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El PP andaluz busca que el votante moderado le dé una victoria contundente para manejar a Vox

Moreno quiere acercarse lo más posible a los 50 escaños para poder optar a un Gobierno en solitario.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el de la Junta y candidato a la reelección, Juanma Moreno, a la llegada a la sede de la patronal andaluza para  un encuentro con empresarios. E.P./Eduardo Briones
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el de la Junta y candidato a la reelección, Juanma Moreno, a la llegada a la sede de la patronal andaluza para un encuentro con empresarios. Eduardo Briones / EUROPA PRESS

Javier Arenas, factótum de la derecha andaluza, quiso hacer del PP en la comunidad más poblada, que venía de la AP postfranquista de Manuel Fraga, un partido transversal y con sensibilidad autonomista. Le costó lo suyo, pero en el año 2007 Arenas apoyó in extremis la reforma del Estatuto de Autonomía que habían trabajado, sobre todo, el PSOE e IU. Cinco años después, el PP ganó las autonómicas y sacó 50 escaños, a solo cinco de la mayoría absoluta.

No pudo gobernar porque PSOE e IU se pusieron de acuerdo por primera y única vez en la historia de la autonomía y formaron un gobierno de coalición, que duró tres años, hasta 2015. Aquel fue el mejor resultado del PP en Andalucía en unas autonómicas.

El hoy presidente de la Junta, Juanma Moreno, ha querido, desde que llegó a presidir el PP andaluz, en marzo de 2014, al principio en medio de la incredulidad (y también la mofa) general, aun en su propio partido, completar ese viaje al centro, ese trayecto que Alfonso Guerra, (PSOE) exvicepresidente del Gobierno, aguijoneó con sorna: "Llevan años viajando al centro y todavía no han llegado. ¿De dónde vendrán, que tardan tanto?"

En la campaña de las elecciones de 2018, en las que el PP logró contra pronóstico el Gobierno andaluz, Moreno se fue al pinar de la histórica foto de la tortilla, icónica para el socialismo en España. En ella, inmortalizados por la cámara del fotógrafo Pablo Juliá, Felipe González, Alfonso Guerra y Manuel Chaves, entre otros y otras, disfrutan de un relajado día de campo en 1973. Moreno fue allí con la intención de llevar a la "reflexión" a "muchos votantes socialistas".

"40 años antes, todos esos dirigentes que estaban en ese momento en el socialismo querían algo nuevo, querían un tiempo nuevo para su tierra. Apelaba a ese espíritu de toda esa generación que quería algo nuevo, algo diferente. Pues ahora lo mismo, incluidos votantes socialistas. Ha llegado el momento de que Andalucía inicie un nuevo momento. Era un momento de reflexión. El cambio tiene que superar la barrera ideológica, debe de estar por encima de la barrera ideológica y por eso apelaba a ello", afirmó entonces, en su momento, a Público.

Esa foto de la tortilla y esa explicación que dio el hoy presidente (quien, estando en la oposición, firmó también con la izquierda un pacto para la mejora de la financiación de Andalucía) son las que marcan también la estrategia del PP en esta campaña electoral.

Hoy en el cuartel general del PP andaluz atisban por primera vez la posibilidad de robarle al PSOE la posición hegemónica en la comunidad más poblada y además gobernar en solitario (con permiso de Vox) en Andalucía por primera vez (Moreno logró ser presidente en 2018 con unos escasos 26 escaños gracias a Ciudadanos y Vox). Y esa posibilidad pasa (además de por engullir el voto a Cs) por hacerse con el voto moderado de izquierdas. "Es el camino óptimo para el PP. En el centro el campo es mucho más grande", afirman fuentes del PP andaluz.

"Hoy tenemos una oferta transversal. Se ha roto un mito. Eso ha calado. No conozco a nadie que diga: Moreno me cae mal, incluso el votante de izquierdas. No le incomoda a nadie", afirman fuentes de la dirección del PP. Hoy Moreno, al tran-tran, piano piano, frase que acuñó su mano derecha, Elías Bendodo, al entrar por primera vez en la Junta de Andalucía, busca un objetivo que podría calificarse de edípico: esos 50 escaños que ya logró Arenas. Algunas encuestas, de hecho, se los dan.

