Una muestra recupera a 19 represaliados gallegos con óleos pintados a partir de sus fotografías
La exposición 'As cores da memoria', que se inauguró el sábado en Santiago, devuelve la dignidad y el color al recuerdo de las víctimas del franquismo.
A Coruña-Actualizado a
El sepia es el color de la desmemoria. Los seres humanos pensamos en colores, y quizá por eso ninguno de los recuerdos que guardamos en fotografías en blanco y negro o viradas a los tonos ocres anaranjados y viejunos de las fotos de nuestros abuelos, bisabuelos y tatarabuelos nos pueden parecer nunca tan cercanos como aquellos que vislumbramos a través de la paleta con la que observamos el mundo a diario.
El pintor Alfonso Martínez López, el historiador Miguel Paz y la politóloga y jurista Carme Rodríguez pusieron hace años en marcha una iniciativa para devolver el color y el recuerdo de 19 gallegos y gallegas represaliadas por el franquismo, mediante una serie de retratos al óleo realizados a partir de la poca documentación que existe sobre ellos y sobre ellas. La mayoría son pequeñas y viejas fotografías extraídas de las hemerotecas, de los álbumes familiares y de las cajas de recuerdos que guardan las pocas posesiones que de ellos tienen sus allegados.
Los retratos que Alfonso Martínez fue pintando entre 2012 y 2014 con las fotos que Paz y Rodríguez le facilitaron fueron cedidos a los descendientes de los homenajeados. A partir del pasado sábado, y por primera vez, se exponen todos juntos en el Centro Cultural Maruxa e Coralia de Santiago bajo el patrocinio del Ayuntamiento de la ciudad.
Paz y Rodríguez explican que la idea surgió a raíz de unas jornadas organizadas en 2012 en Teo (A Coruña) en homenaje a las víctimas de la dictadura, tras un debate sobre la importancia del color en el ámbito de la comunicación de la actividad memorística. Se trataba, aseguran, de iluminar las vidas de "aquellos hombres y mujeres, sindicalistas, socialistas, comunistas, anarquistas y ciudadanos libres que de distintas formas quisieron hacer frente a la barbarie", cuyo recuerdo había sido tergiversado y manipulado por el discurso falso y gris de sus verdugos, de sus descendientes y de quienes aún hoy prefieren mantener ocultas las atrocidades a las que fueron sometidos.
En Galicia prácticamente no hubo Guerra Civil, pero la represión fue un verdadero genocidio. Las vidas y las muertes de quienes lo sufrieron ocurrieron hace menos de un siglo y forman parte de la historia contemporánea de España, pero han sido tan enterradas en sepia que se corre el riesgo de que las nuevas generaciones las tengan por lejanas, ajenas y desconocidas.
Ramona Blanco, Manuela Liste Forján, Manuel Barreiro Rey, Manuel Agrasar Cajaraville, Juan Jesús González Fernández, Josefa Barreiro González, José Gómez Gayoso, Jenaro Fernández Ares, Fernando Barcia Veiras, Faustino Liste Forján, Enriqueta Otero Blanco, Enrique Ares Díaz, Eduardo Liste Forján, Constante Liste Forján, Concha Nogueira Miguel, Concepción Forján Noya, Bernardo Mato Castro, Aurora Liste Forján...
Asesinadas, torturados, encarceladas, perseguidos, violadas, asediados, desaparecidas... Sus vidas y las de los suyos truncadas por el fascismo, olvidadas por la oscuridad que la tiranía impuso durante décadas y sobre las que aún hoy resulta difícil arrojar un poco de luz. Es decir de color, que las recupere y las dignifique.
El pintor y profesor de secundaria Alfonso Martínez recuerda que cuando le propusieron el proyecto empezó a diseñar bocetos en tinta sobre fotografías en muy mal estado que las familias habían guardado durante años "con miedo e incluso vergüenza". "Cuando llevaba tres o cuatro diseños me di cuenta de que detrás de aquellas fotos había una carga emocional tremenda, historias muy potentes que se merecían algo más que un dibujo. Había que darles vida, actualidad, reconocimiento y dignidad".
Es decir, había que darles luz y color, reflejando al óleo personalidades, humores y sentimientos que él desconocía a priori, y a los que sólo podía aproximarse vagamente desde la observación, la imaginación y el respetuoso recuerdo de sus vidas que sus familias guardaban en blanco y negro. También serenidad. Que los retratos trasmitieran serenidad frente a la barbarie.
Al militante de la CNT Enrique Ares le borró al óleo el atuendo militar fascista que viste en la única foto que se conserva de él, con el que los franquistas lo uniformaron tras obligarle a pasarse al bando golpista bajo amenaza de muerte. Ares intentó sublevar a su columna, se escapó dos veces de sus captores hasta que a la segunda lo mataron fusilándolo en el castillo de San Antón de A Coruña.
