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Objetivo: acabar con la anti-España

La limpieza donde no hubo guerra

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El general Franco almorzando con el general Dávila durante la Guerra Civil española. Archivo EFE

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MADRID.- El golpe de Estado militar del 18 de julio de 1936 fue una operación minuciosamente planificada. No fue una respuesta al asesinato del diputado monárquico Calvo Sotelo ni nace como contestación a una presunta, e inexistente, revolución comunista. En palabras del director del golpe, el general Emilio Mola, una vez declarada la sublevación militar había que "eliminar sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros". Y si alguien dudaba de si unirse al golpe o no, la instrucción del golpista Mola también era contundente: "Aquel que no está con nosotros está contra nosotros y como enemigo será tratado"

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Mujeres rapadas durante la Guerra Civil.

La diferencia entre ambos contendientes es notable, aunque, la mayor diferencia va en el origen de la represión. Mientras que en territorio republicano las víctimas vienen provocados por el desorden y las actuaciones al margen del Gobierno de la II República, en el territorio franquista había una orden expresa de "sembrar el terror", "de dar la sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación" a los enemigos. 

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La historiografía ha demostrado que el programa de terror y aniquilamiento constituía el eje central del plan de los militares rebeldes para ejecutar el golpe de Estado. El enemigo de los militares y golpistas, por tanto, no era solamente derrotar a los militares leales al Gobierno legítimo de la República tras la proclamación del golpe de Estado. Se convirtió en enemigo a todo aquel, que como señaló Mola, “no pensara” como ellos. El enemigo era todo lo que fuera de signo contrario o reticente a la España imperial, católica, apostólica, jerárquica y tradicional o, resumido de otro modo, a los principios recogidos en el lema de la CEDA: "Patria, orden, religión, familia, propiedad, jerarquía". 

Preston asegura que la "cifra más fidedigna" de muertes a manos de militares rebeldes y sus partidarios asciende a 130.199 aunque afirma que lo más probable es que la cifra real superare los 150.000 muertos

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Escribe Paul Preston que, de esta manera, los enemigos de los golpistas y, sus primeras víctimas, fueron los maestros de escuela, los masones, los médicos, los abogados liberales, los intelectuales, los líderes de los sindicatos, es decir, los posibles diseminadores de las ideas. "La matanza se extendió también a quienes habrían podido recibir la influencia de sus ideas: los miembros de un sindicato, los que no iban a misa, los sospechosos de votar al Frente Popular, las mujeres que habían obtenido el sufragio y el derecho al divorcio...", escribe el historiador. Si los golpistas encarnaban los valores y principios de la España eterna, los defensores de la República se convirtieron en la Antiespaña.

La matanza-Badajoz./ Diputacion de Badajoz

El 24 de junio, Mola envió instrucciones precisas a Yagüe, el responsable de la matanza de Badajoz, entre otras. Destacaba tres factores decisivos: violencia extrema, tempo y alta movilidad: “El movimiento ha de ser simultáneo en todas las guarniciones comprometidas y, desde luego, de una gran violencia”. Apenas seis días después, Yagüe recibía de Mola una serie de 25 instrucciones más detalladas y no se puede decir que Yagüe no las ejecutara con ejemplaridad. Días después, el 31 de julio, la prensa francesa publicó que Prieto había sido elegido por el Gobierno de la República para negociar con los rebeldes, Mola exclamó: “¿Parlamentar? ¡Jamás! Esta Guerra tiene que terminar con el exterminio de los enemigos de España”.

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Mola: "“Una guerra de esta naturaleza ha de acabar por el dominio de uno de los dos bandos y por el exterminio absoluto y total del vencido”

Preston también recoge las declaraciones de Mola a su secretario, José María Iribarren: “Una guerra de esta naturaleza ha de acabar por el dominio de uno de los dos bandos y por el exterminio absoluto y total del vencido”. Ejercer el terror, por tanto, cumplía el objetivo a corto plazo de atajar la resistencia y garantizar que el territorio fuera de los rebeldes.

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La limpieza donde no hubo guerra

La naturaleza del golpe de Estado de los militares y su plan de implantación sistemática del terror se aprecia a la perfección en las zonas de España donde el golpe de Estado triunfó y no hubo Guerra Civil. En estas zonas las nuevas autoridades procedieron a la ejecución de sindicalistas, miembros de partidos de izquierdas, oficiales municipales electos, funcionarios republicanos, maestros de escuela y masones, gente, en definitiva, que no había cometido crimen alguno.

