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El independentismo no llega al millón de votos por primera vez desde el inicio del Procés

Su apoyo va a la baja desde los momentos más intensos del conflicto político, pero se ha acentuado de forma clara este 23J. Una abstención al alza y el trasvase de votos hacia PSC y Sumar explican el actual retroceso.

23/07/2023 - Míriam Nogueras durant la nit electoral del 23-J.
La candidata de Junts, Míriam Nogueras, durante la noche electoral del 23J. Nico Tomás / ACN

Uno de los grandes titulares en clave catalana de las elecciones generales del 23J es la fuerte caída del independentismo, que pierde nueve de los 23 diputados que tenía en el Congreso y casi 700.000 votos con relación a los comicios del 10 de noviembre del 2019. Con todo, la aritmética sitúa a ERC y, sobre todo, a Junts en una posición clave para permitir una nueva investidura de Pedro Sánchez o ir hacia una repetición electoral.

Entre Esquerra, Junts, la CUP y el PDeCAT sumaron el domingo 985.991 votos, el 28,2% del total, lo que significa que por primera vez el independentismo cae por debajo del millón de sufragios desde el inicio del Procés, en 2012. A años luz quedan los más de dos millones que el espacio aglutinó en las elecciones al Parlament de diciembre del 2017, convocadas bajo la aplicación del 155 y en uno de los momentos álgidos del conflicto político.

En esta ocasión una parte del electorado tradicional del independentismo ha optado por la abstención -determinados sectores la habían promovido, decepcionados con los partidos-, pero en ningún caso puede menoscabarse un trasvase de votos hacia el PSC y, en menor medida, Sumar En Comú Podem en clave coyuntural y con el claro objetivo de impedir un gobierno del PP y Vox en el Estado.

Paralelamente, al menos hasta ahora los estudios tampoco apuntan que esta situación se tenga que repetir en unas hipotéticas elecciones en el Parlament y, por lo tanto, no se puede concluir que el independentismo no tenga opciones de seguir al frente de la Generalitat.

Vayamos por partes. En comparación con las anteriores generales -celebradas el 10 de noviembre del 2019-, el conjunto del independentismo ha perdido 14,4 puntos de apoyo -pasa del 42,6% al 28,2%- y 660.000 votos, además de nueve diputados, repartidos entre los seis que se deja ERC -de 13 a 7-, uno menos de Junts -de 7 a 6- y los dos de la CUP, que ha quedado fuera del Congreso.

En cifras absolutas, Esquerra cae a poco más de la mitad de los sufragios que tenía -se deja 412.000 votos-, Junts obtiene 140.000 menos y la CUP apenas ha retenido el 40% de los apoyos -de casi 250.000 votos a 100.000-. El PDeCAT sólo ha recibido 32.000 votos, el 0,9%, y queda por debajo incluso de los animalistas del Pacma.

Hay que recordar, pero, que los comicios del 2019 llegaron apenas cuatro semanas después de la sentencia del juicio al Procés, que comportó una fuerte movilización de rechazo a las condenas del Supremo a prisión a nueve dirigentes independentistas y que los partidos de este espacio consiguieron entonces el mejor resultado global de su historia en el Congreso.

La abstención crece más en feudos independentistas

A diferencia del conjunto del Estado, la participación en Catalunya ha sido inferior a las anteriores generales, puesto que se ha pasado del 69,4% al 65,4%, lo que traducido a cifras absolutas equivale a 350.000 votos. Y, ciertamente, la caída ha sido superior en territorios de mayoría tradicionalmente independentista, pero la pérdida de votos de los partidos soberanistas no puede atribuirse únicamente a la menor participación, puesto que se sitúa casi en el doble.

