Este artículo se publicó hace 3 años.
Los Presupuestos de 2022, la prueba de fuego para que el Gobierno llegue al final de la legislatura
El Ejecutivo mide con las negociaciones presupuestarias la salud de la coalición y la estabilidad de sus apoyos parlamentarios en un momento muy importante para el diálogo con Catalunya. Unidas Podemos espera que estas cuentas sirvan para cerrar medidas p
Madrid-
El Gobierno de coalición va camino de convertirse en uno de los más estables de la última década en España. El Ejecutivo 'Frankestein' que evocó la derecha cuando Pedro Sánchez y Pablo Iglesias sellaron el acuerdo de investidura, a finales de 2019, se parece cada vez menos a un monstruo de novela de ciencia ficción y cada vez más a una forma de gobierno socialmente aceptada y, al menos, tan eficaz como los ejecutivos de partido único que le precedieron.
La estabilidad de un Gobierno puede ser sometida a análisis y diagnósticos, y su prueba del algodón más infalible son los Presupuestos Generales del Estado, la norma más importante de la legislatura, la que allana el camino legislativo, económico y político de un Ejecutivo, y también, como no podía ser de otra manera, una de las más difíciles de sacar adelante en el Parlamento.
Algo más de año y medio después de su conformación, el Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos va a iniciar el camino para aprobar su segundo presupuesto en lo que va de legislatura. Antes de las cuentas de 2021, los Ejecutivos de partido único de Mariano Rajoy, primero, y de Pedro Sánchez, después, elevaron las cuentas de Cristóbal Montoro a la categoría de las más longevas de la historia (tres años y dos gobiernos distintos).
Las distintas fases para sacar adelante los Presupuestos Generales de 2022 se van a articular en base a dos procesos negociadores: uno interno, entre las dos formaciones que comparten el Consejo de Ministros; y uno externo, entre el Ejecutivo y los partidos del bloque presupuestario (los grupos que apoyaron la aprobación de las cuentas vigentes).
La intención de Unidas Podemos es que las negociaciones comiencen esta misma semana o, a más tardar, en julio; sin embargo, desde Hacienda prefieren, a día de hoy, que se empiece a negociar en agosto, después de la aprobación del nuevo techo de gasto (que no precisa de votación en el Congreso).
En el espacio confederal creen que estas cuentas van a ser clave para allanar el camino hacia el final de la legislatura. A su juicio, esto es así porque los PGE de 2022 serán los que consoliden la recuperación económica en un momento en el que España dispondrá de mucho dinero a raíz de la llegada de los fondos europeos; y también porque representan una oportunidad para impulsar la agenda social y aprobar medidas progresistas capaces de frenar a una derecha que protagonizó una advertencia muy seria en las pasadas elecciones madrileñas.
El camino de los PGE, paralelo al diálogo con Catalunya
Unidas Podemos también ve en las negociaciones presupuestarias una oportunidad para desenquistar otros procesos negociadores con el PSOE, como el de la ley de Vivienda, la reforma fiscal o la reconversión del mercado eléctrico y la lucha contra los oligopolios, tres ejes que definirán la posición del espacio confederal en el cara a cara con sus socios de Gobierno.
De cara al exterior, las negociaciones con los partidos del bloque de la investidura van a tener lugar a la vez que se dan los primeros pasos en el denominado proceso de reencuentro con Catalunya, un proceso que tiene varios foros (mesa de diálogo y comisión bilateral) y que ya tiene agendadas importantes citas en las próximas semanas y meses (el 2 de agosto se reunirá la bilateral y en septiembre podría retomarse la actividad de la mesa de diálogo).
Si el Ejecutivo inicia las negociaciones presupuestarias en las próximas semanas, este proceso discurrirá de forma paralela al diálogo con el independentismo catalán y servirá para medir la fiabilidad y la estabilidad de la ruta que ambas partes han trazado para rebobinar un procés que terminó en la declaración unilateral de independencia.
Más allá del papel de las fuerzas soberanistas, el Gobierno también medirá la salud del denominado bloque de la investidura (el principal soporte del Ejecutivo en el Parlamento). Aunque esta dinámica parlamentaria ha permitido aprobar importantes leyes durante la legislatura (como los Presupuestos Generales de 2021), no ha estado exenta de tensión, y en algunos momentos, los partidos del bloque han dejado en evidencia la debilidad del Ejecutivo si no cuenta con sus socios.
Buena prueba de ello fue el tortuoso camino que el Gobierno recorrió el pasado año para sacar adelante las prórrogas del estado de alarma decretado para hacer frente al coronavirus. Este mismo miércoles, el Ejecutivo ha logrado sacar adelante una norma muy importante (el decreto sobre los interinos) por un solo voto de diferencia (170 a 169), y después de que varias formaciones del bloque de la investidura no decidieran su voto hasta prácticamente el último momento.
Habrá que esperar para ver si el trámite presupuestario sirve para elevar al Ejecutivo de coalición a la categoría de gobierno más estable de la última década o, al contrario, es un factor de desgaste y un foco que deja al descubierto un escenario de inestabilidad para los últimos años de la legislatura.
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