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Malestar y desconcierto en el PSOE, la izquierda y los ecologistas con la abstención de Espadas sobre Doñana

"La abstención pasa por la responsabilidad de sentarse y solventar el problema que existe en el territorio", afirma Espadas.

El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, vota en las primarias del PSOE-A en las que aspira a convertirse en el candidato del partido a la Presidencia de la Junta en las próximas elecciones autonómicas, a 13 de junio de 2021, en Sevilla (Andalucía, España).
El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, vota en las primarias del PSOE-A en las que aspira a convertirse en el candidato del partido a la Presidencia de la Junta en las próximas elecciones autonómicas, a 13 de junio de 2021, en Sevilla (Andalucía, España). María José López / Europa Press

La decisión de la dirección del PSOE de Andalucía, que coordina Juan Espadas, de abstenerse en una votación sobre una norma que solo beneficia a unos cuantos regantes en el entorno del Espacio Natural de Doñana que la derecha, con Vox, tenía ganada de antemano, ha causado malestar, incomprensión y desconcierto en numerosos sectores del partido y del Gobierno de España, además de provocar severas críticas de Unidas Podemos y Adelante Andalucía y del movimiento ecologista.

La dirección del PSOE regional se ha visto obligada a dar explicaciones a los suyos después de una decisión que contaba con la oposición de parte de los diputados del grupo parlamentario, que querían votar que no, en línea con el Gobierno de Pedro Sánchez.

"Lo tendrán que explicar bien ellos [el PSOE de Andalucía] porque la posición del Gobierno era bastante clara", aseguraron a Público fuentes de Ferraz.

"La posición de este Ministerio es la manifestada en la carta que la vicepresidenta tercera envió ayer al presidente Moreno Bonilla", dijeron desde el Gobierno. En ella, Ribera exigía a Moreno que desistiera "ante los enormes perjuicios, tanto económicos como medioambientales, y también para la imagen de España en el exterior" y le advertía de que la proposición suponía una invasión de competencias de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.

Luis Ángel Hierro, que fue candidato en las primarias que ganó Espadas el verano pasado, opinó así: "En el artículo 2 de los estatutos del PSOE decimos ser ecologistas y europeístas, y en el Parlamento de Andalucía, el PSOE de Andalucía no protege Doñana. ¿Quién va a asumir la responsabilidad política de este despropósito?"

La decisión de Espadas ha permitido coger algo de aire a Juanma Moreno en un asunto que le estaba desgastando y minando su imagen como probablemente no lo había hecho ningún tema en estos tres años que lleva como presidente. Doñana es territorio sensible.

La abstención llegó, en efecto, en un ambiente muy difícil para el presidente de la Junta. A pesar de la presión que recibió en los días previos, de la Comisión Europea, que amenazó con pedir multas para España y del propio Gobierno, cuya vicepresidenta Teresa Ribera –a quien esta abstención viene a desautorizar, según se interpreta en numerosos sectores del PSOE– Moreno decidió tirar hacia delante con una norma que todo el mundo –incluido el propio Espadas– le había pedido en los días previos a la votación que retirase.

Ahora, con la abstención socialista, cuando la votación estaba ganada por la derecha, se produce el arranque de la tramitación parlamentaria de una proposición de ley, que llega meses después de una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea condenó a España en junio de 2021 por no cuidar en condiciones de los acuíferos y que podría dar lugar a declarar como regables –según los cálculos detallados de WWF– casi 2.000 hectáreas de suelos que hoy no lo son.

Los regantes del entorno de Doñana son un poder fáctico en una provincia en que la fresa y la frambuesa dan miles de empleos y mueven más de mil millones de euros cada año y llevan años de presiones y de movilizaciones –de "asedio", según los ecologistas– para que algunos de ellos, que se quedaron fuera de los últimos planes de regadíos [el Plan de la Corona Forestal de 2014], se puedan integrar.

Sin embargo, esta regulación que impulsa Moreno, además de generar alarma en Europa, ha dividido a los propios regantes.

Las razones de Espadas

Así, en este contexto, un día después de haber tomado la decisión de abstenerse y con el follón en marcha, Espadas compareció ante los medios en el Parlamento de Andalucía y defendió su posición, la abstención, con estos argumentos:

Por un lado, dijo: "Asistimos el miércoles a un debate en el Parlamento de Andalucía por una actitud irresponsable de Moreno Bonilla aupado por Cs y Vox para generar un problema en la imagen de Doñana. No queríamos que ese debate llegara a este Parlamento. Lo intentamos evitar durante dos meses, pero no lo conseguimos. La tozudez de Moreno Bonilla, que no ha atendido a los requerimientos de organismos oficiales ni del PSOE, [lo ha traído]".

