Entrevista a Xavier Rius, experto en Vox"Yo no me creo que Olona no supiera que había nazis junto a ella"
Madrid-Actualizado a
La publicación aborda las raíces ultraderechistas de las caras públicas de Vox, pero también cómo el autoritarismo reina en la formación de Abascal. Esta monografía supone un exhaustivo acercamiento al pasado y presente del partido ultraderechista.
Desentrañar el hermetismo interno de Vox no es tarea fácil. Saber de dónde proceden las ideas de los iniciadores de la formación de ultraderecha da buena cuenta de la opacidad y autoritarismo que reina dentro del partido de un Abascal al que nadie ha votado con secretario general. El periodista y escritor Xavier Rius acaba de publicar Vox. El retorno de los ultras que nunca se fueron (Akal, 2023), una monografía que repasa la historia de esta organización cuyos integrantes no son nuevos en política. Aquí, el autor conversa con Público sobre la moción de censura con Tamames como candidato, las raíces ultraderechistas de Vox, cómo ha sido su crecimiento, la salida de Macarena Olona, el relevo de Javier Ortega Smith y el futuro del partido en el medio plazo.
Dentro de unos días se celebra la moción de censura de Vox con Ramón Tamames como candidato. Como experto en esta formación política, ¿le sorprendió el anuncio?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la moción de censura es una propuesta sobre la que no hay unanimidad dentro de Vox. Parecía que la cosa iba medio en broma hasta que las cinco o seis personas del núcleo duro de Vox dijeron que sí, que para adelante con ello. Esto, como todo, lo han decidido sin contar con la militancia ni otros tantos dirigentes, así que la situación no gusta a muchos simpatizantes.
Tampoco tengo muy claro qué va a ganar Vox con esta moción de censura, aunque siempre ha querido liderar la polémica, y lo ha conseguido. Quieren que se hable de ellos, aunque sea mal. En cierto modo, sí me sorprendió el anuncio y el candidato, pero como Vox siempre se mueve en este tipo de extravagancias, también entra dentro de sus parámetros. Liderarán la polémica unos días, otra cosa es si eso les será rentable electoralmente.
¿Por qué Tamames?
Porque no encontraron a nadie más. Sonaron varios nombres, entre ellos Rosa Díez, y finalmente fue Tamames. Lo que está por ver es si el propio Tamames hace un discurso distanciándose de Vox, como ha ocurrido en las últimas entrevistas que ha dado, y de qué forma puede sortear las réplicas que le harán los diferentes partidos políticos.
En su libro esboza las raíces ultraderechistas de muchos líderes de Vox como Ortega Smith o Jorge Buxadé. ¿Estos personajes se sienten cómodos en Vox?
Sí, están muy cómodos en Vox. Para mí, todo esto lo cierra el libro que el mismo Buxadé escribió hace un año, titulado Soberanía. En él, mantiene la ideología falangista de la que procede y arremete contra el sistema autonómico y el sistema de partidos.
Lo que hay que saber de Vox es que ahí manda el Comité de Acción Política (CAP) cuyos miembros son "secretos" aunque conocidos. Son seis, aunque en realidad son cinco ya que Buxadé tiene dos cargos: Santiago Abascal, Iván Espinosa de los Monteros, Buxadé, Javier Ortega Smith y Quico Méndez Monasterio.
Este último no es tan conocido como los demás pero es un pilar fundamental. Él negoció la entrada del Gobierno de Vox en Castilla y León
Para mí es un personaje muy relevante que, además, está en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) ya que él era antiguo dirigente de la Alianza de la Unidad Nacional de Ricardo Sáenz de Ynestrillas. Cuando Ynestrillas es condenado y se fuga, el partido pasó a llamarse Alianza Nacional, y Méndez Monasterio ocupó puestos en sus listas en un par de ocasiones al Parlamento Europeo y al Congreso de los Diputados.
De todas estas cinco personas que había en el CAP, porque a Ortega Smith le ha sustituido Ignacio Garriga, tres provenían de la ultraderecha clásica, todos menos Abascal, que venía del PP, y Espinosa de los Monteros, con una ideología ultraliberal, trumpista y cercana a El Yunque y Hazte Oír.
Si siempre se ha dicho que la izquierda está dividida, la ultraderecha no iba a ser menos. Usted dedica todo un capítulo a estas agrupaciones más extremistas y su metamorfosis a lo largo del tiempo. ¿Todas ellas han confluido en Vox?