A Fernando Barcia, el maestro fundador de la Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza de UGT y líder de la defensa republicana de Santiago muerto a tiros e esa ciudad, se lo imaginó pelirrojo, con tan pocas esperanzas de que en realidad lo fuera que cuando Miguel Paz fue a entregarle el retrato a sus descendientes, temió que se lo tomaran como una burla. Aquel día en el domicilio familiar, sin embargo, estaba su bisnieto, que tenía el pelo del mismo color que el pintor había ideado.
El proceso estuvo plagado de pequeños milagros como ese. Como cuando la crítica y experta en arte Mercedes Rozas visitó el taller del pintor para interesarse por su obra sin saber que él estaba metido de lleno en el proyecto memorístico. Al final del encuentro, el artista decidió mostrarle uno de aquellos cuadros de represaliados que aún no había entregado. Y la experta se quedó boquiabierta: "¡Hostia puta! ¡Pero si es la lechera!". Era el retrato de Manuela Liste Forján, la mujer que llevaba la leche a la casa de Rozas cuando ella era pequeña, y a la que la experta recordaba en color porque recordaba y recuerda haberla visto en vida.
Martínez también subraya que en la tradición pictórica a española, el retrato tiene connotaciones de reconocimiento. "Se retrata a reyes y presidentes, hay ministerios del Gobierno que aún hoy llevan aparejada la elaboración de un retrato cuando se nombra a su titular". Ser retratado significa que eres alguien importante, es decir que importa. Y los represaliados importan.
La exposición As cores da memoria, "Los colores de la memoria", se inauguró el pasado sábado en Santiago y estará abierta hasta mediados del próximo marzo. Sus organizadores la ofrecen a cualquier ayuntamiento e institución que esté interesada en acogerla, y subrayan la relevancia de que las administraciones públicas respalden iniciativas como éstas, que den luz y color a la historia y contribuyan a acabar con la oscuridad que pretende la desmemoria.
Los retratos de la represión
Ramona Blanco Fernández, compañera de Fernando Barcia. Tras el asesinato de éste en 1936, fue obligada a presentarse cada 15 días en comisaría hasta 1945 y amenazada por negarse a hacer el saludo fascista.
Manuela Liste Forján, lechera de profesión, estigmatizada por llevar un apellido que los represores identificaban con la lucha antifascista, fue sometida al asedio permanente de grupos falangistas.
Manuel Barreiro Rey, enrolado en el buque Cervera de Cartagena en el momento del golpe, se resiste a la entrega del barco a los sublevados. Fusilado en 1939.
Manuel Agrasar Carajaville, soldado republicano desde 1935. Tras la guerra se incorpora a la guerrilla y muere asesinado por la Guardia Civil.
Juan Jesús González Fernández, abogado y periodista, presidente de la Agrupación Socialista de Santiago hasta 1931 y fundador de la Unión Socialista Galega. Detenido y ejecutado en noviembre de 1936.
Josefa Barreiro González, sindicalista y guerrillera, de profesión asistenta del hogar. Detenida, torturada y asesinada por falangistas, su cuerpo fue enterrado en una fosa común.
José Gómez Gayoso, maestro comunista exiliado en Cuba, regresó a Galicia en 1944 para asumir la secretaría xeral del Partido Comunista de Galicia. Detenido en 1948 y ejecutado mediante el garrote vil.
Jenaro Fernández Ares, miembro de las Juventudes Comunistas y de las Juventudes Socialistas Unificadas, detenido y encarcelado por oponerse al golpe de Estado.
Fernando Barcia Veiras, maestro y presidente de la Agrupación Socialista de Santiago. Organizador de la primera Semana Feminista de Santiago. Tras el golpe de Estado se refugió en casa de su prima. Tras ser descubierto, fue asesinado en 1937.
Faustino Liste Forján, presidente del Sindicato de Oficios Varios de Teo (Santiago). Ejecutado tras ser detenido en el asalto a un tren franquista que portaba un cargamento de armas.
Enriqueta Otero Blanco, maestra, feminista, guerrillera y militante del PCE. Encarcelada y torturada en las cárceles de Franco.
Enrique Ares Díaz, militante de la CNT. Capturado por los franquistas y obligado a integrarse en las tropas golpistas, intenta sublevar a su columna y es fusilado en 1936 en el castillo de San Antón de A Coruña.
Eduardo Liste Forján, cantero de profesión, emigra a Cuba con su hermano Jesús, conocido como Enrique Líster. A su vuelta, el estigma de su apellido le obliga a huir de la represión.
Constante Liste Forján, cantero, activista sindical y alcalde de Teo (A Coruña), desapareció en 1936. Su hijo Eduardo sigue buscándole.
Concha Nogueira Miguel, hija de militantes comunistas que decidieron suicidarse a bordo del buque Bou Eva, asediado por los franquistas. Su militancia comunista también la llevó a sufrir diversas formas de represión.
Concepción Forján Noya, tía de los hermanos Liste Forján, sufrió un simulacro de fusilamiento para que desvelara el paradero de sus sobrinos. No les delató.
Bernardo Mato Castro, maestro, emigrante y activista sindical, fue asesinado de una paliza a manos de falangistas.
Aurora Liste Forján, hija menor de la familia Liste, lechera y jornalera, trabajó en la organización y financiación de la lucha antifranquista.
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