Luego, añadió: "El PSOE ha tendido la mano a sentarse [a los regantes] muchas veces. Hay un problema en la zona y, ante situaciones complejas, habría que sentarse a hablar antes para generar soluciones y evitar el lío de ayer. Existe un problema en el entorno de Doñana. La solución de 2014 [el plan de la Corona Forestal] calmó la situación pero no resolvió todas las situaciones y generó algunas situaciones injustas para algunos agricultores del territorio. El acuífero no podía seguir como estaba y había que protegerlo". La prioridad, agregó Espadas, es: "Garantizar la recuperación del acuífero de Doñana".

Una vez que Moreno llevó la ley al Parlamento, Espadas analizó, "había dos opciones, o dar la espalda a los agricultores y al problema o intentar el diálogo, desde la búsqueda de un acuerdo, desde lo que jurídicamente sea posible": "Seguir explotando el acuífero no es posible, pero hay que hacer llegar recursos a esas zonas para que esos cultivos tengan viabilidad".

Sobre la carta de la vicepresidenta Ribera, Espadas dijo: "El Gobierno central ha hecho lo que tiene que hacer: decir al Gobierno de la Junta que se deteriora la imagen, que en el exterior suena a volver a los tiempos de explotación del acuífero. Le ha dicho a Moreno que el acuífero no se toca. No hay expectativas que cubrir desde el punto de vista de poner en regadío nuevas hectáreas".

Espadas añadió que lo que se votó en el Parlamento no es su idea. "La propuesta de ayer es una iniciativa de la derecha, de PP, Ciudadanos y Vox. Salió adelante con esos votos. Es una propuesta para engañar a los agricultores. El Gobierno andaluz está avisado".

El líder del PSOE andaluz abundó en sus razonamientos: "Vinimos a poner el punto de cordura: decirle a los agricultores y a los alcaldes, que el PSOE de Andalucía y yo personalmente vamos a estar en la solución del problema, que no le damos la espalda la territorio, que ahora en el 22 somos capaces de sentarnos, como hicimos en el 2014. Diálogo sí, no locuras ni temeridades como la que ha hecho Moreno".

Espadas agregó: "El debate de los regadíos en Huelva solo pasa por infraestructuras que garanticen el agua de superficie. Doñana no se toca. No se puede proteger Doñana sin la población y la gente del territorio. El PSOE no va a permitir ninguna barbaridad en Doñana pero va a trabajar con el territorio. La abstención del PSOE en la iniciativa de ayer pasa por la responsabilidad de sentarse y solventar el problema que existe en el territorio".

Críticas de la izquierda y ecologistas

Toni Valero, coordinador de IU, manifestó: "Unidas Podemos por Andalucía ha sido el único grupo parlamentario que ha votado en contra de la agresión a Doñana. Firmes. Hasta donde haga falta". Martina Velarde, coordinadora de Podemos, dijo: "¿Sabéis que ha pasado en Andalucía? Os lo cuento, que es gravísimo. PP, CS y Vox con la abstención del PSOE, han sacado adelante la tramitación para secar los acuíferos de Doñana. Quieren gestionar nuestro parque natural como si fuese un polígono industrial. Lo lamentaremos". Y Teresa Rodríguez, líder de Adelante Andalucía opinó: "Hoy el Parlamento condena a Doñana a la sequía. Lo hace con los votos de PP, C's y Vox. Pero también con una abstención lamentable del PSOE, desoyendo a la Unesco, a Bruselas y a Transición Ecológica, y engañando a los agricultores".

Para WWF, los socialistas "andan un poco en una esquizofrenia total": "No cuentan que el plan –el de 2014– es suyo, un plan que no tiene sentencias en contra. El único tema del plan es que las tierras de algunos no cumplían los requisitos para ser agrícolas regables y por tanto no tenían derecho a estar. Ahora le quieren reconocer estos derechos supuestos, pero regar ilegalmente no te aporta ningún tipo de derecho. Se premia al que está robando el agua. ¿Llaman a eso una situación injusta? Nos tendrían que explicar qué es injusto. Que nos lo expliquen".

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