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Govern y Gobierno pisan el acelerador para abrir la nueva etapa que iniciarán los indultos y el diálogo

Aragonès confluye con Junqueras en una jornada dedicada a la distensión. Sánchez visita Catalunya inaugurando la nueva etapa de fluida relación con el president e Iceta avanza que "los indultos se estarán discutiendo antes del verano". 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, saluda al president de la Generalitat, Pere Aragonés.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, saluda al president de la Generalitat, Pere Aragonés. David Zorrakino / EUROPA PRESS

Tanto en el Govern de la Generalitat como en el Gobierno español tienen prisa y van per feina, que se dice en catalán. O lo que es lo mismo, van al grano y pisan el acelerador para abrir la nueva etapa en la relación entre los dos Ejecutivos que se sustentará sobre la concesión de los indultos y la reanudación del diálogo –o inicio, si tenemos en cuenta la solitaria reunión de la mesa entre los dos ejecutivos que se ha celebrado hasta ahora-.

"Esto va a ir más deprisa de lo que se podía esperar", asegura una fuente del Govern conocedora de los movimientos y la agenda que se están estudiando tanto en Barcelona como en Madrid. La intención es que durante este mes de junio el deshielo entre la plaça Sant Jaume y la Moncloa se complete e incluso que el Consejo de Ministros pueda, si no tomar una decisión, sí abrir el debate sobre los indultos. Con lo cual el terreno estaría preparado para que la mesa de diálogo, que Aragonès ha empezado a denominar de negociación –y el matiz no es menor-, pueda ponerse en marcha en julio.

La jornada de este lunes ha sido intensa en este sentido. Por lo que se refiere a la parte catalana de esta estrategia de aproximación, el president de la Generalitat, Pere Aragonès, y el presidente de Esquerra, Oriol Junqueras, han confluido en la ofensiva hacia la nueva fase en que parece entrar el conflicto entre Catalunya y el Estado. El primero, propiciando la imagen distendida con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en un acto de la patronal Foment del Treball. El segundo, desde la cárcel, con un artículo en que apuesta por los indultos y la negociación para la resolución del conflicto político y aparca claramente la vía unilateral para la consecución de la independencia.

Símbolos y retórica, si se quiere, la que han combinado los dos máximos dirigentes de Esquerra. Pero en este caso son dos ingredientes nada superfluos. Bien al contrario, dibujan el marco necesario para permitir hacer efectivos los hechos concretos, para lo cual "es imprescindible un ambiente de distensión", aseguran fuentes republicanas. Hechos que suponen por una parte los indultos y otras medidas que rebajen las consecuencias judiciales contra el independentismo. Y por otra, la negociación para encontrar una solución de fondo a las aspiraciones autodeterministas de una parte substancial de la sociedad catalana. Otra cosa será si esta llega a buen puerto. "De momento, hay que empezar a caminar y no va a ser fácil, pero debemos intentarlo", aseguran las mismas fuentes.

Discusión de los indultos antes del verano

Por su parte, el Gobierno español también ha buscado este lunes el tándem para propiciar el acelerón en la distensión. Mientras el presidente Sánchez participaba en el acto de la patronal Foment mostrando una clara conexión con Aragonès, el encargado de enviar el mensaje que la locomotora se ha puesto en marcha y empieza a coger velocidad de crucero ha sido el ministro socialista catalán, o lo que es lo mismo el ministro de Administraciones Públicas y primer secretario del PSC, Miquel Iceta.

"Tendremos la discusión sobre los indultos muy pronto" –en el Consejo de Ministros- ha dicho en una entrevista en la SER, donde deslizó que seguramente se produzca antes del verano. Iceta también ha afirmado que el Gobierno y el PSOE asumen el coste de la medida recordando que otras decisiones de gran alcance -que no quiso comparar con la de los indultos, pero ha citado- como la legalización del PCE, la reconversión industrial y la decisión sobre la OTAN tuvieron coste. "En política nos tenemos que acostumbrar" y el Gobierno español debe adoptar "la decisión más adecuada y sufrir la crítica por ello".

