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El silencio se instala en la recta final de la negociación de la reforma laboral con visos de acuerdo

Gobierno, sindicatos y patronales apuestan por la discreción en las últimas semanas de negociación, aunque desde todas las partes se reconoce que hay avances constantes que acercan cada vez más el acuerdo. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, promete a los socios del Ejecutivo en el Parlamento que además de diálogo social habrá "diálogo político".

Yolanda Díaz Congreso
La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, este miércoles en el Congreso. Javier Lizón / EFE

Los "pálpitos" y la "confianza" en que el acuerdo sobre la reforma laboral puede llegar pronto se han multiplicado en los últimos días, pero lo ha hecho a costa de que no se traslade prácticamente nada de las reuniones que se han mantenido desde el lunes.

El Gobierno está convocando la mesa de diálogo social que aborda esta cuestión todos los días de esta semana (ya se han producido encuentros el lunes, el martes y el miércoles; hay una reunión convocada el jueves y se espera que este foro también se reúna el viernes) con el objetivo de que la reforma esté lista antes de que acabe el año.

Sin embargo, el momento en el que más horas se dedican a la mesa es en el que menos información concreta hay. Todas las partes han hecho su particular voto de silencio y, aunque en cada jornada se admite que se han producido avances, poco trasciende acerca de los mismos.

La justificación oficial responde a un argumento: que la mesa está en un momento de negociación de aspectos eminentemente técnicos. Sin embargo, el hecho de que este foro haya entrado en la recta final es lo que ha provocado que todas las partes implicadas adopten una cautela y una discreción que consideran esencial para que haya acuerdo.

Pese a todo esto, tanto el Ejecutivo como las organizaciones sindicales consideran que las negociaciones van bien, y ven más cerca un acuerdo tripartito que incluya a la patronal. Desde CCOO y desde UGT se advirtió el martes que nada estaba cerrado y que si la reforma laboral no lograba el alcance pretendido (en materia de límites a la temporalidad, simplificación contractual y reequilibrio de fuerzas en la negociación colectiva) no firmarían el texto.

Pero esto sonó más a un "aviso a navegantes" y a fijar una posición contundente que a una eventual mala marcha de las negociaciones. De momento, la patronal no se ha levantado de la mesa pese a que se han abordado cuestiones como el contrato temporal, las condiciones laborales de la subcontratación o la recuperación de la ultraactividad. Y eso es ya de por sí una señal.

La patronal sigue en la negociación

El empresariado no ha dado señales de ruptura inminente ni siquiera después de que este miércoles el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, convocara a su ejecutiva para fijar los límites de la negociación y pulsar a sus cuadros. Hay voluntad de acuerdo, aunque la voluntad no lo es todo y la mesa podría fracasar en su intento de lograr el máximo consenso.

En paralelo al diálogo social, los socios parlamentarios del Ejecutivo ya han advertido a Yolanda Díaz de que quieren participar en la negociación. Tanto desde ERC como desde EH Bildu han formulado preguntas y presentado iniciativas para que la titular de Trabajo los haga partícipes de la reforma laboral.

Aunque estas dos vías (la del diálogo social y la de la negociación parlamentaria) son complementarias, un acuerdo tripartito (y por lo tanto con un gran consenso) entre Gobierno, sindicatos y patronales llevaría al Parlamento un texto más blindado que un acuerdo solo suscrito por el Ejecutivo y por las organizaciones sindicales.

Sin embargo, este miércoles la propia Yolanda Díaz le dejó claro a los partidos del bloque de la investidura que, además del diálogo social, habría "diálogo político" para definir una reforma laboral que, en principio, se remitirá al Consejo de Ministros como muy tarde el 28 de diciembre.

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