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La matanza de Atocha, un crimen de Estado en plena Transición

La noche del 24 de enero de 1977 pistoleros de extrema derecha irrumpieron en un despacho de abogados laboralistas ubicado en el número 55 de la calle Atocha. Los asaltantes asesinaron a cinco personas. Otras cuatro resultaron heridas.

Miles de personas se congregan el 26 de enero de 1977 ante el paso del cortejo fúnebre de los asesinados en el despacho de los abogados laboralistas de la madrileña calle de Atocha.
Miles de personas se congregan el 26 de enero de 1977 ante el paso del cortejo fúnebre de los asesinados en el despacho de los abogados laboralistas de la madrileña calle de Atocha. CEDIDA

La narrativa de la transición pacífica y modélica continúa en el imaginario social a pesar de los asesinatos que se cometieron cuando Francisco Franco ya había muerto. Ejemplo de ello son los sucesos de la conocida como semana trágica de la Transición. El 23 de enero de 1977 un miembro de los Guerrilleros de Cristo Rey asesinó al estudiante Arturo Ruiz en una manifestación proamnistía. Al día siguiente, en la concentración por su muerte, murió María Luz Nájera Julián por el impacto de un bote de humo lanzado por los antidisturbios. Esa misma noche un grupo de ultraderechistas atentó contra el despacho de abogados laboralistas ubicado en el número 55 de la calle Atocha.

Sucedió el 24 de enero de 1977. Tres pistoleros fascistas irrumpieron en aquel despacho. Buscaban a Joaquín Navarro, dirigente del Sindicato de Transportes de Comisiones Obreras en Madrid. A pesar de que el famoso sindicalista se había marchado antes y ya no se encontraba en el despacho, los ultraderechistas dispararon contra los allí presentes. Mataron a tres abogados laboralistas, un estudiante de derecho y un administrativo. Otras cuatro personas resultaron heridas.

El investigador Carlos Portomeñe publica La matanza de Atocha y otros crímenes de estado, una obra que aborda el terrorismo ultraderechista durante el final del franquismo y en la Transición. La investigación de Portomeñe muestra que en la Matanza de Atocha estaban implicados el Estado y grupos de la extrema derecha italiana que formaban parte de la Internacional Negra. "Estamos hablando de italianos que cometieron los atentados más sangrientos de la dictadura de Italia que estaban buscados en su país y que vivieron en España tranquilamente al amparo de los servicios de inteligencia y del Estado", explica Portomeñe a Público.

La investigación de Carlos Portomeñe señala que Stefano Delle Chiaie, el jefe de la Internacional Negra, estuvo implicado en los sucesos de Montejurra, otro crimen de Estado, según demuestran los documentos a los que ha tenido acceso este periódico. El fascista italiano también participó en el asesinato de Arturo Ruiz. "Delle Chiaie se encontraba en el grupo de cinco personas que estaban presentes cuando asesinan a Arturo Ruiz. Y formando parte de ese grupo estaba Fernández Cerra, que al día siguiente es uno de los que asesina a los abogados de Atocha", aclara Portomeñe. Todo esto prueba que los sucesos de la semana trágica no fueron fruto de la casualidad sino que estaban fuertemente relacionados.

La noche del 24 de enero

La obra de Portomeñe recoge el testimonio de Miguel Sarabia, herido durante el tiroteo: "Nos encontrábamos sentados en el salón cuando un sujeto que empuñaba un arma nos dijo que nos levantáramos y nos agrupáramos con las manos en alto". Los asaltantes preguntaron por Joaquín Navarro y los abogados contestaron que ya no se encontraba en ese despacho. Pero los ultraderechistas estaban seguros de que estaba en ese lugar. A pesar de la ausencia del sindicalista, dispararon a bocajarro.

"Cada 24 de enero celebraban su estancia en la cárcel y las muertes que ocasionaron pidiendo una mariscada"

Carlos García Juliá y José Fernández Cerra fueron los asaltantes que apretaron el gatillo. Un tercero, Fernando Lerdo de Tejada, no llegó a entrar en el despacho. "Estaba detrás de la mampara de cristal que había en el despacho de Atocha, no llevaba balas en el arma, pero llevaba un pistolón", relata a Público Alejandro Ruiz-Huerta, único de los abogados que sufrió el atentado y que actualmente sigue con vida.

Los tres implicados entraron en prisión en marzo de 1977. "Cada 24 de enero celebraban su estancia en la cárcel y la muerte que ocasionaron pidiendo una mariscada", desvela Ruiz-Huerta. Los laboralistas se enteraron de aquella noticia mediante sus abogados y a través de los funcionarios de vigilancia penitenciaria. "No se arrepintieron, ni si han arrepentido nunca", asegura.

Defensa del movimiento obrero

Los abogados laboralistas estaban en el punto de mira de los grupos ultraderechistas. Ya no solo por su vinculación con CCOO y el PCE sino también por su compromiso con la democracia y su trabajo incansable para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores.

"Entre nosotros teníamos la costumbre de llevar a los compañeros en coche a su casa y esperábamos hasta que entraran"

"La tensión fue muy grande durante enero, entre otras cosas, porque ese mes se organizó la huelga de transporte", explica Ruiz-Huerta. "Entre nosotros teníamos la costumbre de llevar a los compañeros en coche a su casa y esperábamos hasta que entraran", relata.

El despacho contra el que atentaron la noche del 24 de enero de 1977 era la ampliación de otro semejante ubicado en el número 49 de la calle Atocha, que se había quedado escaso de espacio debido a su gran actividad. Ambos pertenecían a una red de despachos creados en los años 60 por el PCE para defender al movimiento obrero.

Los abogados realizaban gestiones con las administraciones, atendían consultas en los despachos y acudían a juicios. Uno de los múltiples ejemplos del incansable trabajo de los laboralistas fue la consulta que realizaron desde el balcón del despacho. "Dijimos 'el siguiente' y entró una empresa entera, los habían despedido a todos", relata Ruiz-Huerta. "Tuvimos que hacer la consulta desde el balcón para hablar a los 250 trabajadores", continúa. Se trataba de una empresa entera del sector químico cuyos trabajadores llevaban 2 meses sin cobrar su salario. Finalmente, consiguieron ganarles el juicio.

Aquel 24 de enero los ultraderechistas asesinaron a Javier Sauquillo Pérez del Arco, Luis Javier Benavides Orgaz, Enrique Valdelvira Ibáñez, Serafín Holgado de Antonio y Ángel Rodríguez Leal. Que sus nombres no queden en el olvido.

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