Todas no han llegado a confluir en Vox, pero Vox sí se ha alimentado mucho de ellas. La antiinmigración no cuajó tanto en España, quitando a Plataforma per Catalunya, ni tampoco el aspecto euroescéptico. Sí lo hizo el rechazo a las políticas de Rajoy y, sobre todo, una defensa de la España unitaria centralista.
Al principio, cuando estaba Alejo Vidal-Quadras todavía, pretendían crear una especie de PP auténtico, y cuando Abascal se le quita de encima ya sí empiezan más fuerte con esta línea de la antipolítica y cogen el tema de la antiinmigración. En realidad, si miras el programa de Vox para las europeas de 2014, sus propuestas respecto a la migración no difieren apenas de las que hacían otros partidos conservadores.
Vox ha tenido varios activadores, por así decirlo, hasta convertirse en lo que es ahora. Uno de los más importantes fue el Procés catalán
Cuando Ortega Smith se persona en la causa del Procés y pone las querellas es cuando el partido toma más fuerza política, y eso les ayuda a dar el salto. Hasta 2016, la acusación popular en los juicios era una figura que ejercía Manos Limpias, pero la organización termina desarticulada acusada de extorsión y ahí Smith ve un espacio libre para empezar a poner querellas.
"Cuando Ortega Smith se persona en la causa del Procés (...) es cuando el partido toma más fuerza política"
Realmente el que tiene un papel relevante aquí es Buxadé, que antes había sido abogado del Estado en Barcelona. Él era quien les decía a Ortega Smith contra quien querellarse y ganan mucha cuota de telediario. Poco después llegaría ese salto que dan en las elecciones andaluzas.
En los comicios de Andalucía ganan totalmente el relato.
Eso ocurre porque Susana Díaz se queda en minoría en el Gobierno que hasta entonces había apoyado Ciudadanos. Se convocan elecciones para diciembre de 2018, pero en ellas no se habla de corrupción, infraestructuras, agricultura o vivienda, que es lo que tocaría, sino de que el PSOE ha pactado con los enemigos de España en la moción de censura que ganó en junio del mismo año.
Es decir, en las elecciones andaluzas solo se hablaba de Catalunya y Vox sigue con su retahíla de que Rajoy no había hecho un 155 hasta el fondo al no intervenir los Mossos d'Esquadra o cambiar el modelo educativo. Ahí comienza ese círculo en el que Vox va creciendo en las siguientes elecciones que hay por España.
También la pandemia fue un buen momento para ellos
Como buen partido ultra, Vox apoyó las tesis conspiranoicas que iban surgiendo, igual que mostró su rechazo a las restricciones. No verás a ningún partido de Gobierno haciendo este tipo de cosas, como rechazar la vacunación. Vox se unió a la antipolítica de la ultraderecha y ese populismo que cada vez se extiende más a nivel mundial.
Por otra parte, usted defiende que Vox es un partido muy autoritario. ¿A qué se refiere exactamente?
Yo me centro en lo que ha ocurrido en los últimos años, en cómo muchos concejales han discrepado con la gestión económica que se hacía de los fondos porque no existen ejecutivas regionales de Vox. Eso es lo que ocurrió con los diputados de Murcia, sin ir más lejos. Esto de no tener ejecutivas regionales es solo la excusa para que no surjan barones territoriales. Como falta ese organismo, las decisiones las toma el Comité de siempre formado por los cinco de siempre. Sin presidentes regionales, lo que votan los diputados autonómicos o concejales lo decide un asesor o comisario político designado desde Madrid.
Tampoco hay ningún tipo de democracia interna. A Abascal nadie le ha votado, se proclamó. En la asamblea de Vox de marzo de 2020 en la que se le nombra el nuevo CEN con Abascal como presidente, no fue votado. Era candidato único y nadie le podía plantar cara al ser casi imposible conseguir los avales. Por ejemplo, Feijóo también era candidato único y le votaron el 99,5% de los militantes del PP. Abascal fue proclamado.
¿Qué significó para Vox la salida de Macarena Olona? Ahora parece que ella reniega de lo que defendía hace apenas unos meses
Esto no lo digo porque haya que empatizar con ella, pero es cierto que Olona no pertenecía a ninguno de los dos grupos originarios de Vox, ni del PP ni la extrema derecha. Sí era una abogada del Estado muy combativa frente al nacionalismo vasco y termina siendo diputada por Granada para Vox.
