¿Hay espacio para una cuarta candidatura independentista en Catalunya?
La ANC, Clara Ponsatí o la extrema derecha de Alianza Catalana son algunos de los actores que defienden impulsar nuevas listas separatistas de cara a las próximas elecciones en el Parlament.
Barcelona-Actualizado a
Los recientes pactos de ERC y, sobre todo, de Junts con el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez como presidente han intensificado las críticas que algunos sectores del independentismo hacen contra los partidos de este espacio.
La situación no ha hecho otra cosa que alimentar los movimientos de fondo para articular una cuarta —e, incluso, una quinta— candidatura independentista en las próximas elecciones al Parlament, con la tesis de que las tres formaciones actuales —ERC, Junts y la CUP— no han logrado un Estado propio para Catalunya y, por lo tanto, hay que dar paso a nuevas organizaciones que se centren en este objetivo.
Son varios los actores que flirtean con una nueva opción independentista y no actúan precisamente de manera coordinada. Desde la ANC y su proyecto de "lista cívica" a la eurodiputada Clara Ponsatí y su entorno, sin olvidar el tándem que ahora mismo forman el exdiputado de Junts Josep Costa y el antiguo secretario general de Podem Albano Dante Fachin —también antiguo diputado en el Parlament—, o la xenófoba Alianza Catalana, la formación que lidera la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols.
Comparten la apuesta retórica por la vía unilateral y se mueven entre una relativa indefinición ideológica y la extrema derecha del partido de Orriols. Pero ¿realmente es factible la irrupción de un cuarto espacio independentista y, sobre todo, su consolidación institucional?
El independentismo vive el momento de menor movilización desde la irrupción del 'procés'
El papel decisivo en la investidura estatal, tanto de ERC como de Junts, no puede esconder que el independentismo vive el momento de menor movilización desde la irrupción del procés, ahora ya hace más de una década. De hecho, en las elecciones generales del 23 de julio, entre ERC, Junts, la CUP y el PDeCAT sumaron 986.000 votos, unos 660.000 menos que en los comicios estatales de noviembre de 2019.
Por primera vez desde el inicio del procés, el conjunto del espacio cayó por debajo del millón de votos y se situaba a años luz de los casi 2,1 millones de sufragios acumulados en las elecciones en el Parlament de diciembre del 2017. El malestar parcial del electorado independentista se expresó a través de cierto crecimiento de la abstención y del trasvase del voto hacia opciones ligadas a partidos estatales, como el PSC o Sumar-En Comú Podem.
Según el último Barómetro de Opinión Política del Centre d'Estudios d'Opinió (CEO), el 41% de los ciudadanos quiere que Catalunya "se convierta en un Estado independiente", mientras que un 52% no lo quiere.
Alrededor de una de cada cuatro personas que desean la independencia (24,3%) confiesa no sentir simpatía por ningún partido, pero es un volumen inferior al de los contrarios al Estado propio que tampoco simpatizan con ninguna formación, que se eleva al 35,5% de este abanico.
"Sin espacio" a medio plazo
El politólogo Marc Guinjoan lo tiene claro y considera que "no hay espacio" para se consolide una cuarta o un quinta candidatura independentista en el Parlament. Según el profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), "no hay espacio en el medio plazo" para una opción así, cosa que no tiene por qué significar que no pueda tener una irrupción puntual a corto plazo.
"Ya hemos visto apariciones en el corto plazo, como fue el caso de Solidaritat, y en la circunscripción electoral de Barcelona, que escoge a 85 diputados y dónde solo necesitas el 3% de los votos para conseguir representación. Podría llegar a pasar. Ahora bien, ¿esto tiene continuidad? Me parece que es difícil".
Los partidos actuales ya "ocupan el espectro principal de competición del independentismo de Catalunya"
En este sentido, Guinjoan subraya que los partidos actuales ya "ocupan el espectro principal de competición del independentismo de Catalunya, con la extrema izquierda o izquierda alternativa de la CUP, el centro-izquierda de ERC y el centro y centro-derecha de Junts".
"Estos son los espacios principales donde se ubican los votantes [independentistas], y a estas alturas no hay un espacio sustantivo de una extrema derecha independentista", añade. Con todo, admite que "evidentemente, las cosas pueden cambiar" y —como ha pasado en otros países, como Francia— que lleguen votos a esta opción "de todos lados", si bien recalca que "no me parece una tesitura posible".
El politólogo considera que el volumen del electorado independentista "es similar" al de hace unos años y que básicamente la pérdida de apoyos se debe a que una parte de la ciudadanía "no vota".
