Este artículo se publicó hace 2 años.
A la búsqueda del asesino de gatos de Pinar de Chamartín
En las últimas semanas han desaparecido algunos gatos de una colonia felina en este barrio de Madrid y otros han sido encontrados muertos con golpes y mordeduras de perro. Algunos vecinos y voluntarios animalistas sospechan que una misma persona está detrás de todos los casos.
Alejandro Tena
Madrid-
"El martes nos encontramos a la gata ahí muerta, en la acera", cuenta Elena, vecina del barrio madrileño de Pinar de Chamartín, en Madrid, tratando de contener las lágrimas. No entiende qué está ocurriendo, explica, pero en los últimos meses la violencia contra los felinos de la zona no ha cesado. Este último asesinato, durante la madrugada del martes, le ha dejado algo tocada. "Era la más sociable de la colonia. Estaba siempre en mi edificio, pasaba los días con el conserje y las noches con el de seguridad, que está hecho polvo", cuenta esta vecina y voluntaria animalista.
Mientras camina, no para de hacerse la misma pregunta: "¿A quién le puede molestar que haya gatos?". El caso de Gatina, que es cómo ella llamaba a esta minina de unos nueve años, ha sido el más llamativo de las últimas semanas. En la acera todavía quedan restos de sangre de la escabechina. Según los veterinarios que han realizado la autopsia del animal, murió apaleada y por mordeduras de un perro de gran envergadura. "Hay un monstruo que se está dedicando a perseguir a los gatos y soltarles a un perro, es lo único que sabemos. Hemos puesto una denuncia pero aquí no pasa nada, la Policía no hace nada", lamenta.
"Hace un año, en esta colonia felina había registrados 18 gatos. Ahora llevamos ya cuatro cadáveres, contando con la del martes. Todos ellos presentaban heridas, así que sospechamos que es la misma persona la que está detrás de las muertes", explica Bea, miembro de la asociación animalista que, junto a particulares del barrio, trabaja para cuidar del gaterío de la zona. A los cuatro ejemplares que han aparecido asesinados hay que sumar la desaparición de otros seis de los que no se sabe nada. Es decir, de casi una veintena, sólo quedan ocho.
Uno de los desaparecidos, cuenta Edu, un voluntario animalista que prefiere permanecer en el anonimato, fue visto por última vez con heridas y creen que sigue vivo. "Es algo que no es nuevo en esta zona. No sé por qué, pero en los barrios de bien suele haber más gente a la que le molesta que haya animales. No hace mucho tiraron en esta misma zona veneno y se cargaron a unos cuantos perros. Que yo sepa, al menos un galgo murió y otro quedó bastante jodido", explica el activista, que aunque reconoce que el problema del asesino de gatos les tiene más preocupado de la cuenta, no deja de ser "una gota más en el océano de violencia" que hay en parte de Madrid. "Quiero apuntar y dejar claro que aunque los gatos estén apareciendo muertos por mordeduras, la culpa nunca es del perro, sino del energúmeno que lo usa", matiza.
En el parque donde se ubica la colonia se pueden ver los cuencos de pienso y agua llenos, pero apenas hay rastro de felinos. Sólo uno asoma su cara blanca tras los árboles y otro sale huyendo al ver que hay movimiento de personas. "Es de los pocos que quedan", solloza Elena. "Antes se dejaban tocar, pero están asustados". Mientras habla, un hombre se acerca a la zona para comprobar el estado de los bebederos y pregunta a los vecinos si hay alguna novedad. "¿Se sabe algo ya de quién ha sido? Me encantaría pillar a ese tío...", dice. "Nada", contesta Edu, "pero tarde o temprano lo vamos a pillar".
Algunos vecinos están preocupados y, por su cuenta, tratan de averiguar quién está detrás de las muertes. "Anoche estuvimos hasta tarde por aquí", comenta el animalista. Pero nada. De momento, la única certeza es que el presunto autor lleva un perro y se mueve de madrugada, "cuando no hay gente en la calle". Así lo cree Elena, que explica que el vigilante de su bloque, frente a la acera donde apareció el último cadáver, salió en la noche de los hechos a las dos de la mañana a mirar "y todavía no había ocurrido nada".
No desean tomarse la justicia por su mano, sino tratar de identificar al criminal para poder ampliar la denuncia que ya han puesto, defienden. De hecho, los vecinos de la zona están tratando de conseguir que la Policía pueda acceder a las cámaras de vigilancia de una urbanización que da a la acera donde apareció uno de los animales desmembrados. También se están moviendo en otras direcciones y han pedido ayuda a algunos partidos políticos de la capital para tratar de conseguir que el Ayuntamiento incremente la vigilancia.
Amanda Romero, concejala de Más Madrid, muestra su malestar por estos sucesos. "Es una barbaridad", valora. "Vamos a llevar el tema a la próxima Comisión de Seguridad para preguntar qué se está haciendo desde el Consistorio para solucionar el problema y pedir que se incremente la vigilancia en la zona". La política considera que este caso tan llamativo no es aislado y recuerda que a principios de año ya se registró en Ciudad Lineal un caso de envenenamiento de perros que también fue motivo de debate en el Ayuntamiento Gobernado por Martínez-Almeida.
Mientras tanto, hasta que se incrementen las patrullas y las pesquisas policiales, los ciudadanos seguirán haciendo rondas desde la discreción y con el temor de que los ataques sigan aumentando. "Si esto sigue así, la colonia va a desaparecer".
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