Podemos prepara su reconstrucción después del 23J tras aceptar una segunda fila en la campaña de Sumar
El partido abrirá tras las elecciones una "etapa de construcción de poder social, cultural y militante".
Madrid-
Podemos abre una nueva fase en su hoja de ruta política. En el camino, a veces, hay que desviarse para tratar de llegar al final y superar los obstáculos más próximos, y eso es lo que parece haber asumido la formación morada, el rodeo del obstáculo de las elecciones generales que se celebrarán el próximo 23 de julio y que pondrán a prueba la nueva alianza de la izquierda.
La formación morada celebró este sábado una reunión de su Consejo Ciudadano Estatal para trazar su estrategia en dos tiempos, lo inmediato y el medio y largo plazo.
En lo inmediato, los de Belarra han dado por concluida la batalla contra el veto de Sumar a Irene Montero en las listas electorales y han asumido que por primera vez en ocho años no van a liderar la campaña que decidirá el futuro de la izquierda.
En el medio y el largo plazo la formación ya pone el foco en la necesidad de reconstruirse, fortalecerse como organización y dar la batalla cultural contra la derecha en unas condiciones y un escenario que, de manera irremediable, se fijarán tras el 23J.
Desde el principio, en el partido eran conscientes de que sería prácticamente imposible revertir la exclusión de Montero de las listas, pero entendían que tenían que dar la batalla y mostrar su disconformidad con lo que para el partido supone el intento de dar muerte política a su "principal activo".
La estrategia pasaba en este contexto por dar una pelea acotada en el tiempo que dejara claro su rechazo a este veto y, también, que asumían su responsabilidad y su papel secundario en la campaña electoral que encabezará Yolanda Díaz.
Manos libres para el 23J después de la batalla del veto
En este elemento, el liderazgo de la vicepresidenta segunda, reside otra de las claves que han llevado a Podemos a aceptar su nuevo rol en la batalla del 23J.
Belarra anunció públicamente este sábado que dejaba las manos libres a Díaz para llevar a cabo su hipótesis política, para que pusiera a prueba una apuesta que, entre otras decisiones, incluye apartar a Montero de la primera línea política a nivel institucional.
Esto conlleva una máxima que algunas voces de Podemos han repetido en los últimos días: quien lidera es quien asume en primera persona el resultado que se obtiene, por lo que si la coalición electoral de la izquierda transformadora fracasa en julio, es más que probable que los de Belarra hagan valer su papel secundario en una campaña en la que han dejado claro: "Nuestro trabajo es ponernos detrás de Yolanda Díaz y hacer lo que se nos pida".
En Sumar también tienen claro que cualquier resultado deberá estudiarse en profundidad y con una visión general, y que esta "batalla acotada" y pública contra Díaz por el veto a Montero puede tener su reflejo electoral.
En Podemos, en cualquier caso, tienen claro que hay vida más allá de las generales, aunque los árboles del 23J impidan ver el bosque que supone el escenario poselectoral.
Y para esta coyuntura también tienen una estrategia: "Abrir una etapa donde tenemos que construir poder social, cultural y militante", según remarcó la secretaria general en su discurso ante el Consejo Ciudadano.
En esta fase todo apunta a que Montero seguirá teniendo un rol destacado en la organización, después de que Belarra le dejara claro que no le van a "soltar la mano" y de que la ministra de Igualdad concluyese su intervención en este órgano con un "podéis contar conmigo".
Sobre las condiciones de este futuro cada vez más próximo, la secretaria general esbozó una idea: "El camino de la transformación social es largo; las condiciones en esta etapa no son mas difíciles que las que hemos vivido en nuestros primeros años de vida".
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