Las clarisas de Belorado refrendan su rechazo a la Iglesia y serán excomulgadas
El Arzobispado de Burgos acusa a las religiosas de un delito de cisma tras rechazar reconocer a ningún papa posterior a Pío XII.
Madrid-Actualizado a
Es oficial. Las clarisas de Belorado han reiterado que abandonan la Iglesia, según han comunicado en redes sociales. Este viernes vencía el plazo para que se presentaran ante el Tribunal Eclesiástico para constatar, una por una, su salida. Todas las monjas del convento han refrendado la decisión, de modo que serán excomulgadas.
Las religiosas expresan en el comunicado que se separan "libre y voluntariamente, con unanimidad y alegría de espíritu". Además, califican la excomunión como "farsa" porque no reconocen la legitimidad del Vaticano después del papa Pío XII.
En el comunicado, afirman que las autoridades eclesiásticas detrás de las sanciones "no son obispos, ni válidos, ni legítimos, ni tienen poder sobre las almas". Por este motivo, añaden que sus penas "carecen de efectividad y son nulas".
Por otro lado, tres hermanas denunciaron al arzobispo de Burgos, Mario Iceta, por abuso de poder, usurpación de representación legal y vulneración del derecho de libre asociación. Las religiosas involucradas en esta causa debían haberse presentado ante el Tribunal Eclesiástico el pasado domingo, pero Iceta amplió el plazo hasta este viernes, a petición de las monjas.
Una de las firmantes de la denuncia es la exabadesa sor Isabel de la Trinidad, cuyo mandato concluyó el pasado 29 de mayo. Ella fue quien firmó el documento de la discordia el pasado 13 de mayo: el llamado Manifiesto Católico, de 70 páginas, por el cual las clarisas de Belorado dejan de reconocer a la Iglesia conciliar, es decir, a todos los papas después de Pío XII, ya que pertenecen al Concilio Vaticano II.
El mismo manifiesto expresa su "sumisión" a la jurisdicción de Pablo de Rojas, autoproclamado obispo, que fue excomulgado en 2019. De Rojas es el fundador de la Pía Unión de San Pablo Apóstol, a todas luces, una secta religiosa.
El conflicto con las clarisas de Belorado tiene su origen en el intento frustrado de las hermanas de vender un monasterio que tienen en Derio (Bizkaia). El Arzobispado de Burgos no autorizó la transacción porque "no pidieron bien los permisos", según fuentes eclesiásticas.
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