Este artículo se publicó hace 4 años.
JUICIO A TRAPEROTrapero: "No tenía ningún tipo de relación estrecha" con el president Puigdemont
La Fiscalía mantiene la acusación de rebelión hasta el final de la vista oral. El mayor de los mossos responde de la actuación de la policía autonómica por el papel de la policía catalana en 2017, durante el referéndum del 1-O y las protestas ante la consellería de Economía de septiembre.
Madrid-Actualizado a
"No tenía ningún tipo de relación estrecha con el 'president'", Carles Puigdemont. El mayor de los Mossos d'Esquadra Josep Lluís Trapero, ha respondido así al teniente fiscal, Miguel Ángel Carballo, al inicio de su interrogatorio respecto a la razón por la cual fue ascendido al cargo de mayor del cuerpo de policía autonómico en abril de 2017.
Trapero es interrogado sobre la concentración multitudinaria que se organizó alrededor de la Consellería de Economía los días 20 y 21 de septiembre de aquel año, mientras era registrada por una comisión judicial. Lo ocurrido aquellos días es clave para determinar si existió o no violencia y su alcance.
"Intentar apagar fuegos". Así ha definido Trapero la actuación de los Mossos durante aquellos días. El 20 de septiembre de 2017 se enteró del inicio del registro judicial de la Guardia Civil a la sede de la Consellería de Economía hacia las ocho de la mañana.
El mayor niega que conociera los llamamientos masivos en redes sociales que se realizaron para concentrarse allí. No se le informa de todas las concentraciones que se convocan en Catalunya: "Hasta las 10.00 horas nuestra prioridad fue lograr los recursos de orden público porque esa concentración no estaba planificada".
"Doy la cara por los mandos"
El presidente de la ANC, Jordi Sànchez, llamó para mediar. Algo que no es extraño para Trapero, porque el modelo policial de los Mossos apuesta por la mediación en caso de concentraciones. Además, "una buena parte de las personas concentradas era de la ANC y el mismo reconoció que tenía ascendente sobre ellos", explica.
Trapero no supo que Sànchez había intervenido con un megáfono llamando a la gente a parar la Gran Vía, o de las convocatorias que realizaba por Twitter para salir "a defender las instituciones pacíficamente" y que, para el Fiscal, suponía que estaba incitando a sus seguidores a llenar aún más la zona.
El mayor recuerda no tenía suficientes agentes para hacer cordones de seguridad frente a Economía, porque ese día había 40 lugares con registros, intervenciones y concentraciones: "Doy la cara por los mandos que estaban allí y por los mandos del cuerpo".
El fiscal ha insistido en preguntarle por qué no ordenó un perímetro policial cuando había 300 personas alrededor del edificio, cuando aún podía hacerlo: "Los mandos presentes en el lugar de los hechos y el responsable de orden público desaconsejan esa actuación", ha explicado. Horas después, una multitud de 40.000 personas rodeaba el edificio.
"Hacia las doce y pico o la una" de ese día reciben la información en el Centro de Coordinación que existían armas en los vehículos de la Guardia Civil, aunque reconoce que los mandos que estaban allí lo sabían con antelación. Pero no pudieron crear un cordón "por lo compactada que estaba la gente".
"¿Medios de comunicación encima de vehículos policiales? Eso no lo he visto nunca", ha admitido Trapero frente "al desmadre que estaba empezando a ocurrir", según el fiscal. Era "un día excepcional¨", donde eran necesario gestionar recursos de orden público y que una intervención no tuviera efectos de contagio. "Fue nuestra opción", para que aquella jornada transcurriese "dentro de un cierto orden".
"Fue un día en el que se nos viene todo sobrevenido". La Guardia Civil no les avisó con anterioridad de las operaciones que se iban a realizar. El fiscal le recuerda que existe el secreto de las actuaciones. "No, señoría, no comparto" que avisar de que va a haber registros afecte al secreto judicial, ha añadido Trapero.
