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Feijóo arrasa y consolida el poder del PP en Galicia

En Marea se convierte en la segunda fuerza política de la comunidad ante la debacle de un PSOE que obtiene los peores resultados de la historia democrática en unas autonómicas.

El presidente de la Xunta y candidato a la reelección, Alberto Nuñez Feijóo, junto al secretario geneal del PPdG, Miguel Tellado, y el portavoz parlamentario, Pedro Puy, saludan en el hotel de Santiago donde celebra el resultado electoral, tras la jornada en que Galicia celebró elecciones autonómicas. EFE/Lavandeira jr

JUAN OLIVER

A CORUÑA.-Alberto Núñez Feijóo revalida su mayoría absoluta en Galicia con un resultado aplastante para sus rivales, cuya división interna ha allanado el camino de la victoria del líder del PPdeG, convertido en referente para toda España como el único presidente autonómico de España que suma más escaños que todos sus rivales juntos.

Con el 99,5% del voto escrutado, Feijóo sumaría 41 asientos en el Parlamento gallego, superando en votos los resultados del 2012 con tres asientos más sobre los 38 necesarios para gobernar en solitario. Gana en las cuatro provincias, y en los feudos tradicionales del interior, como Ourense y Lugo, sobrepasa la mitad de los votos válidos con el 53% y el 52%.

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Todo ello con una gran movilización del electorado en unas autonómicas, con una abstención del 36,2%, tres puntos por debajo de la media de los últimos veinte años y casi nueve menos que en el 2012. “La mayoría absoluta la ha obtenido Galicia”, declaró con firmeza a una periodista que también le preguntó si estas elecciones lo convierten en el futuro del PP, en alusión a la sucesión de Rajoy: “Yo soy el presente de Galicia”, respondió con aplomo.

Los resultados son lamentables para el PSOE y su candidato, Xoaquín Fernández Leiceaga, que se quedaría con 14 diputados (tenía 18 la pasada legislatura) y menos del 18% de los votos, los peores números de los socialistas en unas autonómicas en toda la historia de la democracia. 

PSdeG y En Marea empatan en escaños, pero la lista encabezada por Villares supera a los socialistas en número de votos

Y no sólo eso: el temido sorpasso de En Marea, el conglomerado de los nacionalistas de la Anova de Xosé Manuel Beiras y las fuerzas de izquierda, incluida Podemos, se habría hecho realidad: la formación liderada en las listas por el ex magistrado Luis Villares se haría con el mismo número de actas con alrededor del 19 % de los votos, es decir en torno a 16.000 sufragios y un punto más que Leiceaga, quien recurrió al tópico de la “oposición constructiva” para sortear el amargo trámite de la comparecencia pública en una noche de cartas largas en la sede de su partido.

No son buenas noticias para el Bloque Nacionalista Galego (BNG), que obtendría seis escaños, uno menos que en la pasada legislatura y el peor resultado del Bloque desde 1989. El único bálsamo que le queda a la formación de Ana Pontón es que casi triplicaría los apoyos con respecto a las dos últimas elecciones generales: un 8,4% frente al 2,9% del 26 de junio, cuando se quedó sin representación en el Congreso de los Diputados.

Feijóo se desmarcó de la corrupción del PP nacional  y del propio Rajoy en campaña: sólo coincidieron en un mitin 

Desaparecido del mapa Ciudadanos, barrido por la escoba atrapavotos del PP y con poco más del 3% de los apoyos, Feijóo encuentra un sólido aval para sus políticas y destroza por completo el discurso de sus rivales, que pintaron un panorama catástrofico para Galicia en lo económico y lo social con el que el electorado no ha querido comprar. Frente a la campaña de todos contra él, el renovado presidente de la Xunta fió su éxito a una estrategia en positivo, distanciándose de las siglas de su partido y de su líder nacional, Mariano Rajoy, con quien sólo coincidió en un mitin en los últimos quince días.

Ese estudiado formato, centrando la campaña en Galicia y en la imagen de su candidato, ahuyentando de su feudo el eco de los casos de corrupción del PP y el ruidoso barullo político nacional, ha permitido a Feijóo arrasar en las urnas y bordear la mitad del apoyo de los electores con casi un 48% de votos,

El candidato a la presidencia de la Xunta por el PSdeG, Xoaquín Fernández Leiceaga, comparece ante los medios en la sede Sede O Pino, esta noche en Santiago de Compostela, para valorar los resultados electorales. EFE/Eliseo Trigo

El candidato a la presidencia de la Xunta por el PSdeG, Xoaquín Fernández Leiceaga, comparece ante los medios en la sede Sede O Pino, esta noche en Santiago de Compostela, para valorar los resultados electorales. EFE/Eliseo Trigo

Ni siquiera se puede decir que ha ganado gracias (o por culpa de) la falta de unidad entre el nacionalismo y la izquierda, pues la suma de los sufragios de En Marea, el PSdeG y el BNG se quedaría a seis puntos del PP. Una distancia demasiado lejana como para que esas tres formaciones no deban cuestionarse seriamente sus propios errores de estrategia.

Malos tiempos para Leiceaga y Sánchez

La debacle del PSdeG (pierde cuatro escaños respecto a 2012) desata malas vibraciones para Pedro Sánchez en Madrid y augura malos tiempos para Leiceaga. La formación está dirigida por una gestora tras la imputación de su ex secretario general, Xosé Ramón Gómez Besteiro, por diez delitos relacionados con la corrupción. El candidato socialista, aupado a esa condición por las bases frente al preferido por el aparato del partido y la vieja guardia, tendrá que batirse ahora con escasas defensas con el todopoderoso alcalde de Vigo, Abel Caballero, quien cuenta ahora con argumentario más que suficiente como para optar a la secretaría xeral.

En cuanto a En Marea, el zarpazo a los socialistas no puede ocultar el fracaso de una campaña dirigida casi en exclusiva a desmontar a Feijóo y alejar al PP del poder. La formación que ha unido a Podemos, Anova, Izquierda Unida y las Mareas será segunda fuerza política en Galicia, pero también ha sufrido una seria sangría de votos con respecto a las generales del 26-J y del 20-D: perdería casi cuatro puntos con respecto a los comicios de junio pasado y casi siete con respecto a los de diciembre del 2015. Villares demostró buenas maneras, felicitó cortésmente a Feijóo en su primera intervención pública y retrasó al 2020 “el sueño de un país más justo”.

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