De hecho, hasta ahora, en las elecciones en el Parlament no se ha producido un trasvase importante entre bloques, es decir, entre formaciones independentistas y no independentistas, sino solo dentro del mismo bloque, a diferencia de lo que sí ha sucedido entre los comicios en el Parlament y los del Congreso.
"La gran pregunta es si esta gente que no vota lo haría si se presentara una alternativa", apunta Guinjoan. "Me parece difícil que toda se coordinara para ir a una opción determinada", admite, teniendo en cuenta la variedad de actores que alimentan la opción de este cuarto espacio.
En cualquier caso, también recalca que la ANC, por ejemplo, ha perdido capacidad de movilización en los últimos años y que el volumen de participación en sus consultas internas es bajo, de pocos miles de personas. Por todo ello ve complicado que pudiera obtener representación, si bien concluye que "se hace difícil decir si se votaría a un espacio que ahora mismo no está creado".
Los impulsores del cuarto espacio
El pasado día 2, el secretariado nacional de la ANC aprobó crear un grupo de trabajo para impulsar su proyecto de articular una "lista cívica" en las próximas elecciones al Parlament, que tendría el objetivo de llegar "cuanto antes a la independencia".
Este grupo se encargará de detallar y definir la iniciativa para que los socios de la entidad decidan en la consulta prevista para el primer trimestre del año próximo si la candidatura —que se tendría que articular a través de una agrupación de electores— tiene que tirar adelante.
El proyecto, que meses atrás ya provocó tensiones internas en la entidad, tiene en la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, una de sus principales defensoras, como se ha podido comprobar en incontables entrevistas o en las dos últimas Diades del 11 de septiembre.
En ellas ha avisado a los partidos independentistas que si no estaban dispuestos a activar la declaración unilateral de independencia se tendrían que apartar para dejarles paso. Sin embargo, hasta ahora, más allá del etéreo "hacer la independencia" la ANC no ha concretado una estrategia realista para avanzar en su objetivo final.
Durante los últimos meses, la misma Feliu ha hecho varias charlas por el territorio para promover la idea, en algunos casos acompañada del exsecretario general de Podem Albano Dante Fachin y del exdiputado de Junts y vicepresidente del Parlament durante la pasada legislatura, Josep Costa.
Precisamente, Fachin y Costa son dos de las figuras políticas críticas con los actuales partidos independentistas que defienden la "necesidad" de una nueva opción en las urnas.
A pesar de que formalmente todavía ejerce de eurodiputada de Junts per Catalunya, la ex consellera de Enseñanza Clara Ponsatí hace tiempo que se desmarcó de la estrategia de Carles Puigdemont y su partido, una distancia que el pacto para la investidura de Sánchez ha aumentado.
"El independentismo pide nuevas formaciones: estoy dispuesta a implicarme con otra gente para que el separatismo se reinicie"
"El independentismo pide nuevas formaciones: estoy dispuesta a implicarme con otra gente para que el independentismo se reinicie", avisaba Posantí hace unos meses en una entrevista en el diario Ara.
Con todo, Ponsatí no comparte el proyecto de la ANC. "El país no necesita una lista cívica, necesita políticos serios y gente comprometida y valiente".
Es justamente lo mismo que defiende el filósofo Jordi Graupera, que es asistente de Ponsatí y que ya intentó el asalto institucional con una opción del cuarto espacio independentista con la fracasada aventura de Primàries. Se estrelló en las elecciones municipales de Barcelona del 2019, cuando no consiguió ningún concejal.
Finalmente, hay que añadir la novedad de la extrema derecha independentista que, después del éxito en Ripoll (Girona) de Alianza Catalana y de la cierta apoyo digital que acompaña a Sílvia Orriols, ya se plantea intentar llegar al Parlament.
De hecho, la propia alcaldesa lo ha defendido abiertamente en la red social X (antigua Twitter) y estaría trabajando para conseguir respaldos. Hasta ahora, ninguna formación de extrema derecha de matriz catalana ha conseguido entrar en el Parlament, si bien la Plataforma per Catalunya (PxC) de Josep Anglada se acercó en los comicios de 2010, cuando recibió 75.000 votos, el 2,4%. PxC, sin embargo, no era independentista y, de hecho, sus restos acabaron integrándose en Vox.
Los precedentes
Hasta ahora, Primàries es el último intento de impulsar este cuarto espacio independentista en el Parlament, en un listado que también incluye a Solidaritat y a Reagrupament, incluso, en una época previa al Partit per la Independència. Solo Solidaritat consiguió cierto éxito y entrar en la cámara, con cuatro diputados, si bien su experiencia apenas se alargó en la legislatura del 2010 al 2012 y, por lo tanto, no se consolidó.
