Este artículo se publicó hace 2 años.
¿Puede Vox darle el 'sorpasso' al PP en Granada?
El partido de Feijóo lleva unos años de tensiones internas e inestabilidad en la provincia nazarí, especialmente en la capital, sin un liderazgo claro en la formación conservadora, mientras las encuestas muestran un fuerte ascenso de la ultraderecha en las próximas elecciones autonómicas.
José A. Cano
Granada-Actualizado a
¿Es posible un sorpasso de Vox en plazas de Andalucía tradicionalmente dominadas por el PP, como Granada? A principios de mes, el Barómetro Andaluz de la Fundación CENTRA calculaba al partido de extrema derecha un 19% del voto y 22 escaños en las inminentes, aunque aún sin fecha, elecciones autonómicas. Eso sí, con un PP de Juanma Moreno entorno al 34% de votos y 44 escaños, y sin una alternativa clara a su izquierda.
Por las mismas fechas, el panel de la web Electomanía para unas Elecciones Generales vaticinaba un resultado inesperado: Vox "sorpassaba" al PP en la provincia de Granada, sobre todo en la capital, a pesar del efecto Feijoo. La encuesta de Electomanía se atrevía a desagregar datos por municipios anticipando excelentes resultados para la formación verde en la Costa Tropical granadina e incluso el área metropolitana, feudo más socialista. Algunos expertos cuestionan su metodología por ser de participación abierta y voluntaria, es decir, que sus resultados podrían depender del grado de organización y movilización en redes de determinados sectores pero no ser representativos de una movilización electoral a pie de calle.
La analista Ana Salazar, de la consultora Idus3, preguntada por este diario, cree que es "difícil de ver" un adelantamiento a cualquier nivel electoral dentro de Andalucía. "El Partido Popular tendrá sus problemas, pero es un partido serio en cuanto a estructura e implantación. Tiene cuadros en municipios, provincias, etc. Como organización, es muy serio. Vox tiene cuadros en
algunos sitios, pero no en todos. Esa debilidad estructural, por ejemplo, la ha pagado Ciudadanos, que apenas tenía red territorial".
"Es como cuando se decía que Podemos iba a sorpassar al PSOE, y eso lo daban más encuestas: es que no es tan fácil", según Salzar
Añade un símil fácil: "Es como cuando se decía que Podemos iba a sorpassar al PSOE, y eso lo daban más encuestas: es que no es tan fácil, estamos hablando de partidos con estructuras muy fuertes". Salazar cree que "sin más datos en las manos, me cuesta ver que Vox pueda adelantar al PP, a ningún nivel". El votante popular "es muy fiel, muy leal. Al PP de Granada le podría perjudicar la ausencia reciente de un liderazgo definido, pero no es tan fácil".
La única ventaja que ve al partido de Santiago Abascal es que está pescando en "el movimiento de fondo voto reactivo, de cabreo, que pesca en todos los partidos pero sobre todo en el PP porque Vox es una escisión". Salazar considera que Vox "esta creciendo en Andalucía" pero "no tanto como para comerse al PP en las andaluzas o al PSOE en las generales".
Cuando alguien se plantea votar a la extrema derecha, opina, es "por una reacción hacia una situación vital: inflación, salarios precarios, acceso a la vivienda... Cuando ves que tu vida no tiene expectativas se produce el clic para el voto reactivo: me cabreo con el mundo, la política es una mierda... Eso en un votante moderado, el de extrema derecha ya seguía a Vox porque
tiene mensajes para ellos".
Crisis del PP en Granada y liderazgos en paracaídas
El PP de Granada, tanto en la provincia como sobre todo en la capital, lleva unos años inmerso en su particular Juego de Tronos tras años de hegemonía y estabilidad. Las tensiones internas del partido saltaron por los aires con el famoso pacto del "2+2" en el que, tras quedar como segunda fuerza más votada frente al PSOE del actual primer edil, Francisco Cuenca, el candidato popular, Sebastián Pérez, negoció repartirse la alcaldía con el de Ciudadanos, el entonces exsocialista Luis Salvador.
Vox "esta creciendo en Andalucía" pero "no tanto como para comerse al PP en las andaluzas o al PSOE en las generales"
Aunque se insinuaron presiones tanto de Madrid como de Sevilla para intercambiar la ciudad nazarí por otras de más peso para el PP andaluz, como Málaga, también se advertía un deseo de acabar con el propio Sebastián Pérez, último superviviente de los gobiernos del entonces imputado y hoy absuelto José Torres Hurtado, que abandonó la alcaldía de Granada tras tres
legislaturas y media, dimitiendo y por la puerta de atrás, en 2016.
Como quiera que Ciudadanos no respetó el pacto o sostuvo que sus condiciones eran diferentes, Pérez acabó abandonando el PP y reventando las mayorías del pleno granadino, de manera que el alcalde terminó siendo de nuevo el socialista Cuenca -que sustituyó a Torres Hurtado en 2016 y fue el más votado en 2019- con apoyo del propio Luis Salvador y otro de sus ediles, abandonando ambos Ciudadanos y pasando a no adscritos.
