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Estalla la guerra total en el PP entre Ayuso y Casado con acusaciones de espionaje y supuestos contratos irregulares

La pelea interna del PP llega tras conocer los resultados de Castilla y León, cuando el partido de Casado ha de solventar su relación con Vox, a quien necesita para gobernar en la comunidad autónoma.

El presidente del PP, Pablo Casado junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se saludan en el acto de cierre de campaña a la presidencia de la presidencia de la Junta de Castilla y León.
El presidente del PP, Pablo Casado junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en una imagen de archivo.  Nacho Gallego / EFE

La venganza se sirve en plato frío. Y la guerra total en el PP ha esperado a que se contaran los votos en Castilla y León para reventar. Otra vez la dirección nacional de la calle Génova se bate en duelo con la madrileña de la Puerta del Sol, y viceversa. El liderazgo de Pablo Casado, en la cuerda floja.

El equipo de Isabel Díaz Ayuso ha esperado a que pasaran las elecciones autonómicas para sacar a la luz, a través de filtraciones a El Mundo y El Confidencial, que sus compañeros de Génova encargaron a detectives privados investigar su entorno más próximo, el círculo de la propia presidenta madrileña. 

Según estas informaciones, la dirección del PP comandada por Casado, tras los buenos resultados de Díaz Ayuso en las elecciones autonómicas de mayo del año pasado, operó a través de Ángel Carromero, director general de Coordinación del alcalde José Luis Martínez-Almeida, también portavoz nacional del PP. Carromero mantendría, de este modo, línea directa con el propio Casado y con el secretario general popular, Teodoro García Egea.

Los detectives tendrían que comprobar si el hermano de la presidenta madrileña, Tomás Díaz Ayuso, recibió una comisión por la adjudicación a dedo de un contrato de 1,5 millones de euros a una empresa (Priviet Sportive SL) propiedad de un íntimo de la familia (Daniel Alcázar Barranco). Un contrato para comprar mascarillas FFP2 y FFP3 durante la pandemia.

La cuenta oficial del PP en redes sociales echaba humo en la noche de este miércoles, negando las acusaciones. "El Partido Popular desmiente tajantemente las informaciones publicadas en relación a una supuesta investigación sobre los contratos sanitarios adjudicados por la Comunidad de Madrid y tomará las medidas judiciales oportunas ante estas falsedades", reproducía en Twitter.

Cisma en la derecha

Los resultados de Castilla y León han abierto un cisma en el PP que profundiza en la crónica pelea entre Casado y Ayuso, entre la dirección nacional y la madrileña. Alfonso Fernández Mañueco necesita de Vox para gobernar. Casado, sin embargo, evita pronunciarse a favor de compartir sus gobiernos con los de Santiago Abascal. La Unión Europea mira con preocupación a Valladolid: el partido de la oposición podría cogobernar con la ultraderecha nacionalista (antieuropea en algunas latitudes orientales).

Díaz Ayuso, esta semana, defendía abiertamente un pacto con Vox del PP en Castilla y León: "Que no nos importe lo que opina la izquierda de nuestros pactos". Casado, el mismo martes, abogaba por alejar al PP de "radicalismos y populismos". Las diferencias estratégicas también se evidenciaban entre la dirección estatal y la madrileña, como el agua y el aceite.  

"No veo las ventajas para España de que la señora Le Pen estuviera en el Gobierno". El expresidente del Gobierno, José María Aznar, se pronunciaba con estas palabras este miércoles en un acto del Círculo Ecuestre de Barcelona. Veladamente, el líder espiritual de buena parte de la derecha se posicionaba contra un posible acuerdo de Mañueco con Vox para cogobernar en Castilla y León, de Casado con Abascal para compartir el Consejo de Ministros.

El conflicto entre Estados Unidos y Rusia está muy presente en las derechas y ultraderechas europeas (y españolas), el atlantismo clásico se repele con algunas afinidades por la Rusia de Vladimir Putin de otros grupos ultraconservadores. Las nuevas tendencias populistas no mueven a Aznar de su tradición otanista, atlantista hasta la médula.

La derecha afronta, así, a cara de perro, la reconfiguración de este espacio político. Tras la (casi) desaparición de Ciudadanos, el PP aspira a reunir todo el espectro (desde el centroderecha hasta los ultras) en su seno (cumpliendo con la teoría de Aznar). Para ello, el PP ha de confrontar e intentar ganar a un Vox consolidado e, incluso, en auge.

Mientras, el PP se enfrenta a una crisis interna que puede acabar con el liderazgo de Casado, Ayuso va a por todas. Y Ayuso no es la única líder territorial capaz de hacer sombra a Génova. La derecha se acuchilla, como en las tragedias de Shakesperare. Y, de fondo, se mantiene la duda: cómo se relacionará el PP con Vox. Y, en la epidermis, la tragedia de dos líderes que no se soportan, irreconciliables.

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