Este artículo se publicó hace 3 años.
ERC y Junts mantienen las espadas en alto pese al acuerdo de mínimos con la CUP para evitar nuevas elecciones
El compromiso para separar el debate sobre la estrategia del independentismo de la discusión sobre el Govern es un primer paso para evitar las elecciones, pero insuficiente. Esquerra exige a Junts que cumpla con la investidura de Aragonés y Junts pide cerrar antes un acuerdo para participar en el Ejecutivo.
Barcelona-Actualizado a
El independentismo catalán ha pisado el freno del desbocado enfrentamiento que llevaba a Catalunya inexorablemente a la repetición electoral a dos semanas de la fecha límite para la investidura del 26 de mayo. El acuerdo de mínimos que han firmado este miércoles ERC, JxCat y la CUP, para separar la discusión sobre la estrategia independentista respecto a la negociación para la gobernabilidad, aparta el principal escollo que no era otro que la voluntad de Junts de supeditar la acción del conjunto del independentismo a las directrices del Consell per la República que preside Carles Puigdemont. Y también rebaja la fuerte tensión política existente. Ello no quiere decir que la cuestión esté resuelta ni que no se pueda producir un accidente al final del trayecto.
El acuerdo del tripartito independentista es un primer paso para evitar las elecciones, pero insuficiente. Esquerra exige a Junts que cumpla con la investidura de Aragonès una vez reabierta la vía del diálogo y se incorpore posteriormente al Govern; JxCat pide cerrar antes un acuerdo para participar en el Ejecutivo.
Dos posiciones confrontadas que alargarán la incertidumbre unos días más y habrá que ver quién de los dos afloja primero. El abismo de la repetición electoral queda un poco más lejos pero no está salvado. Y en todo caso, las fuentes de los dos partidos consultadas coinciden en que de evitarse el desastre será in extremis y probablemente en una sola sesión de investidura, para lo cual harán falta total o parcialmente los votos afirmativos de los diputados y diputadas de Junts que ahora mismo están retirados de la ecuación de la investidura. Para ello, será necesario que el acuerdo de mínimos del tripartito independentista se convierta en un algo más sólido entre los dos grandes adversarios, ERC y JxCat.
De momento, para ERC, la prioridad es "desencallar la investidura", según relatan a Público fuentes de la delegación negociadora. Consideran que el acuerdo de este miércoles supone la asunción de los postulados republicanos por parte de Junts. En primer lugar, porque la propuesta de desbloqueo que hacía Esquerra era precisamente aparcar el tema de la estrategia independentista. En segundo lugar, porque "el resto de los puntos ya se encuentran reflejados en el acuerdo establecido con la CUP". Y en tercer lugar, porque Pere Aragonès ya planteó en su frustrado discurso de investidura el Acord Nacional per l'Autodeterminació. "Si ya no hay problema y está encarrilado, votamos la investidura y desbloqueamos la situación", dicen los republicanos. Fuentes de Junts consideran, en cambio, que la reunión de este miércoles tendría que servir para "rehacer puentes de diálogo y reiniciar las negociaciones" que consideran "muy avanzadas". Y que si eso no se produce "será una prueba del rechazo de Esquerra a gobernar con Junts".
Dos son los motivos que pueden provocar que el paso hacia la distensión que han dado hoy ERC y Junts, juntamente con la CUP, quede en agua de borrajas. El primero, la endiablada inercia que ha cogido el enfrentamiento entre los dos partidos. Una constante que ya se ha evidenciado en los tres complicados años como socios de Govern en los que ha imperado la política de acoso y derribo desde las consellerías de Junts a las de ERC y la tensión entre la presidencia de Quim Torra con los departamentos de los republicanos. Enfrentamiento que ha supuesto un importante desgaste también en el Parlament desde el mismo inicio de la legislatura con el intento no convocado de investidura de Carles Puigdemont. Turbia relación que finalmente se ha acabado envenenando durante los casi 3 meses de negociación posteriores a las elecciones del 14 de febrero.
Pero es que, además, las relaciones entre ERC y JxCat no han hecho más que tensarse desde que Pere Aragonés decidió plantarse el sábado pasado frente a las continuas dilaciones negociadoras de Junts. Desde entonces, los dirigentes de los dos partidos han mantenido una sola reunión bilateral. Aunque según ha podido saber Público, los contactos entre el presidenciable republicano, Pere Aragonés, y el secretario general de Junts, Jordi Sánchez, han sido constantes desde el sábado (telemáticos, ya que Sánchez no ha dispuesto de ningún permiso para salir de la cárcel de Lledoners). Y más que aproximarlos a una solución han acrecentado la distancia, ya que supuso la retirada de la oferta de investidura de mínimos expresada por Jordi Sánchez en diversas ocasiones y que finalmente se había concretado en ceder cuatro votos afirmativos y el resto de abstenciones que eran necesarios para la cuadratura aritmética de la investidura si ERC conseguía los apoyos de En Comú Podem, sumados al acuerdo ya establecido con la CUP.
Por tanto, sin el concurso de Junts y con el PSC cerrado en banda a cualquier operación de investidura de Aragonés, las elecciones estarían servidas para el 13 de julio. Una fecha que resulta de los 47 días que marca la ley electoral una vez agotado el plazo de dos meses desde la investidura fallida. Aunque un posible acuerdo entre todos los partidos podría mover mínimamente el plazo para hacer coincidir la jornada electoral en domingo, con lo que nos situaría en el 11 de julio. En esta ocasión, la campaña electoral oficial se reduciría a una semana. Veremos pues ahora con el acuerdo de mínimos establecido como se revierte este escenario.