Lo que ocurre es que ella destaca mucho más de lo esperado en el Congreso de los Diputados. Era una cabecilla dialéctica muy buena, pero no formaba parte del CAP ni nada, ni tampoco ninguna vicesecretaría. Vox veía cómo la diputada que cada semana ponía en jaque al Gobierno no era de su núcleo e intentaron quitársela de encima enviándola a Andalucía.
"Era una cabecilla dialéctica muy buena, pero no formaba parte del CAP ni nada"
Allí sacó con Vox 100.000 votos más que en las anteriores elecciones, pero no fue relevante para formar Gobierno, así que ve que será una diputada regional sin ningún poder, porque no existen los comités ejecutivos regionales en Vox. Por eso se va.
Ahora, que ella dice que no sabía que había ultras en Vox, miente. Sabía perfectamente lo que había. Lo único que ha ocurrido es que ahora ha visto cómo trata Vox a la gente, como ha ocurrido con decenas de concejales. Yo no me creo que Olona no supiera que había nazis junto a ella en Vox.
Este personaje que se ha construido ahora tampoco debería hacernos olvidar que Olona sigue reivindicando la inconstitucionalidad de los estados de alarma de la pandemia que, más allá de las críticas legales a la hora de gestionar los confinamientos, fueron necesarios. No la veamos como una defensora de las causas perdidas, como una progre que se equivocó de partido.
Uno de los últimos movimientos en la formación de Santiago Abascal es la caída de Ortega Smith como secretario general. ¿Este peso pesado de la ultraderecha era demasiado pesado?
Esa caída se produjo por mano militari. Lo apartan por lo que ocurrió con Olona, pero también porque los cuatro diputados de Murcia habían dejado Vox y de los 520 concejales, en torno a un 40% ha dimitido o pasado el acta al siguiente, o se han ido de Vox llevándose el acta. Ahora mismo, yo he podido contabilizar seis escisiones diferentes de Vox con concejales que han abandonado la formación, aunque en estas próximas elecciones no se comerán un rosco.
Ortega Smith era el encargado de anunciar a los diputados y concejales de Vox que tal persona se encargaría de confeccionar las listas, y la cosa estalló, pero no fue su culpa. Él no era el malo, solo era un soldado y cumplía órdenes. Sabremos si Ortega Smith está vivo o muerto políticamente si después de las elecciones municipales de Madrid Vox decide presentarle al Congreso de Los Diputados con el número dos o el número diez, ahí estará la diferencia. Por el momento, sigue siendo uno de los vicepresidentes de Vox y junto a él hay mucha gente que eran quienes aplicaban la mano militari a la orden de Abascal.
¿Vox se está enfrentando a conflictos que jamás imaginó?
Yo creo que Vox todavía no se ha enfrentado a muchos conflictos que le quedan por librar. Durante la investigación para publicar el libro, fui al registro de partidos para pedir toda la información sobre Vox. Lo que encontré es que desde la asamblea de octubre de 2014 en la que Abascal se autoproclama presidente de Vox hasta diciembre de 2018, tras las elecciones andaluzas, Vox no ha remitido en cuatro años las actas de su asamblea anual en las que tiene que afirmar que se aprueban las cuentas, quiénes componen la junta y los ceses, entre otras cuestiones.
"Vox funciona con gran opacidad"
Cuando Juan Jara, que salió de Vox, decía que en las reuniones no había actas, era verdad. Hay un vacío de documentación de cuatro años, pese a que tienen la obligación de presentarla. Vox funciona con gran opacidad. Casi nunca queda nada por escrito. El día que alguien le haga rendir cuentas por ello, llegará uno de los mayores conflictos que tendrá que sortear.
¿Cuál atisba que será el futuro de Vox? ¿Sus votantes volverán poco a poco al PP?
La cuestión no es si sus votantes volverán al PP o no, sino si los escaños que saquen en las siguientes elecciones nacionales serán relevantes a nivel aritmético. Hoy, 52 diputados sin irrelevantes para cambiar las mayorías o para nombrar un presidente del Gobierno.
Yo creo que bajarán en número de escaños, pero si Feijóo les necesita serán relevantes e imagino que Abascal hará lo mismo que en Castilla y León, que no regala votos si no le dejan gobernar.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.