Este artículo se publicó hace 4 años.
Un barrio que huele mal y un vertedero infestado de polémicas: así es vivir cerca del basurero de Madrid
El vertedero ubicado entre Rivas-Vaciamadrid y el Ensanche de Vallecas es protagonista por los olores que desprende y que llegan hasta los vecinos, y por la toxicidad medioambiental que genera la incineradora, que muchas organizaciones dicen que es un problema de salud para los vecinos.
Madrid-Actualizado a
"Al levantarme por las mañanas, lo primero que se huele es a basura, es horrible", dice una camarera de Valdecarros, en el madrileño Ensanche de Vallecas, mientras despacha un descafeinado y un cruasán. Aunque la mascarilla tapa gran parte de su gestualidad, se aprecia un ademán de asco al evocar el aroma matutino de su barrio. A menos de cinco kilómetros de su casa, el parque tecnológico (eufemismo oficial de vertedero) de Valdemingómez incinera y entierra toneladas de basura diariamente provenientes desde varios puntos de la Comunidad de Madrid. Si el viento sopla hacia su ventana, la pestilencia cubrirá su hogar.
El basurero madrileño se ubica entre Rivas-Vaciamadrid y Vallecas, al sureste de la capital, y sobre él otean críticas en torno a su gestión, contaminación y organización. Desde hace un año asume los residuos que se almacenaban en el vertedero de Alcalá de Henares, que ya llegó a su final de vida útil, y será el lugar donde acopiar los residuos hasta que esté finalizado el de Loeches, que prevé culminar las obras este mes pero aún no tiene fecha para arrancar a funcionar. Además, el Ejecutivo de Manuela Carmena, hacia el final de su mandato, estableció un plan para que la incineradora de Las Lomas [una de las ocho plantas del recinto] cesara su actividad para 2025. Los vecinos protestan sin suerte y acusan al actual Gobierno de haber desoído el plan trazado por Ahora Madrid, aunque María José Delgado Alfaro, directora general del Parque Tecnológico de Valdemingómez, ha asegurado a Público que el próximo contrato que se firme vencerá ese año.
En los alrededores del vertedero ya se identifica porquería, chatarra y escombros, como si indicaran el camino que lleva al basurero. En la rotonda de entrada, fronteada por un coche de la Policía, los camiones de basura hacen cola mientras esperan para pasar y descargar. A pocos metros, un sector de la Cañada Real sobrevive. En un día lluvioso el panorama recuerda a un escenario distópico de Blade Runner. Valdemingómez ha trabajado en 2020 con un total de 1.306.700 toneladas, según datos facilitados por el Gobierno del Ayuntamiento.
José Luis Nieto, coportavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento de la capital, denuncia la falta de visión por no anticiparse a los acontecimientos que irremediablemente acabarían llegando: "Se sabía que el vertedero de Henares estaba próximo a su colapso total. De hecho, hay cartas de la Mancomunidad del Este [empresa que deriva ahora los residuos a Valdemingómez] en las que decía que se preveía que pasaría a principios de 2018. Ha habido una absoluta negligencia, se han desentendido del asunto", asegura sobre estas prórrogas que provocan que en Vallecas se acumule basura de otros municipios.
Sobre el desvío de basuras, que alimentan la problemática de los olores y la contaminación que genera la incineradora, el Consistorio aprobó este noviembre una nueva prórroga del convenio para otros tres meses. Una medida que Ciudadanos, socio de Gobierno de Almeida, no apoya, al igual que el bloque de izquierdas del Ayuntamiento. Las prórrogas se deben a que el vertedero de Loeches no está listo para cuando se necesitaba. Se calcula que Valdemingómez recibe entre 184.000 y 230.000 toneladas extra de basura.
La directora general de Valdemingómez no pone una fecha pero sí recuerda el límite para que el recinto deje de recibir basura que no le corresponde: "Los residuos de la Mancomunidad del Este seguirán llegando a Valdemingómez por el tiempo estrictamente imprescindible para la terminación de los trámites pendientes para que el Centro Medioambiental de Loeches, al que la Mancomunidad del Este va a llevar sus residuos, se encuentre plenamente operativo. Plazo que en ningún caso podrá superar el 31 de marzo de 2021 como límite improrrogable para que termine la llegada de residuos", augura.
Vivir con olor a basura
Más allá de la incineradora, el generador de olores lo producen el resto de zonas del parque tecnológico. "Si abres la ventana de casa, sientes que te estás metiendo en un estercolero", confiesa Quique Villalobos, de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM). "Esto del olor se minimiza, parece que es algo un poco pijo, pero es muy importante, porque no puedes airear tu casa, te amarga un paseo", asegura este vecino del Ensanche de Vallecas.