Otra derivada de este nuevo escenario es que deja sin efectos la negociación de ERC con En Comú Podem. Sumar los votos de los Comuns no servirá de mucho una vez los votos favorables de Junts quedan fuera de la ecuación. Por eso, desde la formación hermana de Podemos se redobla la presión para que el PSC mueva ficha. Así lo explicita la líder de la formación en el Parlament, Jessica Albiach: "Animo a Salvador Illa y a Pedro Sánchez a que no se inhiban de la gobernabilidad de Catalunya". Pero los socialistas rechazan de plano esta posibilidad, según las declaraciones del jefe de filas en el Parlament, Salvador Illa: "Estoy dispuesto a hacer muchas cosas, pero no a arrepentirme de haber ganado las elecciones".
Las relaciones entre ERC y el PSC están totalmente confrontadas. Y Esquerra ya ha fijado posición al respecto: según ha podido saber Público de fuentes próximas a Oriol Junqueras, el presidente de los republicanos ha dado órdenes explícitas de no explorar ninguna aproximación con los socialistas. "Los motivos son múltiples, entre otros, que son nuestro gran rival, aunque les hemos ganado en todo un ciclo electoral. Pero además son responsables de la represión contra el independentismo. Lo hemos dicho por activa y por pasiva, antes y después de las elecciones, y no va a haber ningún acuerdo con el PSC", argumentan estas mismas fuentes. Unas fuentes de la dirección que desvinculan esta cuestión con el hecho de que Esquerra pueda negociar aspectos favorables para Catalunya con el Gobierno del PSOE.
Así las cosas, todo indica que ERC ha fijado posición y todo depende ahora de un Junts que se encamina a la confrontación total con los republicanos, aunque también se muestra fuertemente dividido internamente. La posición de Esquerra es de no mover ficha con los socialistas en ningún caso y no abrir en estos momentos negociaciones de Govern con ningún actor a pesar del acuerdo de mínimos de este miércoles. Solo hablarán, de entrada, de acuerdos para la investidura supeditando cualquier conversación para formar parte del Ejecutivo con los republicanos a posteriori. Lo cual topa con las pretensiones de Junts de reemprender las negociaciones para la coalición que quedaron sepultadas el sábado con el plante de ERC a las dilaciones constantes de Junts. Mientras, desde Junts, Jordi Sánchez asegura que "tenemos que ser responsables, teníamos el acuerdo muy cerca", en Esquerra ven totalmente quebrada la poca confianza que existía entre las dos formaciones. Fuentes de la delegación negociadora aseguran que "no es creíble retomar ahora las negociaciones. Se nos ha dado largas durante más de 80 días y después de 9 documentos base para el acuerdo, y decenas de textos sectoriales, ¿por qué tendríamos que pensar que ahora va en serio?" Los republicanos también aseguran que "no hay tiempo suficiente para negociar, acordar, ratificar con las bases y hacer las sesiones de investidura".
Desde la dirección de ERC muestran su enfado por el incumplimiento de Junts de su compromiso de investir a Aragonés en caso de no haber acuerdo. Aluden a las declaraciones del secretario general de Junts, Jordi Sánchez: "no especularemos con elecciones" y a un acuerdo firmado que aseguran tener desde el mes de marzo en este sentido.
La segunda derivada que puede complicar el acuerdo es la fuerte convulsión interna que se vive en Junts. Dividida en tres grupos básicos como son el que encabeza Jordi Sànchez que está liderando la negociación junto a Elsa Artadi. La que representan dirigentes como la presidenta del Parlament, Laura Borràs, juntamente al expresident Quim Torra –que a pesar de no ser miembro de Junts tiene una fuerte influencia-. Y el sector denominado gubernamental, con miembros del actual Govern al frente como Damià Calvet o Meritxell Budó, que serían partidarios de formar Govern y muy críticos con la negociación realizada por Sànchez. Sin olvidar el siempre omnipresente polo de Waterloo, a pesar de que las fuentes consultadas indican que el expresident Carles Puigdemont ha mantenido contactos puntuales con Aragonès pero no ha pilotado las negociaciones de forma voluntaria. Otra cosa es la incidencia del exconseller Toni Comín, que, como responsable del Consell per la República, ha tenido mucha más incidencia en los vaivenes de Junts sobre el tema que ha enrevesado la negociación.
Los críticos de Junts cuestionan la forma en que se ha llevado las negociaciones con ERC, y también que se abriera la puerta desde un principio a un posible gobierno en minoría -que después se ha acabado descartando, en una clara contradicción-. Sí que defienden, sin embargo, el papel de Elsa Artadi -portavoz de la formación y miembro del equipo negociador- en las conversaciones. Además, las voces críticas también apuntan a que Sánchez estaría centralizando el liderazgo y marcando cuál es el perfil en las negociaciones mientras, a la vez, aparta de las conversaciones líderes del partido como Jordi Turull, vicepresidente de la formación y también encarcelado en Lledoners. Algunos recuerdan que en las primarias para la ejecutiva Sànchez obtuvo menos votos que otros dirigentes como Laura Borrás.
El acuerdo de mínimos del tripartito independentista puede que sea un salvavidas. Pero habrá que ver si se puede inflar con el aire necesario para evitar el hundimiento del independentismo. Y si evitará o no las nuevas elecciones en Catalunya. Ahora mismo la incógnita se mantiene sobre esta cuestión. Lo que está garantizado son 14 días de una presión creciente para ver quien da el volantazo en el último instante que evite la colisión. Una presión que podría tener un punto de inflexión con la manifestación que prevé realizar l'Assemblea Nacional Catalana este domingo para exigir a los partidos independentistas que formen Govern.
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