La campaña

En el PP andaluz han planificado una campaña sin riesgos, muy controlada y de andar por casa. La movilización de sus votantes, la valoración y conocimiento del presidente Moreno, creen que será suficiente para vencer. No habrá en ella presencia de otros presidentes autonómicos (si la hubiera implicaría que hay problemas, y con esta decisión evitan que alguien cometa exabruptos como los que en su momento lanzaron Esperanza Aguirre y Ana Mato) y sí de Alberto Núñez Feijóo, que estará en seis provincias, todas excepto Córdoba y Huelva, adonde acudirá Cuca Gamarra, su número dos. "No hace falta nada más. Nuestra campaña es nuestro libro", aseguran las fuentes.

"Andalucía es una tierra moderada", analizan en la dirección del partido. En San Fernando creen que Feijóo tira del voto a su favor, mientras que las aventuras de Pedro Sánchez con independentistas catalanes y vascos penalizan al PSOE y les viene bien a ellos en términos electorales. Cuantos más ministros y más presencia del Gobierno de España en Andalucía, analizan en el PP, más desmovilización del electorado socialista. Esa desmovilización de la izquierda, también de la que está a la izquierda del PSOE, ahora a la gresca por la presencia de Teresa Rodríguez en los debates electorales, unida a la ilusión del votante del PP que por primera vez desde 2012, es lo que les lleva a pensar a lo grande.

Para los estrategas del PP, eso sí, la cuestión es, sin perder la ambición, no vender la piel del oso antes de tiempo. "La verdadera encuesta es el día 19", dijo este martes la secretaria general, Loles López. "No hay nada ganado", consideran en el PP andaluz. En sus análisis, entra, a pesar de la falta de conocimiento de Juan Espadas, hasta hace unos meses alcalde de Sevilla, la fortaleza del PSOE andaluz, con sus 450 alcaldes y sus 700 casas del pueblo. "Eso al final son votos. Es o ha sido la maquinaria electoral, con sus dopajes, más fuerte del país. Mucha prudencia. Estamos en Andalucía. Hay una fidelidad del voto al PSOE mayor. Solo pretendemos ganar las elecciones", aseguran las fuentes. El recuerdo de 2012, cuando todas las encuestas daban una mayoría absoluta al PP de Javier Arenas, no se olvida en las filas de Moreno.

A su derecha, el PP tiene a Vox, que en las generales se quedó a escasos 8.000 votos, les superó en cuatro provincias y a punto estuvo de dar el sorpasso general. "Ellos creen que sacarán 25 ó 26 diputados. Vamos a ver", afirman en el cuartel general del PP. La idea del PP es hacer un gobierno monocolor –tal vez con consejeros de Ciudadanos–. Para ello, Moreno apela "especialmente a esa mayoría de andaluces que están en el ámbito de la serenidad, que son serenos, tolerantes, abiertos, plurales, diversos, la mayoría que no chilla y no es radical y que cree que la gran vía y el gran espacio del centro es el mas productivo para todos". Todo lo que sea acercarse a la cifra de 50 escaños y sumar más que todos los partidos de la izquierda le posibilitaría "gobernar en solitario", calcula Moreno.

Vox y el Gobierno

El presidente de la Junta fue el primero que pactó en España con la ultraderecha. En esta legislatura ha cerrado tres pactos presupuestarios con Vox y, bien lejos del centro y de esa moderación que vende en campaña, ha puesto en cuestión en esos acuerdos los derechos de las mujeres: ahí queda un innecesario teléfono de violencia intrafamiliar y subvenciones a asociaciones llamadas antiabortistas que atentan contra la libertad de las mujeres.

Moreno jamás ha descartado la posibilidad de gobernar en coalición con Vox, como quiere su candidata Macarena Olona, aunque no sea su escenario ideal. Este martes el presidente resumió así su posición. "Para un presidente lo primero tiene que ser Andalucía, por encima de su partido. El que quiera entrar en el Gobierno tiene que entender que el interés de Andalucía tiene que estar por encima del partido y el que no lo haga, no tiene cabida en el Gobierno andaluz", dijo, según recoge Europa Press, como aviso a navegantes.

Moreno, así, rechazó "coaliciones de líos" y apeló a la "mayoría no radical y que no chilla" para gobernar. Para Moreno, Vox lo decide todo en Madrid. "Ahí empezamos mal", dijo Moreno, quien afirmó que él tiene manos libres para decidir con quién pacta y con quién no. El presidente de la Junta defendió que la única formación política que afronta con autonomía estas elecciones es el PP: "Curioso, quien me lo iba a decir a mí hace años". En efecto, quién le iba a decir a él la noche del 1 de diciembre de 2018 todo esto, cuando el PP tenía ya preparado su relevo. Hoy, Moreno juega a ser Edipo con Arenas. La barrera de los 50 escaños le contempla.

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