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Alquileres Un IPC disparado se ceba con los inquilinos: "Mi casero me ha subido el alquiler casi 70 euros al mes"

La inflación se situó en diciembre en el 6,7% por culpa del precio de la energía, máximos no vistos en 30 años. La revisión anual de los contratos de arrendamiento vinculados al IPC castiga a unos arrendatarios que llevan casi una década sufriendo el alza disparada de los alquileres.

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Una inmobiliaria anuncia un piso en alquiler en Madrid. — Marta Fernández / Europa Press

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Malas noticias —una vez más— para las personas que viven de alquiler en España. El Índice de Precios al Consumo (IPC) que el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha adelantado este jueves sitúa la inflación de diciembre en el 6,7%. Esto quiere decir que, si el inquilino firmó su contrato en diciembre y este especifica que el precio se actualiza anualmente según el IPC, a partir de enero su alquiler subirá 6,7%.

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El IPC es la referencia más común para la revisión anual de precios del alquiler en los contratos. El indicador lleva aumentando desde el pasado marzo, después de un año de pandemia en números ligeramente negativos. Sin embargo, el precio de la energía y su impacto en los costes de producción en general lo han disparado a máximos que no se veían desde hace casi 30 años. El resultado es que una gran cantidad de inquilinos está recibiendo notificaciones de sus caseros en las que informan de esta subida, que se suma al aumento del precio de la luz, del gas, de los carburantes y de la alimentación, mientras que los sueldos se mantienen idénticos (salvo el SMI).

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En ciudades como Madrid, Barcelona o San Sebastián es donde más se nota esta posible subida, ya que cuentan con los precios medios del alquiler más elevados, según todos los portales inmobiliarios. Son subidas de alrededor de 500 euros al año de media en estas urbes.

800 euros más al año

Mónica y su marido se mudaron en 2020 a un piso cerca del barrio de Puerta del Ángel, en Madrid. Fue justo antes del primer confinamiento. Lleva pagando desde entonces 1.250 euros al mes. El matrimonio, con dos hijas menores de cuatro años, ingresa unos 2.700 euros con los dos salarios. Hace pocos días recibió una notificación de la agencia que gestiona el alquiler de su casera. A partir de febrero, el nuevo precio será de 1.318 al mes. "Son casi 70 euros más por el IPC", lamenta. El año que viene pagará 816 euros más que este. "La vivienda va a suponer más del 40% de nuestros ingresos. Es demasiado. Queremos encontrar otro piso, pero en Madrid todo ha subido mucho y es muy difícil encontrar", se queja.

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A Manuel, la inflación de noviembre (5,5%) ya le ha supuesto un aumento de 37 euros al mes, o lo que es lo mismo, "420 euros el próximo año", detalla por teléfono. Vive solo en un piso de 40 metros cuadrados en Barcelona que alquiló el pasado año por 680 euros al mes. Las nuevas condiciones elevan su alquiler a 717 euros, según le ha notificado su casero, un particular. Ante su incredulidad, denunció la situación en Twitter, y varios usuarios respondieron que había sufrido aumentos mayores.

"Suben los precios de todo, pero aquí solo le repercute al inquilino", lamenta Manuel

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"Mi contrato lo especifica. He intentado negociar, pero la ley está de su parte", lamenta este joven de 28 años que trabaja en el departamento de comunicación de una editorial. Su salario neto es de 1.800 euros. "Por eso decidí irme a vivir solo, porque podía permitírmelo. Ya no lo tengo tan claro y barajo volver a compartir piso o irme de Barcelona ahora que me lo permite el teletrabajo", apostilla.

"Suben los precios de todo, pero aquí solo le repercute al inquilino, que tiene que hacer frente al alza de la luz, de la vida en general y también al de la vivienda, que ya era exagerado", expone. "Hablamos de subidas grandes porque los precios del alquiler, al menos en Barcelona, ya estaban muy altos. La ley catalana de vivienda ha servido para contener, pero no los ha bajado. Esta subida que asumo ahora está por encima de lo que la ley permitiría, pero tratándose del IPC, sí es posible", describe.

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Barcelona es una de las pocas ciudades españolas que cuenta con un índice de precios de referencia facilitado por el propio ayuntamiento. Según sus datos, el precio medio del alquiler en la ciudad se situaba en 2020 en 965 euros. Si se revisa mirando al IPC de noviembre, por ejemplo, la subida media será de 53 euros. Si el contrato se firmó en diciembre, ascendería a casi 65, unos 775 euros al año. Toda la ciudad está considerada zona de precios tensionados desde que se aprobó, el año pasado, la Ley de Medidas Urgentes en Materia de Contención de Rentas en los contratos de arrendamiento de vivienda. Impedía el alza descontrolada de precios en los nuevos contratos por encima de este índice de referencia, pero el IPC de los último tres meses no va impedir aumentos notables.