El problema no estaría tanto en la mala imagen del PP a nivel local como de la ausencia de un liderazgo claro en el partido, ya que parte del problema fue la incapacidad entre Sevilla y Granada en decidir un candidato para hacer cumplir el "2+2" tras la salida de Pérez. Se ha rumoreado que el presidente Moreno Bonilla y su mano derecha Elías Bendodo barajan nombres como los de Marifrán Carazo, actual consejera de Fomento, y Rocío Díaz, directora del
Patronato de la Alhambra. Ambas fueron concejalas con Torres Hurtado y son conocidas en la ciudad, pero no se han visto salpicadas ni por las guerras internas ni por las sospechas de corrupción.
El problema no estaría tanto en la mala imagen del PP a nivel local como de la ausencia de un liderazgo claro en el partido
El liderazgo de Vox a nivel provincial en Granada sería más visible al estar encarnado en Macarena Olona, diputada en el Congreso y candidata virtual de la formación a la Junta de Andalucía. Como mucho jugaría en su contra su condición de cunera o paracaidista: Olona nació y se crio en Alicante y ha desarrollado su actividad profesional previa a la política entre dicha ciudad y el País Vasco, por lo que su relación con la provincia y con Andalucía, donde
nunca ha residido, apenas fue lateral hasta 2019.
En ese sentido, la debilidad estructural de Vox se ve en su propio grupo parlamentario andaluz. Su candidato en diciembre de 2018, el exjuez Francisco Serrano, tuvo que dimitir tras ser acusado de fraude de subvenciones en julio de 2020. Unos meses antes, la cabeza de lista por Almería en esas mismas autonómicas, Luz Belinda Rodríguez, pasaba a no adscrita tras acusar al partido de acoso laboral; más tarde, se pasaba a Falange, cuya bandera llegó a colgar en su despacho, y finalmente ha acabado fundando su propio partido, Libres, que ha anunciado que se presentará en al menos cuatro provincias en las próximas elecciones. Finalmente el que fue letrado del partido en la cámara andaluza, Francisco Javier Martínez, ha acabado militando en la escisión aún más escorada a la derecha de Vox, TúPatria (sic).
La estrategia de moderación de Moreno Bonilla
Manuel Rodríguez, consultor político y director de Cámara Cívica, considera que Vox "todavía no está lo suficientemente maduro. Está en fase de crecimiento, en el sentido de que hay varios territorios en los que consigue una intención de voto bastante interesante para sus objetivos como organización. Pero al final este tipo de ciclos que viven los partidos, en los que captan la atención de parte de la población por ser los nuevos, los que dicen la verdad, tienen que verse a la ahora de votar, que no está claro cuánta gente finalmente acude a las urnas y de los que acuden cuantos se decantan por las nuevas siglas o las soluciones más tradicionales".
Rodríguez, igual que Salazar, cree que se debe diferenciar "quien vota a Vox porque está descontento con el PP o el espectro de la derecha y el voto de protesta". Lo que ocurre, opina "es que ese voto de protesta es muy volátil. Una vez que Vox entra en las consejerías de un gobierno autonómico, como es el de Castilla y León, es posible que sufra desgaste". Así, ve previsible "que no metan el turbo con sus políticas públicas más polémicas hasta que no pase
el ciclo electoral, o al menos las andaluzas".
Ciudadanos o Podemos, a los que ya pasó factura que al ser partidos nuevos "no tenían un voto identitario o fiel"
De nuevo, señala los ejemplos recientes de Ciudadanos o Podemos, a los que ya pasó factura que al ser partidos nuevos "no tenían un voto identitario o fiel, sino voto protesta de diferentes tipos, sea descontento con los partidos tradicionales o del cabreo. Las encuestas daba que ambos tenían voto muy transversal, que venía de todos los lados del espectro, y les fue bien en sus primeras elecciones, pero luego vieron que ese votante podía volver a casa, eligiendo al original cuando el nuevo no les acababa de confiar".
En el caso del PP y Vox, sí ve que el argumento que puede convencer al dudoso de derechas es "el contrario: cuando el PP ofrece pactos de gobernabilidad al PSOE, puede haber quien diga que para eso vota a Vox porque lo que quieres un gobierno de derechas fuerte".
Finalmente, queda la cuestión de la táctica del PP para consolidarse en el poder en Andalucía mostrándose moderado: "El plan es ser el nuevo partido de orden, en sustitución del PSOE. Es un orden que quieren cambiar, con una retórica neoliberal, pero saben que en Andalucía el estado del bienestar y la excesiva dependencia del sector primario y terciario crean mucha precariedad".
El votante andaluz, opina Rodríguez, "sigue siendo progresista, así que el PP no puede radicalizar su discurso tanto como querría". Entre otras cosas "porque Moreno Bonilla quiere ejercer otro tipo de liderazgo, más moderado. Esa centralidad en el tablero es muy compleja".
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