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La Junta Electoral reconoce la objeción de conciencia en Galicia pero la prohíbe en Euskadi

Mucho más que dos

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Imagen de archivo de una mesa electoral./ EFE

BILBAO.- Atención: este es un mensaje para los miembros de la mesa electoral situada en la guardería municipal de O Barco de Valdeorras (Ourense). No esperen a la suplente del primer vocal: no tiene ninguna intención de pasarse por allí. Atención: Este otro recado va para los encargados de custodiar las votaciones en el colegio Miguel de Cervantes de Vitoria (Araba). Olvídense de ver por allí al segundo suplente del presidente: no habrá multa ni Policía que le obligue a sentarse detrás de una urna. ¿Motivos? Son objetores de conciencia y reivindican su derecho a no participar en la “fiesta de la democracia” que este domingo se vive en ambas comunidades. ¿Problemas? Depende dónde. En Galicia han reconocido este derecho, pero en Euskadi puedes ser condenado a una pena de cárcel.

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La primera en formular su descargo fue Rodríguez. Lo hizo el día 5 de septiembre a través de una carta dirigida a la Junta Electoral de O Barco de Valdeorras. “He decidido no participar de este sistema, ni votando ni como cargo en una mesa electoral: mi conciencia y mis ideales me lo impiden”, destacaba en su nota. Seguido, enumeraba algunas de sus razones. “Soy una persona partidaria de la democracia y, por tanto, de la política que hacemos entre iguales. Y mis iguales son todos los seres humanos –subrayaba-. Por ello, no puedo dejar de estar en desacuerdo con el actual sistema político y electoral, no puedo dejar de ver a los políticos profesionales como usurpadores de la soberanía popular y no puedo dejar de pensar que en democracia una persona no renuncia a decidir sobre los asuntos que le afectan porque deposite un voto cada cuatro años”.

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Escrito O Barco de Valdeorras

La sorpresa llegó un día después. Mediante una notificación oficial, la Junta Electoral le comunicó que admitía su excusa “por estar debidamente justificada”, de manera que “no tendrá que desemplear el citado cargo, quedando liberada de la obligación de comparecer”. “La verdad que esta respuesta me sorprendió muchísimo”, relata Amparo a Público. En efecto, no existen muchos antecedentes similares en todo el Estado. Para buscar algo parecido hay que remontarse al 2007 en Mallorca, cuando un objetor informó que acudiría a la mesa pero se quedaría todo el día de brazos cruzados. Las autoridades electorales le dijeron que no hacía falta.

Mucho más que dos

El objetor alavés cuenta con el respaldo de Des-Censo Electoral, una plataforma que reivindica el derecho a no presentarse en las mesas electorales. De acuerdo a los datos que maneja este colectivo, se trata de una práctica que va en aumento. “Desde las elecciones al Parlamento Europeo de mayo de 2014 han sido al menos —puede que haya casos que no conozcamos— 27 las personas que han puesto en práctica de forma pública su insumisión electoral, desobedeciendo la imposición a acudir a la mesa electoral que les habían asignado”, destacan sus responsables.

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Una mujer habla por su móvil junto a varios carteles electorales en la localidad de Guernica. REUTERS/Vincent West

Las consecuencias han sido dispares. Dos de los objetores fueron llevados a juicio por desobediencia y recibieron multas de 274 y 480 euros respectivamente. Otras dos personas —que están entre las seis que hicieron objeción de conciencia en las elecciones generales de junio pasado— están inmersas en expedientes aún sin resolver, mientras que otras 22 aún no han tenido noticias. A esta lista se suman ahora Amparo, con la notificación a su favor, e Iñaki, con la amenaza en su contra.

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