Faltan apenas seis días para las elecciones municipales  del día 28 y ahora mismo resulta muy difícil prever quién se impondrá en Barcelona. La única certeza es que la que hace unos meses era una batalla a cuatro, se ha transformado en una pugna a tres entre la Barcelona en Comú de Ada Colau, el PSC de Jaume Collboni y Junts de Xavier Trias. 

Definitivamente, la ERC de Ernest Maragall se ha descolgado y parece improbable que pueda repetir el resultado del 2019 y sea la primera fuerza en las urnas. Por el contrario, Colau, Collboni y Trias están, literalmente, empatados. La aritmética apunta a que serán necesarios pactos a tres bandas para alcanzar los 21 concejales que dan la mayoría absoluta y, por tanto, garantizan la alcaldía.

El escenario, absolutamente abierto, lo retrata el estudio del observatorio Key Data para Público, que recoge las últimas tendencias de las encuestas electorales publicadas, y que sitúa al PSC ligeramente por delante de Junts y Barcelona En Comú. Sin embargo, las diferencias son mínimas y, por tanto, en ningún caso se pueden considerar definitivas.

El estudio pronostica que el PSC se elevará al 20,8% de los sufragios y obtendrá 10 concejales, mientras que Junts se quedará en el 20,3%, que le darán también 10 representantes en el pleno, y los Comuns se situarán en el 20 ,1% y se moverán entre los 9 y los 10 ediles.

Las siete décimas de distancia entre Collboni y Colau se traducirían en poco más de 4.000 papeletas de diferencia, siendo los indecisos los que determinarán el resultado final.

ERC se quedaría en el 14,1% de los sufragios, que le reportarían entre 6 y 7 electos -ahora tiene 10-, mientras que el PP consolidaría una notable mejora al pasar de 2 a 4 concejales y obtener el 8,2% de los votos.

La última fuerza en conseguir representación sería Vox, que alcanzaría el 5,0% -el umbral mínimo fijado por ley para obtener electos municipales-, que le reportarían dos ediles y se estrenaría en el pleno. Sin embargo, en ningún caso la formación de ultraderecha tiene garantizado alcanzar ese 5% de voto y de no llegar los dos representantes que bailan irían a parar a Barcelona En Comú -que llegaría a los 10- y a ERC -que subiría a los 7-.

La CUP quedaría fuera del consistorio con el 4,0% de las papeletas, mientras que Cs y Valents tendrían resultados absolutamente residuales. En comparación con el estudio de Key Data de hace tres meses, PSC y, sobre todo, Barcelona en Comú presentan una tendencia al alza, mientras que Junts y ERC van a la baja.

En cuanto a las transferencias de voto respecto al 2019, ERC sufre una fuga muy notable de votantes que ahora optarían por Trias y, en menor medida, por Colau, mientras que el hundimiento de Cs beneficiaría especialmente al PP, Vox y PSC, aunque en los últimos dos casos en un grado inferior.

Posibles pactos

Seguro que las elecciones del domingo conformarán un pleno municipal abierto en el que se necesitarán pactos y alianzas para gobernar y, de hecho, los resultados pronosticados por Key Data prevén que no habrá ninguna suma entre dos formaciones que alcance los 21 concejales de la mayoría absoluta.

Una hipotética alianza sociovergente entre Collboni y Trias se quedaría en 20, mientras que un pacto entre PSC y Colau se movería en cifras similares -19 o 20 concejales-, por lo que el papel clave para decidir la alcaldía podría recaer en ERC o el PP. Una suma posible sería la de PSC, Barcelona En Comú y Esquerra, pero parece difícil que los de Ernest Maragall opten por dar la alcaldía a un Collboni que presenta un modelo de ciudad notablemente alejado del suyo, mientras que quizás sería más factible que facilitaran una tercera investidura de Colau si, finalmente, los Comuns remontan y son la primera fuerza en las urnas.

Asimismo, en ningún caso puede descartarse una alianza de investidura a tres bandas entre PSC, Junts y PP, que superaría a los 21 concejales, sería bendecida por el establishment de la ciudad y cuenta con notables puntos de acuerdo programáticos, como la apuesta por la ampliación del aeropuerto, paralizar la expansión de las supermanzanas o la defensa de seguir incrementando el volumen de turistas que recibe la ciudad. Sea como fuere, todo está bien abierto y Barcelona vivirá el domingo las elecciones más emocionantes y ajustadas que se recuerdan.