La abstención crece con fuerza en núcleos como Vic, Berga, Gerona, Olot o Banyoles

El crecimiento de la abstención ha sido más destacado en las provincias de Girona (+6 puntos) y Lleida (+4,43), que no en las de Barcelona (+3,78) y Tarragona (+3,08). Si ponemos el foco en municipios concretos, destaca la bajada de la asistencia a las urnas en feudos históricos independentistas, como Vic (-11,23 puntos), Berga (-12,46), la ciudad de Girona (-10,19), Olot (-12,29), Banyoles (-10,6), Santa Coloma de Farners (-10,12), Tàrrega (-10,57), Balaguer (-8,08) o Móra d'Ebre (-7,44), mientras que a grandes rasgos resiste mejor en núcleos del área metropolitana de Barcelona o del litoral de Tarragona, donde el PSC habitualmente ha tenido una fuerza importante.

El último Baròmetre d'Opinió Política del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), publicado el 5 de julio, ya apuntaba a un importante trasvase de votos de partidos independentistas hacia PSC o Sumar, más enfocado hacia los socialistas desde Junts y hacia Sumar desde la CUP y con peso hacia las dos formaciones desde ERC. En este sentido, el director del CEO, Jordi Muñoz, ha comento este lunes que el principal error del Baròmetre fue la infraestimación de Sumar, a pesar de detectar que mantenía una línea ascendente, y que en parte esto va ligado a una sobrestimación de ERC y la CUP.

Desmovilización al alza

La pérdida de apoyos a los partidos independentistas ya había sido importando en las elecciones municipales del 28 de mayo, cuando aglutinaron 1.261.962 votos, el 42% del total, pero se ha acentuado de manera importante en solo dos meses, en gran parte por el voto dual hacia opciones de obediencia estatal, como PSC o Sumar En Comú Podem. De hecho, todas las opciones independentistas han retrocedido respeto a los comicios locales.

Desde que en 2012 arrancó el Procés, las formaciones partidarias del Estado propio se habían movido en el Congreso entre un mínimo de 17 diputados y el 31,1% de los votos -en 2015- y un máximo de 23 y 42,6% -en 2019- y en esta larga década nunca habían quedado por debajo de los 1,1 millones de votos. En las municipales del 2015 habían superado los 1,4 millones de apoyo, cifra que creció hasta cerca de los 1,6 cuatro años después.

El tope de votos independentistas se registró en el Parlament en el 2017, con casi 2,1 millones

La mayor movilización independentista, pero, siempre se ha producido en las elecciones en el Parlament, en que en cifras absolutas tocó techo en los comicios del 21 de diciembre del 2017 -convocados bajo la aplicación del 155 y con varios dirigentes independentistas encarcelados o en el exilio-, con casi 2.080.000 sufragios (el 47,5% del total), 115.000 más que los registrados en 2015.

En términos relativos, pero, el mayor volumen de voto llegó en febrero del 2021, con el 50,7%, a pesar de que en un contexto ya de desmovilización y menor participación a las urnas esto se tradujo en poco menos de 1,45 millones de papeletas. En todos los casos, pero, el independentismo obtuvo la mayoría de diputados en la cámara.

Finalmente, en las dos europeas celebradas en este periodo (2014 y 2019), las formaciones partidarias del Estado propio se movieron entre los 1,1 millones de sufragios -2014- y los 1,7 millones -2019, en una cita que coincidió con las municipales de aquel año-.

El CEO prevé una mayor resistencia del independentismo en unos comicios en el Parlament

Con todo, el último Baròmetre del CEO prevé una mayor resistencia del independentismo en unas hipotéticas elecciones en el Parlament, puesto que sitúa la suma de ERC, Junts y la CUP entre un mínimo de 63 diputados y un máximo de 77, de forma que podrían superar la mayoría absoluta de 68, con Esquerra compitiendo por la victoria con el PSC. Si se confirmara, sería el retorno del voto dual, en que una parte de los ciudadanos opta por partidos de obediencia estatal en el Congrés y por opciones estrictamente catalanas en el Parlament, algo clásico en los años 80 y 90, cuando los socialistas se imponían siempre en las generales y CiU hacía lo mismo en las catalanas

Obviamente queda la duda de qué impacto tendrá el resultado del 23J y, sobre todo, que pasará con el escenario que han dejado las urnas y las negociaciones que se abrirán las próximas semanas para comprobar si la debacle independentista se para o, en cambio, la crisis de los tres partidos de este espacio va a más.

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