Presos canarios durante los primeros años de dictadura

A la par que los rebeldes ejercían esta oleada represora en el noroeste de España, horrores similares acontecían al sur y al este de la península Ibérica. En las Islas Canarias, donde la sublevación había triunfado de inmediato, no hubo muertes a manos de los republicanos y, sin embargo, se ha calculado que los insurgentes mataron a más de 2.500 personas en el curso de la guerra. En Baleares, se estiman que los fusilados por parte del ejército franquista ascienden a otras 2.000 ejecuciones. Sólo en Mallorca están documentadas 1.200 ejecuciones.

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"A algunos los fusilaron directamente en la calle; a otros se los llevaron a la sede de Falange, en el casino, para someterlos a sádicas torturas"

“En primer lugar, los rebeldes sellaron las Puertas de Tierra que cerraban el tómbolo que unía Cádiz con el resto de España. Grupos de falangistas, guardias civiles y regulares procedieron a continuación al registro y saqueo de viviendas. Se produjeron detenciones en masa de liberales e izquierdistas, masones y sindicalistas. A algunos los fusilaron directamente en la calle; a otros se los llevaron a la sede de Falange, en el casino, para someterlos a sádicas torturas. Los obligaron a beber aceite de ricino y alcohol industrial mezclado con serrín y miga de pan, y, si por el dolor abdominal no fuera suficiente, les propinaron brutales palizas. Se estableció el llamado Tribunal de Sangre, que cada día seleccionaba a 25 detenidos para su ejecución. En los cinco primeros meses posteriores al golpe militar se fusiló a unos 600 detenidos, y a más de 1.000 durante la Guerra Civil. Otros 300 fueron ejecutados entre el final de la guerra y 1945. Estas cifras no incluyen a los que murieron en las cárceles a consecuencia de las torturas”. 

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La fosa común del cementerio de Puerto Real. //AYUNTAMIENTO DE PUERTO REAL

“La Guerra con su luz de fusilería nos ha abierto los ojos a todos. La idea de turno político ha sido sustituida para siempre por la idea de exterminio y de expulsión, única válida frente a un enemigo que está haciendo un destrozo como jamás en la Historia nos lo causó ninguna nación invasora”.

Un día antes, la radio emitía otro discurso de Queipo de Llano que decía así: “¡Morón, Utrera, Puente Genil, Castro del Río, id preparando sepulturas! Yo os autorizo a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción ante vosotros; que si lo hiciereis así, quedaréis exentos de toda responsabilidad”.

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Queipo de Llano: "Yo os autorizo a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción ante vosotros; que si lo hiciereis así, quedaréis exentos de toda responsabilidad”"

Ese mismo día, el 23 de julio, el general volvió a emitir un bando en el que anunciaba abiertamente que cualquier líder huelguista detenido sería fusilado, junto con un número igual de trabajadores en huelga que serían elegidos a discreción de las autoridades militares y, a continuación, que quien desobedeciera los bandos sería fusilado sin juicio.

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La carretera de Málaga

CARRETERA DE MÁLAGA.- CEDIDA POR JESÚS MAJADA

Las últimas provincias andaluzas en caer en manos del ejército franquista fueron Málaga y Almería, por este orden. Málaga fue ocupada el 8 de febrero de 1937 por columnas rebeldes y tropas italianas, tras continuos bombardeos de la aviación, también italiana, y los buques de guerra franquistas. Durante las siguientes siete semanas fueron juzgadas 3.041 personas y 1.574 fueron ejecutadas. El último presidente del Gobierno de Franco, Carlos Arias Navarro, estuvo entre los jueces militares responsables de la matanza.

La multirrepresión

"La limpieza y el exterminio en España fue esto: la exclusión, no sólo física, sino de todo orden, de la mitad de la población, por sus ideas políticas y definición social”, señala Gómez"

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No obstante, el franquismos y sus crímenes no se reducen al asesinato de unas decenas de miles de ciudadanos. Se trata de una represión ejercida en distintos ámbitos que el historiador Francisco Moreno Gómez ha calificado como “multirrepresión”. Esta idea viene a insistir en que el franquismo no trató sólo de destruir físicamente a la anti-España, sino sobre todo se trato de la persecución de la mitad de un país después. 

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