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Nunca Máis vuelve a Bruselas 20 años después para advertir contra los negacionistas del Prestige
La conferencia organizada por el BNG en el Parlamento Europeo se convierte en el único acto de las instituciones comunitarias para conmemorar el aniversario de la catástrofe ocurrida en 2020.
Bruselas-Actualizado a
El Prestige tuvo enormes consecuencias políticas, no tanto a raíz de la errática gestión de la crisis por parte del Gobierno español y de la Xunta de Galicia sino porque la contestación social articulada a través del movimiento Nunca Máis puso a los ejecutivos de Manuel Fraga y de José María Aznar contra las cuerdas y les obligó a reaccionar, aunque fuera por puro instinto de supervivencia.
Fue esa presión popular la que logró que finalmente se reconociera la magnitud del vertido, que se pusieran en marcha medidas y medios efectivos para combatir la marea negra y limpiar las playas y las rías, así como ayudas para compensar a los municipios, las empresas y las familias marineras afectadas por la riada de chapapote que llegó al litoral de la comunidad.
Así se puso de manifiesto en la conferencia de expertos en el Prestige y en seguridad marítima que el Bloque Nacionalista Galego (BNG) organizó este miércoles en el Parlamento Europeo, y que constituyó el único acto celebrado en las instituciones comunitarias sobre la catástrofe, la peor de la historia de Europa causada por un vertido de petróleo y de la que ahora se cumplen 20 años.
"En la crisis del Prestige fue fundamental la existencia del movimiento social que advirtió de las mentiras de un Gobierno ausente", recordó la eurodiputada nacionalista Ana Miranda, organizadora del evento y quien subrayó que "mientras en el resto del mundo se estaba hablando de la catástrofe ecológica en Galicia, en Galicia las autoridades gallegas y españolas negaban la realidad y se inhibían de combatir la marea negra".
También fue esa presión cívica la que, con el tiempo, y como recordó la eurodiputada del Bloque, logró que se modificara la legislación europea en materia de seguridad marítima, que se acabara con los petroleros monocasco en la UE y que se obligara a los buques que transportan cualquier clase de mercancías peligrosas a navegar por un corredor de seguridad situado a entre 35,5 y 39,5 millas -entre 65,7 y 73 kilómetros- de Fisterra cuando atraviesan aguas gallegas.
De no ser por la conferencia organizada por Miranda, en la que participaron representantes del movimiento Nunca Máis -marineros, mariscadoras, escritores, músicos, periodistas, entre otros colectivos- el aniversario del Prestige habría pasado desapercibido en Bruselas. Una ciudad, por cierto, acostumbrada a recordar tragedias y reivindicar causas, y que hoy, entre otras, luce banderas ucranianas y carteles y pasquines en memoria de Masha Amini, y que homenajeaba el mismo día, también en la Eurocámara, el legado de José Saramago en el 100 aniversario de su nacimiento.
Frente a la sede del Parlamento Europeo también se concentraron banderas gallegas sobre fondo negro, como un recordatorio para quienes no parecen dispuestos a recordar la tragedia ocurrida en el otoño de 2002 en el Atlántico de Galicia, y que además fue una de las catástrofes medioambientales más onerosas de la historia.
Según algunas fuentes, la suma de la reparación de daños, de limpieza del fuel y del sellado del pecio del barco hundido supusieron más de 12.000 millones de euros, sólo por debajo de los accidentes nucleares de Chernóbil (1986) y Fukushima (2011), del de la plataforma Deepwater Horizon (2010) en el Golfo de México, y de la desintegración del transbordador espacial Columbia en febrero de 2003, menos de tres meses después de que el petrolero griego tiñera Galicia de negro.
El PP habla del 'Prestige' como la "prehistoria"
Este pasado martes, el eurodiputado popular Antonio López-Istúriz afeó a Miranda en un debate en un canal de televisión online que se preocupara por un asunto "de la prehistoria". Lo cierto es que cuando el Prestige se hundió, López-Istúriz era secretario personal de José María Aznar en la Presidencia del Gobierno. Desde entonces ha sido eurodiputado y secretario general del Partido Popular Europeo ininterrumpidamente durante los últimos veinte años.
Para Ana Pasantes, una "orgullosa mariscadora de Camariñas", tal y como se presentó en la conferencia, el Prestige no es para nada la prehistoria, sino la era en la que vive, porque los efectos de aquellos días en los que "centenares de gaviotas, cormoranes y araos llegaban cubiertos de petróleo a la costa", aún se mantienen: "Hemos pasado de 80.000 kilos de marisco extraídos en 2002 a 13.000 en 2022", dijo Pasantes, quien aseguró además que el número de mariscadores de Camariñas es hoy la mitad del de hace dos décadas.
En las jornadas del miércoles se recordó también lo que varios ponentes describieron como una dolosa intervención de los gobiernos de Aznar y de Fraga y la campaña de desinformación y mentiras que intentó ocultar a la ciudadanía la realidad de lo que estaba sucediendo, y que los gallegos y los voluntarios que acudieron a Galicia podían constatar in situ.
Es decir que la decisión de no llevar el Prestige a puerto y pasearlo de norte a sur y de este a oeste por el océano en medio de un fuerte temporal contribuyó a extender el vertido hasta Francia, a que el buque acabara partiéndose en dos, y que caladeros, playas y rías acabaron inundadas de chapapote porque nadie proporcionó a tiempo los medios necesarios para combatir la marea negra y evitar que llegara a la costa.
"Hay quien dice estos días que el Prestige no tuvo consecuencias políticas. Y es mentira. Lo que no hubo fue nadie que asumiera responsabilidades políticas", afirma el periodista Xosé Manuel Pereiro, quien participó en las jornadas con una ponencia en la que alertó de que los responsables de aquella gestión y de la estrategia de mentiras del Gobierno no sólo no las asumieron y, sino que incluso siguen sosteniendo a día de hoy que hicieron lo correcto y volverían a repetirlo.
En la conferencia participaron también representantes de Nunca Máis, entre ellos Adela Figueroa, bióloga; el músico Xurxo Souto y el escritor Suso de Toro, quien se emocionó con valentía y orgullo al recordar aquellos días, además de otros representantes del sector pesquero y marisquero y fotoperiodistas que cubrieron la catástrofe como Xurxo Lobato y Delmi Álvarez.
También el político e intelectual Camilo Nogueira, primer diputado del BNG en la Eurocámara e impulsor del comité sobre seguridad marítima y de la resolución del Parlamento Europeo que apenas un mes después de la catástrofe propuso las primeras medidas para hacer frente a los efectos del desastre así como la constitución de una comisión de investigación sobre sus causas y sus consecuencias.
Jacob Terling, representante de la Unidad de Seguridad Marítima de la Dirección Xeral de Transporte da Comisión Europea, reconoció la "valentía". el coraje y el comportamiento heroico de quienes combatieron contra la marea negra del Prestige" y recordó que el siniestro supuso una completa revisión de la legislación comunitaria en esa materia.
En la conferencia participaron también el copresidente de la asociación ZEA de Francia, Jean-Ronan Le Pen, quien explicó la situación de emergencia que vive el Mediterráneo; el exvicepresidente de la asociación Merci Erika, Alain Bonnec, quien detalló las consecuencias del naufragio del petrolero Erika frente a las costas de Bretaña; Frank de Boer, representante del Partido Frisio de los Países Bajos, quien relató las consecuencias del accidente del MSC Zoe; y Pierre Karleskind, presidente de la Comisión de Pesca de la Eurocámara.
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