El mes de firma, una lotería

La subida, denuncian los inquilinos, es una auténtica lotería, ya que depende del mes en el que se firmó el contrato, algo completamente aleatorio. Si fue en junio, la renta subiría solo un 2,5% y se mantendría así todo el año, mientras que otro inquilino que alquilase tres meses después pagará bastante más por ese simple hecho.

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Los aumentos en base al IPC son habituales en prácticamente todos los contratos de arrendamiento. Se ha mantenido bastante estable en la última década, de manera que no ha implicado subidas que afectaran al poder adquisitivo. Ni a los inquilinos les trastocaba las cuentas mensuales ni a los caseros les suponía un ingreso destacado. El resultado era que, muchas veces, los caseros ni siquiera la aplicaban.

Ahora, en cambio, la situación les es muy favorable, indican desde el Sindicato de Inquilinas de Madrid. "Llevamos más de un mes recibiendo bastantes consultas de inquilinos en esta situación. Por eso hemos lanzado una campaña informativa", explica a Público Fernando Bardera.

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Cuándo puede subir el alquiler y cuándo no

Según este activista, hay caseros que se están "subiendo al carro de estas subidas de forma ilegal, porque no está contemplado en sus contratos o ya se ha pasado el plazo para la revisión anual, pero lo quieren aplicar igualmente". Por eso recomiendan a todos los inquilinos que revisen su contrato si reciben un email del casero hablando de subidas vinculadas al IPC.

El sindicato aclara que, si no hay referencia explícita a una revisión anual, el precio no puede subirse. En caso de que sí se mencione, tiene que especificar que es el IPC el indicador de referencia. "Y, sobre todo, tienen que notificarlo por escrito en tiempo y forma. No pueden subir el precio sin comunicarlo previamente y no vale con un aviso oral", apunta Silvia Beltrán, abogada de La Red Jurídica y especialista en vivienda. "Si el contrato se firmó en mayo, la subida tiene que notificarse ese mismo mes. Si se pasa el plazo, el casero ya no puede revisar el precio hasta el próximo año", puntualiza.

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¿Si baja el IPC me baja el alquiler?

"Es otro ejemplo de la desprotección de los inquilinos frente a los arrendadores"

El artículo 18 de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) es el que establece estas posibles subidas. Sin embargo, según Beltrán, nunca habla de bajadas. Eso significa que, si el año que viene baja el IPC, depende de la buena voluntad del casero revisar el precio a la baja. "Nunca suele ser así. El inquilino puede solicitarlo, pero si el casero se niega, no hay ningún resquicio legal por el que intentar que baje el precio", resume la abogada.

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Fue lo que le ocurrió a Mónica. En 2021 vio que el IPC estaba en negativo y pidió a su casera revisar el precio según el IPC, tal y como marcaba su contrato. "Me dijo que no podía bajar el precio y que no estaba obligado", recuerda. En cambio, no ha tardado en aplicar la subida este año. "Es otro ejemplo de la desprotección de los inquilinos frente a los arrendadores. Y los más perjudicados son las familias vulnerables, cuyos ingresos no dan margen a este tipo de subidas", incide.

La LAU ha cambiado cinco veces su artículo 18 en los últimos ocho años, pero a efectos prácticos, es la reforma de 2015 la que podría librar al inquilino de esta acusada subida. Los contratos firmados a partir del 31 de marzo de ese año fijan el Índice de Garantía de Competitividad (IGC) como referencia para las subidas de precio. Salvo que el contrato especifique otra cosa. "Normalmente, el IGC es mucho más estable que el IPC, y eso lo saben los caseros. Sobre todo, los grandes propietarios. Por eso suelen imponer el IPC como referencia en los contratos", apostilla Beltrán.

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El IGC subió un 1,03% el pasado octubre, según publicó el INE este mes. Son más de cuatro puntos de diferencia con el IPC de ese mes, que se situó en el 5,4% interanual. La diferencia, por ejemplo, para un alquiler de 700 euros, sería de 450 euros al año. Por eso, el Sindicato de Inquilinas de Madrid también demanda que sea el IGC el valor que se tome en cuenta para evitar subidas tan acusadas.

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