Capella vuelve a Madrid con un papel destacado

Finalmente, otro elemento importante en este esquema se activará este martes con el previsto nombramiento de Ester Capella como delegada del Govern de la Generalitat en Madrid. Capella ha ocupado hasta hace pocos días la conselleria de Justícia lidiando con la gestión de las cárceles donde se encuentran buena parte de los dirigentes del independentismo. Capella parecía predestinada a continuar en el Govern y se la situaba en la cartera de Interior, pero su envío a Madrid tiene mucho que ver con la gestión de estas nuevas relaciones entre los dos Ejecutivos.

Persona de fuerte personalidad y gran calado político, con un amplio bagaje en Esquerra, y conocedora de los entresijos de la capital del Estado por su etapa como senadora primero y diputada en el Congreso después, está destinada a tener un papel políticamente activo en la interlocución entre Govern y Gobierno. Un papel muy diferente al más puramente representativo que han solido ostentar sus predecesores en el cargo que reside en la Blanquerna. Y que tendrá que coordinar con el que ya juega el grupo parlamentario de ERC con Gabriel Rufián al frente. Un Rufián que mantiene una muy buena relación con la portavoz del PSOE, Adriana Lastra. No se puede olvidar que las delegaciones del Govern dependen de la conselleria de la Presidència que dirige Laura Vilagrà, mano derecha de Pere Aragonès en el Consell Executiu. Con lo cual, Capella será una correa de transmisión de alto nivel entre el Palau de la Generalitat y los círculos políticos, económicos y mediáticos de Madrid.

Tensiones en el independentismo

Con todo, la estrategia desarrollada por el Govern es la que plantea Esquerra. Y habrá que ver los efectos que tiene sobre el resto del independentismo catalán. El artículo de Oriol Junqueras titulado Mirando al futuro -publicado en el diario Ara y enviado también a laSexta- es explícito. Recuerda que desde ERC se ha hecho una "reflexión profunda" sobre los errores y los aciertos para poder sacar aprendizajes. Y en este contexto, constata que "la reacción del Estado fue percibida por gran parte de la sociedad catalana como cada vez menos legítima y alejada de los principios democráticos".

Pero, según Junqueras, también se debe hacer autocrítica. "Tenemos que ser conscientes de que nuestra respuesta tampoco fue entendida como plenamente legítima por una parte importante de la sociedad, también de la catalana. En este sentido, quiero volver a extender la mano a todos aquellos que se hayan podido sentir excluidos, porque nuestro objetivo debe ser justamente el de construir un futuro que incluya a todos ", argumenta. Como síntesis de los dos errores que describe, Junqueras apuesta por la vía escocesa del referéndum acordado como la opción que genera "más garantías y reconocimiento internacional inmediato". "Porque sabemos que otras vías no son viables ni deseables en la medida en que, de hecho, nos alejan del objetivo a alcanzar", avisa, alejándose de la unilateralidad.

Un artículo que ya ha provocado la respuesta de los socios del Govern de Aragonès. La portavoz de JxCat, Elsa Artadi le ha recordado a Junqueras que "el independentismo no puede renunciar a ninguna vía". Y otras voces más beligerantes con Esquerra y próximas a Carles Puigdemont ya han acusado al presidente de ERC de haber "matado el 1-O".

La nueva etapa en el conflicto político entre Catalunya y el Estado se abre paso a toda máquina. Pero el conflicto subyace. Y cuanto más mejore la relación entre el Govern y el Gobierno más pueden empeorar las relaciones entre el conjunto del independentismo y sobre todo en el sino del Ejecutivo catalán. Especialmente si la mesa de diálogo no da frutos constatables. Produciendo una inestabilidad que puede complicar no solo la fluida relación entre Aragonès y Sánchez sino también la supervivencia de los dos Ejecutivos. Aunque todas las fuentes consultadas hablan de un periodo de gracia de dos años. Y eso, en política catalana es una eternidad.

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