Por épocas, el frío hace más tolerable el hedor proveniente del vertedero. "En invierno se nota menos porque te encierras en casa, pero en verano quien no tiene aire acondicionado y se va a la cama ve cómo en mitad de la noche tiene que cerrar las ventanas del olor que llega por el viento", declara.
Villalobos: "En noviembre de 2018 hubo 18 días con mal olor. En noviembre de 2019 hubo 12. En noviembre de 2020 ha habido 23"
La FRAVM lleva un registro histórico de la contaminación odorífera que produce Valdemingomez y encuentran que el problema está lejos de solucionarse. "En noviembre de 2018 hubo 18 días con mal olor. En noviembre de 2019 hubo 12. En noviembre de 2020 ha habido 23", asegura Villalobos, que, aunque pone el foco del problema sobre todo el barrio, centra la mayor de las preocupaciones en la zona de Valdecarros, donde al dar un pequeño paseo ya se puede apreciar algo en el aire, como recargado, como si acabara de pasar un camión de basura.
El sempiterno cierre de la incineradora de Valdemingómez, creada en 1978 (y de la que los vecinos claman con insistencia desde 2006), tiene su último incidente en la empresa que gestiona la incineradora, Urbaser. El contrato de licitación, pese a caducar en junio, aún no se ha visto reemplazado por otro y ni siquiera se ha publicado el pliego para presentar ofertas. Aunque la oposición insiste, nadie ha visto ningún nuevo contrato, pero sigue operando como si nada hubiera pasado.
Delgado Alfaro responde a esto y carga contra el anterior Ejecutivo: "El equipo de Gobierno actual del Ayuntamiento está tramitando un nuevo contrato para la planta de Las Lomas, que tendrá prevista su duración hasta el año 2025, nuevo contrato que se ha retrasado porque no se había preparado nada por la anterior corporación, a pesar de que la Estrategia de residuos del Ayuntamiento de Madrid que había aprobado preveía que la planta de Las Lomas estaría en funcionamiento hasta el año 2025", asegura.
Toxicidad en el ambiente
Aunque las protestas vecinales se han rebajado, aún queda una pancarta en Valdecarros en contra del basurero, de hace unos meses, cuando las movilizaciones pretendieron concienciar a la clase política de que no está bien tener un barrio condicionado por el olor y por las toxinas que hay en el aire.
En una de las entradas al vertedero, donde hay diferentes plantas, uno de los guardias de seguridad confiesa a Público desde su garita que hay días que el olor es insoportable. Cuando se le pregunta sobre si hay algún plus en su nómina por soportar hedores o incluso si cobra por peligrosidad, responde con una sonrisa.
Un vecino, mientras saca al perro durante la mañana de un viernes, reconoce que el olor proveniente de Valdemingómez existe, pero que a él no le molesta demasiado. Lo que parece desconocer es que el nivel de dioxinas y furanos en el aire de su barrio, el ensanche de Vallecas, es mucho más alto que en otras zonas de Madrid.
Sobre este asunto, Nieto, portavoz de Más Madrid en el Consistorio, recuerda un informe sobre la toxicidad de Valdemingómez: "Un estudio que hizo Madrid Salud entre 2017 y 2018 asegura que la concentración de dioxinas y furanos es cuatro veces más elevada en los barrios cercanos a las incineradoras. Hay evidencia científica de que la exposición continuada es perniciosa para la salud".
En 2019, en cambio, el Ayuntamiento de Almeida publicaba un estudio en el que concluía que "no existe mayor riesgo de mortalidad a menos de cinco kilómetros", y añadía: "No existen evidencias que demuestren que la actividad del PTV [Parque Tecnológico de Valdemingomez] incida en la salud de la población". Posteriormente, Ecologistas en Acción desacreditaba el informe por la "insuficiencia de los datos empleados en el estudio y la imposibilidad de analizar la morbilidad por falta de datos". La directora del vertedero, Delgado Alfaro añade que "el seguimiento de los valores de las emisiones de Las Lomas pone de manifiesto que la depuración de gases existente en la planta cumple sobradamente los valores límites legales, y se encuentra muy por debajo de estos".
Sin menospreciar el problema de la contaminación y de los olores, Carlos Arribas, coordinador del área confederal de residuos de Ecologistas en acción, encuentra que cualquier solución política que se propone obvia el punto más importante: evitar que el residuo se produzca. Cuando ya hay que deshacerse de una basura, es demasiado tarde para solventar el problema: "Hay que hacer políticas de prevención y reducción de residuos, que nadie lo hace. Promover compras a granel, reducción de envases, el compostaje... Todo eso sería básico, porque una vez que tenemos el residuo ya hay algo mal", zanja.
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