laietana y la actualidad?

Lo digo como nuestra referencia concreta, a partir de La vida de los otros como referencia universal. Es lo que significó una ideología, en este caso de una dictadura como la franquista, que ha pervivido, no biológicamente, porque han pasado muchos años, pero sí ideológicamente.

Esa obsesión contra lo distinto, contra lo diferente... El "todo por la patria" es todo. Creo que el único cuerpo que no ha hecho la Transición en este país es la Guardia Civil, y que es un estado dentro del Estado.

¿Qué papel juega respecto a la cúpula judicial?

Existe una figura propia de esquemas de lawfare o de guerra sucia, que es que la Guardia Civil no es auxiliar de jueces concretos o de una investigación determinada. Hay jueces auxiliares de la Guardia Civil.

Y esto no es de ahora, esto ocurrió con [el diario vasco] Egunkaria. Quien cierra Egunkaria es la Guardia Civil, que le dice al juez que lo haga. ¿Tú quién eres para cerrar un periódico? Tenemos un grave y severo problema. No es nada personal, el mío es un caso más entre decenas de personas investigadas y espiadas.

¿Qué consecuencias ha tenido este seguimiento a nivel personal sobre el movimiento independentista?

Desgraciadamente, porque tenemos memoria, los efectos psicosociales de la represión son muchos. Es necesaria mucha conciencia. Yo no he cambiado nada de mi compromiso con la actividad política, al contrario, lo he redoblado. Pero la sensación de fragilidad, persecución, duda, desconfianza, intimidación, que es lo que pretende la represión, es obvio que tiene unos efectos.

"Se está persiguiendo a un movimiento estrictamente democrático y al derecho de protesta"

Esto genera una realidad de estar permanentemente controlados. En este caso, con la perversión absoluta de que se está persiguiendo a un movimiento estrictamente democrático y al derecho de protesta, que es lo que significó Tsunami en ese contexto.

La causa de Tsunami se ha reactivado a las puertas de la tramitación de la amnistía. ¿Es el intento de la judicatura de dinamitarla?

Creo que es otra palabra que hemos aprendido hace unos años, que es la doctrina del choque, y, en este caso, la doctrina del choque de Estado, por eso hablo de la Guardia Civil. Es intentar ganar por la vía judicial lo que no ganan en las urnas.

Tsunami, antes del 23 de julio, estaba a punto de redirigir toda la causa hacia un juzgado de Barcelona por desórdenes públicos agravados. Es el resultado del 23 de julio el que anima a la Guardia Civil a correr a redactar un nuevo informe en el que incorpora a Carles Puigdemont en un delito gravísimo de terrorismo.

"Hay jueces que son correos de la Guardia Civil, funcionan a su dictado"

Y, de hecho, ahora recientemente incorpora a dos agentes de la Policía Nacional heridos en Urquinaona, una protesta que nada tiene que ver con Tsunami, y lo hace al día siguiente de que entre [a trámite en el Congreso] la ley de amnistía, fijándose en lo que dice la ley. Hay jueces que son correos de la Guardia Civil, funcionan a su dictado.

¿Existen contrapesos?

En mi caso, una de las partes más curiosas es que quien pide en marzo de 2020 que se interrumpa de inmediato el espionaje masivo a mi vida es el propio fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Miguel Ángel Carballo, que en un escrito dice literalmente que si no se para, difícilmente podrá justificarse el mandato constitucional de motivación y proporcionalidades. Quien está diciendo que se están vulnerando mis derechos es el propio fiscal.

Estamos viendo oposición de los poderes del Estado al propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por la amnistía. ¿Sánchez tiene posibilidades de vencer ese pulso?

Sánchez solo, seguro que no. Permite que te cambie Sánchez por la democracia. La democracia tiene la posibilidad de ganar, también la de perder. Yo no le deseo ni a mi peor adversario político que entren en su vida personal. Y yo creo que la democracia sí debería ganar esta batalla, si no estaremos en un sitio peor, en un lapso más bien corto.

Si el programa político para que no gobierne la extrema derecha ni aquí ni en ninguna parte se reduce simplemente a que no gobierne la extrema derecha, únicamente como proclama, ésta es la vía más corta para que gane.

Lo necesario son políticas públicas democráticas muy sólidas en todos los ámbitos: sociales, de reconocimiento de la plurinacionalidad, pero también de defensa de los derechos civiles y políticos.

Cabe recordar que todo esto ocurre con Marlaska de ministro. En 2020, quien está al frente del Ministerio del Interior y del de Defensa son Grande-Marlaska y Margarita Robles. No es Jorge Fernández-Díaz, Zoido y Cospedal. Esto se produce bajo el gobierno que se llamaba el más progresista de la historia.

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