El Museo Militar de A Coruña sigue honrando a Franco con un busto y un retrato entre reyes y héroes de guerra
El Ministerio de Defensa rehúsa confirmar si cumplirá la Ley de Memoria para retirar una escultura y un cuadro en recuerdo del dictador situadas entre obras dedicadas a Isabel de Castilla, Carlos I, Felipe II, Alfonso XIII y Juan Carlos I.
A Coruña-Actualizado a
El Museo Militar de A Coruña sigue homenajeando al dictador Francisco Franco con un busto y un retrato situados en lugares preferentes del recinto y entre otras obras y símbolos que conmemoran y recuerdan a reyes, jefes de Estado y a próceres de la historia militar española. Según la Ley de Memoria Democrática, que entró en vigor hace más de tres meses, ambos deberían ser retirados.
El busto de Franco, con uniforme militar, banda y condecoraciones, es obra del escultor gallego Francisco Asorey y se encuentra al final del pasillo que bordea la escalera de acceso al museo, que preside el primer retrato de Felipe VI como jefe del Estado tras su coronación. Es la última de una veintena de esculturas de reyes -Isabel de Castilla, Carlos I, Felipe II-, altos mandos del ejército y héroes de guerra.
La del tirano está a la puerta de la sala María Pita, que lleva el nombre de la heroína coruñesa que en 1589 participó en la batalla contra la Armada Invencible inglesa capitaneada por Francis Drake.
En cuanto al retrato, muestra a Franco con uniforme de gala y se encuentra en otro gran salón que guarda una ingente colección de armas blancas y de fuego, junto a otros dos cuadros: uno de Juan Carlos I y otro de Alfonso XIII, abuelo de éste, que aparecen con similar indumentaria. El autor de la pintura de Franco es Fernando Álvarez de Sotomayor, artista y gestor cultural amigo íntimo del dictador, director el Museo del Prado entre 1922 y 1931 y quien recuperó ese cargo tras el triunfo de los golpistas en la Guerra Civil y lo ocupó hasta su muerte en 1960.
Franco encargó a Sotomayor otros retratos similares tanto de él mismo como de su esposa, Carmen Polo, algunos de los cuales colgaron en las paredes de las Torres de Meirás, el palacete que el dictador robó durante la guerra y rebautizó como Pazo de Meirás para convertirlo en su residencia y que sus herederos siguieron disfrutando hasta que el Estado lo recuperó en 2020.
El artículo 35 de la Ley de Memoria Democrática obliga a la Administración a retirar de los edificios públicos los objetos y símbolos que exalten o conmemoren al franquismo y a sus dirigentes, y establece que "carecerán de visibilidad los retratos u otras manifestaciones artísticas de militares y ministros asociados a la sublevación militar o al sistema represivo de la dictadura", que "no podrán mostrarse en lugares representativos".
Público se ha dirigido al Ministerio de Defensa, titular del museo, para obtener una valoración oficial sobre el caso y para saber si el Gobierno tiene previsto retirar esas obras. En conversación telefónica con este medio, un portavoz ministerial aseguró que se está efectuando "un inventario" de los elementos conmemorativos del franquismo en los edificios oficiales y está evaluando si su exposición en un museo público es compatible con la ley. Ese portavoz añadió que no existe una fecha ni un plazo previstos para proceder a su retirada, pero, tras pedir por escrito las preguntas de Público, el departamento que dirige Margarita Robles respondió que no tiene "ningún comentario que hacer al respecto".
El Museo Militar coruñés está ubicado en el casco antiguo, en la zona noble de la ciudad, entre la sede de la Universidade de A Coruña y el Archivo del Reino de Galicia. Está levantado sobre el antiguo convento de San Francisco, un lugar con reminiscencias históricas porque en él reunió Carlos I a las Cortes de Castilla en la primavera de 1520 para financiar su viaje a Alemania y convertirse en emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Convento, arsenal, presidio y cuartel
Tras funcionar sucesivamente como convento, arsenal de munición, cárcel, cuartel de la Guardia Civil y sede de la comandancia de artillería, a partir de mediados del siglo XIX el centro fue acumulando una colección de objetos militares y restos arqueológicos que engrosó sobre todo a partir de la Guerra Civil. En 1988, el Gobierno le otorgó la categoría de Museo Regional Militar.
Defensa destaca en su página web que "la diversidad" de su contenido "muestra heterogeneidad propia del entorno castrense"; la Xunta lo publicita como "un museo de historia (...) que ofrece la posibilidad de aproximarse a una comprensión más integral y realista del pasado", y el Ayuntamiento de A Coruña destaca el valor histórico de su ubicación y la riqueza de su contenido. Ninguna de las tres instituciones, sin embargo, alude a la presencia en él de símbolos franquistas, que tampoco aparecen en las colecciones fotográficas que ofrecen, en algunas de las cuales incluso no aparecen en los lugares donde ahora están ubicados.
Entre los fondos figuran maquetas, uniformes y recreaciones de batallas, además de objetos míticos, como una de las máquinas Enigma con las que el ejército de Hitler encriptaba sus mensajes o la bandera del Castillo de Olite, el mercante de la Armada de Franco hundido en marzo de 1939 por la defensa naval republicana en Cartagena.
Destaca una inmensa colección de armas de fuego de varias épocas, desde los revólveres Colt y las carabinas Winchester típicos de la conquista del Oeste hasta los fusiles de asalto Mauser y Remington de la Primera y la Segunda Guerra Mundial, los AK soviéticos, los mauser españoles y las metralletas Thompson typewritter de cargador circular, asociadas a las mafias de Chicago en los años veinte del siglo pasado.
También hay una pistola Jolgar usada por el general Millán Astray, figura destacada del golpe de Estado del 36, y el mosquetón de Benigno Andrade, Foucellas, el legendario guerrillero antifranquista, ejecutado en el garrote vil por Franco en 1952. Está en la misma sala donde cuelgan el retrato del dictador.
En septiembre de 2018, y a instancias del diputado de En Marea Miguel Anxo Fernán Vello, el primer Gobierno de Pedro Sánchez eliminó los textos bajo el retrato y el busto de Franco que se referían a él como "militar de gran prestigio", después de que el Ejecutivo de Mariano Rajoy se hubiera negado a hacerlo considerando que esa expresión no constituía alabanza ni loa alguna que vulnerase la entonces vigente ley de memoria histórica.
Desde entonces, junto a los símbolos referidos al exjefe del Estado en el museo sólo hay menciones a la importancia de los autores de las obras, sin referencia alguna al papel del homenajeado ni a su relación con otros personajes históricos, como el propio Juan Carlos I, a quien se atribuye un papel esencial en la democratización de España sin advertir que fue designado, precisamente, por el dictador.
Así se recoge en el cartel que se exhibe bajo su retrato: "Hoy puede parecer tópico referirse a la transición española como un proceso modélico, pero esta afirmación sigue siendo cierta. Se logró pasar de una dictadura a un sistema de gobierno constitucional y democrático, de forma pacífica y notablemente rápida. Una parte esencial de tanto mérito se debe, sin duda alguna, a la determinación de Juan Carlos I".
El texto recuerda que tras su abdicación en 2014 el anterior monarca "sólo desarrolla funciones protocolarias", aunque obvia cualquier referencia a las circunstancias de su abdicación y a su situación actual y a las polémicas que ha provocado durante ese tiempo, ni mucho menos al hecho de que puedan considerarse modélicas las democracias de países cuyos museos públicos siguen homenajeando a los dictadores.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.