Este artículo se publicó hace 3 años.
Catalunya propone abrir las escuelas de 0 a 3 años para luchar contra las desigualdades económicas
Los expertos señalan que escolarizar a los niños en esta etapa reduce la brecha educativa entre familias pobres y ricas y ayuda a paliar la discriminación de género derivada de la maternidad.
Maria Rubio
Barcelona-
La escolarización de los cero a los tres años es una oportunidad educativa, pero también una herramienta para luchar contra las desigualdades socioeconómicas en la infancia y la discriminación contra las madres en el mercado de trabajo. Así lo señalan los estudios en esta materia y las experiencias locales de escuelas infantiles públicas, sustentadas mayoritariamente por los municipios.
A pesar de ello, los recursos son escasos, gran parte de los actuales jardines de infancia están externalizados, las educadoras denuncian precariedad y faltan plazas en los barrios más vulnerables. Esta cuestión ha llegado hasta las negociaciones para formar Govern, con los pactos entre ERC i la CUP que se proponen conseguir la gratuidad de la educación 0-3.
Mismas oportunidades educativas
"Sabemos que la educación 0-3 tiene un enorme beneficio en los menores de familias más empobrecidas", explica Sheila González, investigadora del Insitut de Govern i Polítiques Públiques (IGOP). González asegura que la "estimulación educativa" en una etapa tan temprana es mucho menor cuando no están escolarizados, a diferencia de aquellas familias que tienen recursos, que pueden acceder a una guardería privada, a otro tipo de servicios de atención a la infancia o, simplemente, tienen tiempo para la crianza.
Sheila González (IGOP): "Cuando no hay lugar donde dejar a los hijos, son las madres las que se relegan al hogar"
En el caso de las familias que no dominan la lengua catalana o la castellana, una temprana escolarización permite que esto no se convierta en una barrera en su proceso de aprendizaje: "La educación 0-3 hace que los niños y las niñas se incorporen a P3 conociendo la lengua".
Así mismo, también permite esquivar un abuso de las pantallas en la temprana edad, como explica González: "Por mucho que los progenitores estén en casa, muchas veces están ocupados, claro. Esto hace que se delegue parte del tiempo de crianza a las pantallas", lo que provoca un "proceso cognitivo más lento". "En los jardines de infancia se pone en el centro la tradición oral, la práctica, los espacios abiertos, la experimentación o la psicomotricidad fina", explica González, subvirtiendo así las funciones de lo que tradicionalmente se entendía por guardería e igualando el acceso a herramientas educativas entre familias pobres y ricas.
Una mirada feminista
La apuesta por hacer accesibles las escuelas infantiles también suma en cuanto a la lucha contra la desigualdad y la precarización de las mujeres, puesto que son ellas las que se ocupan mayoritariamente de la crianza, llevándose consigo consecuencias en el ámbito laboral. "Cuando no hay lugar donde dejar a los hijos, son las madres las que se relegan al hogar. Incluso en los contextos más igualitarios económicamente, como los países nórdicos, son ellas las que se acogen a permisos y reducción de jornadas", algo que, como explica González, limita económicamente a las mujeres a lo largo de sus vidas.
María Truñó: "Los espacios familiares son lugares de encuentro para romper con el aislamiento social que viven las madres"
Aunque, como apunta la directora de investigación de la Fundació Bofill, Mònica Nadal, la red de escuelas infantiles no debe ser la única política de infancia dirigida a la conciliación: "Hay quien piensa que no es bueno que sus hijos estén institucionalizados tanto tiempo y busca una crianza de más proximidad, estar con sus hijos". Una de las experiencias complementarias se ha desarrollado en Barcelona, con los Espais Familiars, espacios con herramientas educativas, juegos y educadores donde las familias acceden juntas, tal como explica la comisionada de Educación del ayuntamiento, María Truñó: "Sobretodo, queríamos potenciar la dimensión comunitaria generando lugares de encuentro para romper con el aislamiento social que sobretodo viven las madres", explica.
