Una jugada secreta de los progresistas arrebata la vicepresidencia del Constitucional a los conservadores
Según las normas no escritas del TC, la vicepresidencia le corresponde al bloque minoritario. El magistrado conservador Ricardo Enríquez era el candidato natural y se ha quedado perplejo cuando seis progresistas han votado a Inmaculada Montalbán.
Madrid-
Golpe de efecto este miércoles en el pleno del Tribunal Constitucional donde se ha elegido al magistrado Cándido Conde-Pumpido como presidente y a la magistrada Inmaculada Montalbán, vicepresidenta. Ambos pertenecen al bloque progresista y mayoritario del tribunal. Lo habitual es que la presidencia la ocupe el bloque mayoritario y la vicepresidencia recaiga en el minoritario, en este caso, el conservador, con cuatro votos frente a los siete de los progresistas.
Sin embargo, en esta ocasión y por sorpresa tanto la presidencia como la vicepresidencia han ido a parar al sector dominante, el progresista. ¿Por qué?
Fuentes del tribunal de garantías explican a este diario que los progresistas se han sentido liberados de la regla no escrita de distribución del poder en el TC al percibir que los conservadores la habían roto previamente, al tener como candidata para la presidencia a María Luisa Balaguer, una magistrada progresista, y como aspirante a la vicepresidencia a uno de los suyos, Ricardo Enríquez.
Este magistrado era el candidato natural para la vicepresidencia, al estar en el último tercio de su mandato y pertenecer al bloque minoritario. Así ha ocurrido siempre en el Constitucional, según fuentes expertas en la corte de garantías.
Perplejidad en la votación
Sin embargo, esas reglas no escritas han saltado este miércoles por los aires al intuir los progresistas una maniobra por parte de los conservadores. Cuando el pleno se ha dispuesto a votar para la vicepresidencia, Enríquez ha obtenido cinco votos --cuatro de su bloque, incluido él mismo, y el de la progresista Balaguer-- y el resto del tribunal ha votado por Inmaculada Montalbán, obteniendo una mayoría de seis votos. Enríquez se ha quedado perplejo en ese instante, aseguran fuentes presentes en la votación.
Montalbán, que llegó en noviembre de 2021 al Constitucional propuesta por el PSOE, no estaba en las quinielas para ocupar un puesto en la cúpula del TC, pero los progresistas han querido neutralizar así la presunta maniobra de los conservadores. La estrategia de los seis progresistas que han votado por Montalbán ha pillado por sorpresa tanto a los conservadores como a Balaguer, que estaba convencida de que la vicepresidencia recaería en el sector conservador, según apuntan fuentes cercanas, siguiendo la norma tradicional en el tribunal, que persigue un entendimiento entre los dos sectores ideológicos al repartirse la cúpula.
Las competencias de la vicepresidencia son sustituir al presidente en caso de vacante y presidir la Sala Segunda del TC.
En el centro de ese supuesto ardid de los conservadores sitúan a su propia compañera María Luisa Balaguer, cuya firmeza para no renunciar a su candidatura a la presidencia ha sentado muy mal en las filas progresistas, según ha podido saber Público.
Fuentes cercanas a Balaguer rechazan que esta catedrática de Derecho Constitucional, feminista y de izquierdas, se haya alineado con los conservadores, cuyos votos ha recabado, sí, pero no por simpatía, sino por obstaculizar la victoria del otro candidato a la presidencia, el también progresista Cándido Conde-Pumpido, al que no ven con agrado por su pasado como fiscal general del Estado con el expresidente Rodríguez Zapatero y por su cercanía al PSOE, según creen sus detractores.
Puestos a elegir y sin posibilidades de ganar la presidencia, los cuatro conservadores del TC han votado por Balaguer, que lógicamente también se ha votado a sí misma, pero esos cinco votos han sido insuficientes para ganar a Conde-Pumpido, que se ha llevado seis.
Fuentes del TC aseguran a Público que el núcleo central del bloque progresista trató por todos los medios de que Balaguer retirase su candidatura y la tarde de este martes, horas antes de la celebración de la votación, le ofrecieron la vicepresidencia a cambio de que renunciase a presentarse como aspirante a presidir el tribunal.
María Luisa Balaguer rechazó la oferta, convencida de que podría ser una buena presidenta para un tribunal poco cercano a la sociedad, como ella misma declaró en una entrevista en Público. Además la perspectiva de que alguna de las nuevas magistradas progresistas le diera su apoyo era razonable.
Pero no ha sido así. El voto de la magistrada María Luisa Segoviano, también progresista y feminista, ha inclinado la balanza al lado del ex fiscal general. Los motivos de Segoviano son, de momento, una incógnita. Pero lo que está claro es que el Constitucional se queda sin una presidenta feminista.
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