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Invierno en Europa sin gas ruso

Sara Serrano en La Base
Sara Serrano en La Base.

Desde este lunes se han producido cuatro fugas en los gasoductos Nord Stream, en su paso por el mar Báltico, en aguas de Suecia y Dinamarca. El 26 de septiembre por la tarde se detectó una caída repentina de presión en el gasoducto Nord Stream 2, de una presión de 105 bares cayó de repente a poco más de 5 bares. Poco después se identificó una fuga en las tuberías. El martes por la noche se detectaron dos fugas más, pero esta vez en el Nord Stream 1 y un poco más al norte. Hace unas horas, las autoridades suecas han informado de una cuarta fuga en sus aguas territoriales.

Aunque ambos gasoductos estén fuera de servicio, contienen gas que debe ser mantenido a una presión constante. El Nord Stream 1, en funcionamiento desde 2011 y con una capacidad de 55.000 millones de metros cúbicos, dejó de transportar gas a principios de septiembre. Rusia alegó que tenía una turbina estropeada que no podía ser reparada debido a las sanciones y el bloqueo económico impuesto por Europa y EEUU. El Nord Stream 2, con mayor capacidad que su predecesor, nunca ha llegado a estar en funcionamiento. Estaba previsto que iniciara su actividad este año, pero Alemania paralizó las conversaciones con Rusia poco después de las tensiones con Putin.

Las reticencias alemanas venían de más atrás. Antes de la invasión rusa de Ucrania, Alemania ya estaba poniendo pegas al Nord Stream 2 y EEUU estaba sancionando a empresas involucradas en la construcción de componentes del gasoducto.

Pero, ¿cómo se explican estas fugas? Pues por el momento se desconocen las causas pero todo apunta a que no ha sido un accidente. Varios sismógrafos habían detectado explosiones en las rutas de los gasoductos, lo que apunta a un ataque intencionado. Tanto Dinamarca, como Suecia y Alemania han señalado que se trata de un sabotaje a la infraestructura energética europea.

Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha ido en la misma dirección y ha advertido a través de Twitter de que "cualquier interrupción deliberada de la infraestructura energética europea es inaceptable y conducirá a la respuesta más fuerte posible". Es llamativo que los sabotajes se han producido cerca del lugar en el que se cruzan las infraestructuras del Nord Stream y del recientemente inaugurado gasoducto báltico, que busca mejorar la diversificación de la importación de gas a Europa del Este.

Las autoridades rusas tampoco descartan la opción del sabotaje, ya que han advertido de que se trata de un problema para la seguridad energética de todo el continente. Además, han mostrado su disposición a unirse a una investigación internacional para esclarecer lo sucedido. De hecho, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso ha anunciado que solicitará una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU para estudiar las fugas. 

Una cuestión llamativa porque es la primera vez, desde el inicio de la guerra en Ucrania, que Rusia se presta a formar parte de una investigación conjunta con Europa y Estados Unidos. Algo que no ha sucedido ni con Bucha, ni con Izium.

¿Cuáles pueden ser las consecuencias de este sabotaje? En primer lugar, hay una serie de consecuencias en el plano energético. La más inmediata es la imposibilidad de que Alemania reciba gas desde Rusia este invierno. La dependencia alemana del gas ruso (que era del 55% antes del inicio de la guerra y pasó al 26% a finales de junio) dibuja un paisaje muy complicado para los alemanes de cara al invierno.

Si bien Alemania ya se había preparado para ello y los depósitos alemanes se encuentran al 85%, el fin del gas ruso barato ha disparado los precios: ahora el gas que consumen empresas y hogares alemanes es cuatro veces más caro que hace un año. Esto puede tener consecuencias sobre la capacidad de los germanos de mantener los niveles de su actividad industrial.

Por otro lado, las fugas ponen también en riesgo la navegación en el mar Báltico y en el Mar del Norte. Esto no es un problema menor, ya que se trata de una ruta de salida del petróleo ruso hacia el Atlántico. Hasta ahora se ha impuesto una zona de exclusión de cinco millas alrededor de cada uno de los puntos de fuga.

También hay que tener en cuenta las consecuencias ecológicas. Según estimaciones de Greenpeace, los escapes de gas provocarán la emisión de 150.000 toneladas de metano, con un poder de calentamiento global equivalente al de las emisiones anuales de 20 millones de turismos en la Unión Europea. Si se confirman estos datos, esta fuga sería una de las más importantes de la historia.

Aparte del sabotaje del gasoducto, esta semana ha habido algunas otras noticias importantes relativas a la guerra. En primer lugar, no es menor la escalada en la retórica nuclear que ha sucedido a la movilización generalizada de reservistas anunciada por Putin. Este mismo miércoles, en su canal de Telegram, el vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Dimitri Medvedev, escribía lo siguiente: "Imagine que Rusia se ve obligada a usar el arma más formidable contra el régimen ucraniano. Creo que la OTAN no intervendría directamente en el conflicto ni siquiera en esta situación. Los demagogos extranjeros y europeos no van a perecer en un apocalipsis nuclear. Por lo tanto, se tragarán el uso de cualquier arma en el conflicto actual".

Mientras tanto, las deserciones de quienes no quieren participar en la movilización forzosa anunciada por Putin continúan. A pesar de las restricciones para salir de Rusia, según fuentes de Novaya Gazeta cercanas al Kremlin, unas 260.000 personas han logrado salir del país. Por otro lado, EEUU ha pedido a sus ciudadanos que abandonen Rusia de inmediato ante el peligro de que las autoridades rusas llamen a filas a aquellos que tengan ambos pasaportes.

En paralelo a esto, como era de esperar, los referéndums celebrados en las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia se han saldado con una mayoría abrumadora en favor de la anexión a Rusia. En concreto, según los medios oficiales de Moscú, el apoyo ha sido de cerca del 90%. Hace escasamente unas horas, el portavoz del Kremlin ha anunciado que el próximo 30 de septiembre se firmarán los decretos sobre la integración de estos territorios.

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