Conversación airada con el líder de ANC
La estrategia defensiva de Trapero atraviesa por desmarcarse de los independentistas y defender la actuación de los Mossos. Así, ha recordado una conversación "airada" que mantuvo con Sànchez, el líder de ANC aquel día: "Tú a mí no me vas a decir cómo hay que hacer el dispositivo", le espetó mientras colgaba aquella noche.
"El señor Sànchez puede decir misa", ha añadido a preguntas del fiscal. "El señor Sànchez puede hacer y pensar lo que él quiera. Ni es quién ni el ni nadie para decir a la policía como hacer las cosas. Y no lo hizo ese día ni lo va a hacer en ninguna concentración".
La Fiscalía mantiene la rebelión
El fiscal Carballo ha descartado que ahora pueda retirar la acusación de rebelión, sino que debe realizarse al término del juicio porque afecta al tipo penal y no sería legal. "Aquí no se puede porque es la propia esencia de nuestro escrito de calificación".
Carballo es consciente de la sentencia del Tribunal Supremo sobre el 'procés', que en octubre condenó a los principales líderes por sedición y malversación pero no por rebelión. "Lógicamente", ha agregado "en el momento oportuno se considerará la conveniencia de cambiar la calificación".
"El tribunal deberá esperar a que se celebre el juicio oral" ha apostillado. En otro momento, ha destacado que la diferencia entre rebelión y sedición se encuentra en si hubo o no violencia, pero no en los hechos esenciales que se juzgan y ha respondido a las defensas de que se hayan vulnerado los derechos de los acusados: "hemos sido escrupulosos con la doctrina del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo" durante la investigación.
"No se juzga a los Mossos"
En el trámite de las cuestiones previas, las defensas han aprovechado para aportar más documentación probatoria y la fiscalía para descartar que quiera juzgar a los Mossos d' Esquadra.
"Nada más lejos de la realidad: nunca ha sido nuestra intención el juzgar a los Mossos como instituto armado" en su conjunto, ha expresado el fiscal Carballo. Cuestión muy distinta -ha añadido- es la responsabilidad que tienen los hoy acusados en los acontecimientos de 2017 y la desobediencia al cumplimiento de las órdenes del poder judicial en aquellos días.
En el banquillo de los acusados se sientan Trapero, así como los exjefes políticos de la policía autonómica en 2017: Pere Soler, ex secretario general de Interior, y César Puig, exdirector de la policía autónoma. También es juzgada la intendente Teresa Laplana, cuya defensa ha solicitado ser exonerada de asistir a las sesiones ya que padece estrés postraumático.
Los tres primeros se enfrentan a una petición fiscal de 11 años de cárcel por rebelión, mientras que la cuarta está acusada de sedición y podría ser condenada a cuatro años de prisión.
Arropado por el jefe de los Mossos
Trapero ha llegado este lunes a la Audiencia Nacional en una mañana gélida, únicamente acompañado por su abogada, Olga Tubau. Comparece ante el tribunal arropado por el actual jefe de la policía catalana, Eduard Sallent, y Ferran Roquer, portavoz de JxCat partido en la comisión de Interior en el Parlament.
La soledad Trapero a su llegada a la Audiencia Nacional no es tal si se tiene en cuenta que el juicio se celebra en el polígono industrial Las Fronteras (San Fernando de Henares), situado a 20 kilómetros de Madrid. Es una sede destinada a macrojuicios que ha sido la elegida por la presidenta del tribunal, Concepción Espejel, en lugar de celebrarlo en la calle Génova de la capital.
La presidenta del tribunal es Concepción Espejel , presidenta a su vez de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. El ponente de la sentencia es el magistrado Ramón Sáez Valcarcel. El tercer juez del tribunal es Francisco Vieira Morante, expresidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
Se da la circunstancia de que tanto Espejel como Sáez fueron vocales del Consejo General del Poder Judicial en distintos mandatos. La primera fue elegida a propuesta del PP y el segundo a propuesta de Izquierda Unida.
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