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La nueva situación de los socialistas El PSOE, un mero espectador en los pactos de Sánchez y en la formación de Gobierno

El Comité Federal, que no se reúne desde septiembre, ni avaló el pacto con Unidas Podemos ni el acuerdo con ERC. Pedro Sánchez ha acudido a dos Ejecutivas desde las elecciones que despachó en una hora. En Ferraz casi no hay actividad.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, junto a José Luis Ábalos (derecha) y la presidenta d los socialistas, Cristina Narbona, en el último Comité Federal del partido. (LUCA PIERGIOVANNI | EFE)

Desde las elecciones del 10 de noviembre, una vez que el partido se volcó en cuerpo y alma en la campaña electoral, el PSOE ha pasado a ser un mero espectador más en el escenario político, contemplando desde la lontananza las decisiones que iba tomando su líder.

Una vez pasados los comicios, Pedro Sanchez ha convocado a su Ejecutiva Federal sólo en dos ocasiones. La primera el día posterior a las elecciones para pedir manos libres en su estrategia para formar Gobierno cuanto antes. La segunda, el pasado 3 de enero, para comunicar el acuerdo alcanzado con ERC que posibilitaba su investidura. Ambos encuentros apenas duraron una hora.

A esto hay que sumar que el Comité Federal no se reúne desde el pasado 28 de septiembre, una vez que se convocaron las elecciones generales. Así, el máximo órgano entre congresos ni ha avalado el Gobierno de coalición con Unidas Podemos, aunque aquí había gran consenso; ni el acuerdo para la investidura con ERC, sobre el que sí había serias discrepancias como algunos barones socialistas han manifestado en público.

Sánchez ha hecho y ha deshecho a su antojo, dejando a los órganos del partido en un segundo plano y a Ferraz sin actividad alguna. De hecho, la sede socialista es un páramo, sin acción ni interna ni externa, ya que una gran parte de los miembros de la Ejecutiva están en el Gobierno o vinculados a La Moncloa.

Una situación novedosa

La actual situación del partido no deja ser novedosa y extraña porque el PSOE, hasta ahora, estuviera o no en el Gobierno, siempre tuvo voz propia y hasta crítica con alguna posiciones de La Moncloa, y tenía un peso político por sí mismo.

De hecho, los más veteranos recuerdan que en el enfrentamiento entre guerristas y renovadores tuvo que intervenir hasta el propio Felipe González como presidente del Gobierno para advertir: “Se gobierna desde Moncloa, no desde Ferraz”, a fin de contestar a las posiciones que mantenía el PSOE frente a las políticas del Ejecutivo.

Nada de eso queda ya, y la Ejecutiva no deja de ser un órgano de asentimiento a las posiciones de Sánchez, con escasas voces críticas que, además, son advertidas cuando muestran sus discrepancias.

Sánchez, tal vez por su traumática experiencia anterior, ha convertido al PSOE en un partido similar al PP, que desaparece cuando llega al Gobierno y se limita a una función de acompañamiento. A su favor sí hay que decir que la gran mayoría de los dirigentes apoya al secretario general, que ha logrado un respaldo interno como no consiguió ni González ni José Luis Rodríguez Zapatero.

Esto no significa que haya unanimidad. Todo esto está provocando en una parte del partido un malestar silente, que discrepa, pero calla. A muchos no ha gustado el pacto de investidura con ERC; hay más que enfado entre gran parte de las mujeres del PSOE por haber cedido las políticas de Igualdad a Unidas Podemos; no se comparte el poco peso que el partido tiene en el Gobierno; algunos critican el excesivo cesarismo de Sánchez, y sigue sin gustar la figura y el poder que ha adquirido Iván Redondo. Pero, por el momento, esas voces, como el PSOE, están desaparecidas.

Y Sánchez no parece que vaya a cambiar de actitud. De hecho, al menos hasta este sábado, no había convocada reunión de la Ejecutiva para este lunes.

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