Primàries se estrelló en las urnas, tanto en las municipales de 2019 como en las elecciones en el Parlament de 2021, a pesar de contar con el apoyo de la ANC y unas perspectiva sobredimensionadas después de llenar el Teatro Victoria de Barcelona en marzo de 2018, cuando Jordi Graupera presentó el embrión del proyecto con el objetivo de asaltar la alcaldía de la capital catalana.
En los comicios locales de 2019, Primàries impulsó unas 120 candidaturas en toda Catalunya, y apenas reunió 47.000 votos y sumó 26 concejales, pero sin obtener representación en los grandes municipios, que era el gran objetivo del movimiento.
En Barcelona, la lista encabezada por Jordi Graupera obtuvo 28.283 sufragios, el 3,74% de los votos emitidos, por debajo del umbral del 5% que permite sumar representación en el pleno municipal.
Los pésimos resultados no provocaron la desaparición de Primàries, que en las siguientes citas electorales todavía ha recibido menos apoyo ciudadano.
En este sentido, intentó concurrir por la provincia de Barcelona a las elecciones a las Cortes españolas de noviembre de 2019, pero no sumó los avales necesarios para hacerlo. Y en las elecciones del Parlament del 14 de febrero de 2021 concurrió bajo el nombre de Moviment Primàries per la Independència de Catalunya (MPIC), pero la lista no llegó ni a los 6.000 votos (5.940, el 0,21% del total). Obviamente, no consiguió ningún diputado.
Las escisiones de ERC
En las elecciones al Parlament de 2010 coincidieron dos candidaturas del cuarto espacio: Solidaritat Catalana per la Independència y Reagrupament. Pese a algunos matices, las dos podían considerarse escisiones de ERC y surgieron como formaciones después de criticar la apuesta de la formación por los tripartitos en la Generalitat. Entonces el partido lo lideraban Josep-Lluís Carod-Rovira y Joan Puigcercós.
Solidaritat sumó algo más de 100.000 votos y obtuvo cuatro diputados —tres por Barcelona y uno por Girona—, mientras que Reagrupament se quedó por debajo de los 40.000, el 1,3% del total, sin obtener representación.
Solidaritat tenía como cabeza de lista al presidente del Barça Joan Laporta, pero los que lideraban realmente la formación eran el exdiputado de ERC Uriel Bertran y el jurista Alfons López Tena. Por sus filas pasaron también el filólogo Toni Strubell —fue el diputado por Girona—, la periodista Nuria Cadenas o la ya fallecida escritora Isabel-Clara Simó.
La presencia institucional no tuvo continuidad, y en los comicios catalanes de 2012 ya bajó a 42.821 sufragios y quedó fuera de la cámara. Previamente había intentado irrumpir en el ámbito local, y en las municipales de 2011 aglutinó 32.000 votos y un total de 48 concejales, básicamente en núcleos pequeños. Cuatro años después, bajaría a poco más de 11.200 papeletas y 24 representantes.
Todavía menos exitosa fue la trayectoria de Reagrupament, una formación impulsada por Joan Carretero, alcalde de Puigcerdà de 1996 a 2003 y conseller de Gobernación del primer tripartito en la Generalitat (2003-2006).
Después de ser derrotado en un congreso interno de ERC, Carretero transformó lo que entonces era una corriente crítica del partido en una formación independiente, que apenas reuniría a 39.800 votos -menos del 1,3% del total- en las elecciones al Parlamento de 2010, sin conseguir ningún diputado.
Mirando todavía más atrás, se puede citar el precedente del Partit per la Independència (PI), otra escisión de ERC protagonizada por Àngel Colom y Pilar Rahola después de que Josep-Lluís Carod-Rovira y Joan Puigcercós se hicieran con el control de la formación republicana.
El PI protagonizó un fracaso estrepitoso en las urnas, y en las municipales del 1999 apenas obtuvo 12.890 votos y 9 ediles en toda Catalunya, con resultados destacados solo en dos pequeños municipios, Sant Esteve de Palautordera (Barcelona) y Vilobí d'Onyar (Girona). En ellos sumó cuatro y tres concejales, respectivamente.
En Barcelona, con Rahola de cabeza de lista, no consiguió ni 7.000 sufragios, menos del 1% del total. El PI no llegaría a concurrir en unos comicios en el Parlament.
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