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El Gobierno suma a UPN y logra una mayoría sin la necesidad de ERC, PNV y EH Bildu para la reforma laboral

El PDeCAT y UPN anuncian su voto favorable al decreto y allanan el camino a su convalidación este jueves en el Congreso, aunque en un escenario sin ERC, PNV y EH Bildu. Las izquierdas soberanistas se mantienen en su 'no' a la norma.

Yolanda Díaz, Félix Bolaños
Yolanda Díaz y Félix Bolaños, este miércoles en el Congreso. Chema Moya / EFE

El primer Gobierno de coalición de la historia reciente ha logrado conformar en sus dos primeros años de legislatura una mayoría parlamentaria que dota de estabilidad a su acción política. Los de Pedro Sánchez han sacado dos presupuestos generales con números superiores a la mayoría absoluta, y también han logrado impulsar importantes medidas con un amplio respaldo.

Sin embargo, una de las medidas clave para el Ejecutivo, la reforma laboral, contará con los apoyos de una mayoría política diferente. Llega este jueves al Congreso para su convalidación con el camino allanado, después de que el PDeCAT anunciara a última hora de la tarde de este miércoles su voto favorable y, más tarde, hiciera lo propio UPN.

El Ejecutivo dependía anoche de los dos diputados de la derecha navarra de UPN para convalidar el decreto (les valdría un voto favorable o una abstención), en una aritmética en el que la reforma pasaría su tramitación parlamentaria con los votos en contra de ERC, PNV y EH Bildu.

Lo que se constató este miércoles en la Cámara Baja es un distanciamiento público de las dos principales partes que negocian el acuerdo: el Ministerio de Trabajo, liderado por la vicepresidenta Yolanda Díaz, por un lado, y ERC por el otro. La formación catalana (junto a EH Bildu) sigue en el 'no' al decreto, y las horas previas a la votación solo han servido para reforzar esta posición y para elevar el nivel de confrontación con el Ejecutivo.

El grupo parlamentario dirigido por Rufián insiste en que Trabajo no se ha movido de su planteamiento inicial y en que no están dispuestos a cambiar ni una coma del acuerdo logrado en el seno del diálogo social con sindicatos y patronal. "No nos dan garantías", afirmó el propio portavoz de ERC el miércoles en los pasillos de la Cámara Baja.

Por su parte, desde Trabajo trasladan que la formación catalana se niega a negociar; de hecho, según la versión del Gobierno, se han enviado propuestas que no han tenido respuesta por parte de ERC, una actitud que revela, a juicio del Ejecutivo, que los soberanistas están abogando por un "cambio de cromos": "Hablamos de los derechos de los trabajadores, no de relatos", defienden en Unidas Podemos.

Más allá de lo ajustado de los números y de que el voto de UPN es crucial para sacar adelante la reforma laboral, este miércoles se constató un incremento de la tensión entre ERC y Unidas Podemos. La diputada de En Comú Podem Aina Vidal fue la encargada de cargar públicamente contra este partido, después de que Gabriel Rufián asegurara que la negociación de este decreto con el bloque de la investidura ha sido desde el primer momento un "trágala".

"El diálogo social nunca es un trágala y ERC tiene que salir ella sola del agujero en el que se ha metido", dijo la parlamentaria, en referencia a que el partido independentista se ha podido pasar de frenada, a juicio de Unidas Podemos, en las críticas a la reforma laboral y a la ministra de Trabajo. 

Sánchez "no descarta ningún voto"

Por su parte, desde la partes socialista del Gobierno, las fuentes consultadas por Público transmitían durante todo el día confianza en que el texto sería convalidado. En concreto, se remitían especialmente a las palabras pronunciadas por el propio Sánchez el jueves por la mañana desde Dubai. 

Sánchez dijo "no descartar" ningún voto para que la reforma salga adelante. Tampoco los de sus socios habituales de ERC, pese a la situación de bloqueo en las negociaciones. "Me gustaría que fuera convalidada con el mayor número de votos posibles", afirmó el presidente del Gobierno. De cualquier manera, reiteró que "la estabilidad política" del actual Ejecutivo "está garantizada" y que  el Gobierno tiene su propósito terminar la legislatura.

"Lo que tenemos que hacer es que todos los partidos políticos respalden importantes reformas", afirmó. "Es importante que salga adelante y el Gobierno está trabajando para ello", añadió. Como viene siendo habitual, Sánchez volvió a afear al PP su actitud respecto a este asunto. "Al votar que no no están representando la voluntad de acuerdo de trabajadores y empresarios", dijo en referencia al "principal partido de la oposición". Este mensaje se lo transmitió personalmente el propio Sánchez al líder popular, Pablo Casado, en su llamada telefónica de la semana pasada. 

El martes, la ministra portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, se mostraba también optimista. "No contemplamos otro escenario que no sea el de la convalidación", decía en una rueda de prensa al lado de la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra. Esta, por su parte, pedía dejar trabajar a Díaz. 

Precisamente la vicepresidenta segunda y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, mantuvieron el miércoles un breve encuentro en el Congreso tras la sesión de control al Gobierno, aunque no trascendió nada de esta reunión. Fuentes del Ministerio de Presidencia la enmarcaron, en conversación con este medio, dentro de la normalidad y la comunicación habitual entre los socios de la coalición.

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