Aun así, la gran limitación en el ámbito de la conciliación sigue siendo el permiso de maternidad de cuatro meses, ya que las expertas coinciden en que es demasiado corto como para compensar a quienes se encargan de la crianza. En esta línea, que las escuelas infantiles se ajusten a los horarios escolares también genera un problema, como añade González: "No tienes extraescolares o 'casals' de verano. Cuando las madres hacen jornadas laborales muy largas o trabajan en periodo vacacional, no tienen dónde dejar a sus hijos".
Más plazas para las rentas más altas
A pesar de los beneficios sociales que implicaría universalizar la escolarización durante la etapa 0-3, el modelo catalán aun acarrea los recortes posteriores a la crisis de 2008 practicados por la exconsellera de CDC, Irene rigau. "Durante las negociaciones de presupuestos anteriores se logró que la Generalitat volviera a cubrir parte del coste de las plazas en escuelas de infancia, pero aún queda lejos de la inversión pasada", explica Truñó. Esto provocó un aumento de los precios para acceder a una plaza de escuela de infancia, algo que desde Barcelona se compensa con la tarifación social, aprobada en 2017: "Gracias a este sistema de precio público adaptamos el precio y se ha incrementado la matriculación de familias con rentas bajas", cuenta la comisionada.
Aun así, la tónica en Catalunya es que la implantación de las escuelas infantiles tiene mucha más trayectoria en aquellos municipios y barrios donde viven familias sin dificultades de recursos, algo que no corresponde con la lógica de utilizar la escolarización 0-3 como una herramienta de cambio social. Según los estudios del IGOP, cuanto mayores son las tasas de paro y menores las de instrucción en un municipio, menos oferta de escuelas infantiles se encuentran. Una completa investigación de la Fundació Bofill señalaba que en 2016 la cobertura de la escuela infantil se movía en un 21% en Santa Coloma de Gramenet, mientras que en Esplugues de Llobregat, con una renta mucho mayor, la cobertura era de un 66%.
Consenso entre Erc y la CUP
Ante esta realidad, el pacto entre la CUP y ERC para investir president al republican Pere Aragonès incluye el compromiso de "garantizar la financiación de las escuelas infantiles" y evaluar las políticas de maternidad, paternidad y reparto del tiempo. El texto no concreta más allá, aunque durante la campaña electoral ambos partidos expresaron su deseo de llegar a la gratuidad de la escuela infantil generando una red pública, algo que recalca el presidente de la sectorial de educación de ERC, Carles Martínez: "Existe el compromiso de Aragonès de garantizar la gratuidad". Martínez explica que tienen el foco puesto en los fondos europeos, con los que se proponen crear 10.000 plazas nuevas, así como impulsar la escolarización a los 2 años en las escuelas de primaria.
Basha Changuerra (CUP): "La escuela infantil es una política feminista y antirracista"
Los republicanos no ven grandes discrepancias en esta línea con la CUP, algo que es recíproco, tal como explica la diputada Basha Changuerra: "Hay predisposición". Preocupa más la posición de los posibles socios de Govern, JxCat, que defienden la titularidad público-privada, algo que choca contra la propuesta de los anticapitalistas de "desprivatizar la red", como también están haciendo los Comuns en Barcelona. La CUP también priorizará el acceso a becas comedor y la estabilización de las interinas de educación infantil, algo que Chaguerra asegura que a está acordado: "La escuela infantil es una política feminista y antirracista".
Educadoras reclaman mejoras en las condiciones laborales
Las trabajadoras de las escuelas infantiles denuncian que la gestión externalizada de muchos centros deja en malas condiciones laborales a las educadoras: "Casi todas son mujeres. Es paradójico que se apueste por la escolarización infantil como una medida de conciliación y luego se abuse tanto de las condiciones de trabajo", opina Silvia Cadenet, representante del sindicato USTEC. Georgina rius, delegada de la CGT en el Ayuntamiento de Barcelona también recuerda el elevado porcentaje de interinas: "Somos un 70%", denuncia.
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