La unidad de la izquierda tendrá una primera prueba de fuego en los siguientes meses, en concreto entre este mes de noviembre y finales de enero del próximo año. En los calendarios de Podemos y de Izquierda Unida se contempla que este sea el tiempo previsto para cerrar las coaliciones que se presentarán a las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023; de las alianzas, y también de los desencuentros, dependerá buena parte del capital político que ambas van a llevar a su cita con las urnas.

Este plazo no es tanto fruto de un acuerdo entre las dos organizaciones, como sí del devenir de los calendarios que ambas manejan respecto a su preparación de cara a los comicios (primarias, elaboración de los programas, diseño de sus hojas de ruta...). Como es habitual y ha sucedido en años anteriores, Podemos e IU, como partidos autónomos, pasan por un proceso en el seno de sus estructuras y militancias antes de encarar las negociaciones para tratar de alcanzar confluencias.

Los de Ione Belarra acaban de finalizar la fase más importante de su proceso interno después de celebrar sus primarias tanto en los municipios como en las comunidades autónomas. En esta ocasión, la formación morada ha acelerado su preparación y ha decidido aunar todas las votaciones en un mismo plazo y calendario: la militancia de Podemos de los distintos territorios votó a sus candidatos a la vez en un proceso que se desarrolló entre el 14 de octubre y el 4 de noviembre.

El 5 y el 6 de este mes, los de Belarra celebraron su Universidad de Otoño, donde presentaron a las personas designadas para liderar sus candidaturas en las distintas autonomías y municipios. Previamente, durante meses la Secretaría de Organización había trabajado en una estrategia de preparación de estas primarias, que incluía, entre otras acciones, la reactivación de los círculos militantes o la formación de dirigentes y cargos municipales.

En Izquierda Unida el proceso es distinto. El partido liderado por Alberto Garzón arrancó su fase de preparación de cara al ciclo electoral de 2023 el pasado mes de julio con la celebración, los días 2 y 3, de una reunión de la  Coordinadora Federal y de la Segunda Asamblea de Activistas de IU.

En estos encuentros se abordaron dos cuestiones clave: la preparación del programa marco general para estos comicios y los procesos de primarias en los territorios. Se decidió que el programa se cerraría a finales de noviembre y, según fuentes del partido, su redacción está prácticamente finalizada y estará listo en el tiempo establecido.

Enero, mes clave

Lejos de ser un programa exhaustivo, se trata más bien de una hoja de ruta general con principios básicos que complementa a los distintos programas que se elaborarán en cada federación territorial de IU. Estos últimos contemplan las problemáticas y los contextos de cada lugar y ponen el énfasis en las diferentes cuestiones que definen una determinada zona (la despoblación, la emergencia climática, la lengua de una región, el desempleo en una zona especialmente deprimida a nivel económico, etc).

En cuanto a las primarias, por estatutos su organización corresponde a cada federación, aunque se aprobó un reglamento general en la Coordinadora Federal. En este sentido, los procesos se darán a distintos ritmos dependiendo de los territorios (en España hay más de 8.000 que van a celebrar elecciones).

En aquellos donde solo se ha presentado una opción no ha habido primarias, y en la actualidad ya se están proclamando candidaturas; está previsto que la mayoría de lugares donde se presentan varias opciones concluyan sus primarias antes de las navidades, aunque en enero habrá procesos que no hayan finalizado todavía.

Con todo, enero será el mes decisivo para que Podemos e Izquierda Unida negocien sus alianzas de cara a las elecciones de mayo. De nuevo, el ritmo dependerá en gran medida de cada territorio (sobre todo en el caso de las municipales), aunque también se prevé que haya reuniones a nivel estatal para cerrar pactos que terminen por impulsar la unidad en las autonomías.

Ambos partidos coinciden en que el objetivo es alcanzar coaliciones allí donde sea posible. Se busca, por lo tanto, revalidar como mínimo las candidaturas de unidad que concurrieron a las elecciones municipales y autonómicas de 2019, pero también se aspira a cerrar acuerdos en aquellos territorios donde Podemos e Izquierda Unida no concurrieron juntos hace cuatro años.

En las elecciones de Castilla y León celebradas en febrero, por ejemplo, las dos formaciones pactaron presentarse juntas, aunque en 2019 habían concurrido por separado en este territorio. En algunos lugares las alianzas van más allá de estas formaciones, y también se buscaría ampliar las coaliciones con otros partidos representativos de la izquierda: es el caso de Compromís en València o de la Chunta en Aragón (y podría ser también el caso de Más Madrid).

Finales de enero, insisten ambas organizaciones, no es un plazo límite, ya que no quieren que las prisas del calendario puedan ayudar a romper alianzas que, en algunos casos, ya serán muy difíciles de fraguar. Sin embargo, el desarrollo de estos algo más de dos meses que quedan hasta el 31 de enero permitirá medir el pulso de una unidad de la izquierda que genera muchas dudas.