Los colegios acogen este curso a más de 7.000 estudiantes ciegos o con alguna discapacidad visual
El alumnado seguirá las mismas pautas educativas que el resto de los compañeros, acorde con el nuevo modelo de educación inclusiva que se pone en marcha este año en España.
Un total de 7.153 estudiantes ciegos o con discapacidad visual de toda España comenzarán estos días el nuevo curso escolar y prácticamente la totalidad de ellos lo harán matriculados en centros de enseñanza ordinarios. Este avance responde al nuevo modelo de educación inclusiva que pretende implantarse este año en los centros escolares españoles y que cuenta con el apoyo de los equipos de atención educativa de la ONCE.
En función de la etapa educativa, 1.166 alumnos con algún tipo de discapacidad visual están en Educación Infantil, 1.487 en Primaria, 1.125 en Secundaria Obligatoria, 261 en Bachillerato, 457 en los distintos grados de Formación Profesional, 715 en la Universidad, y 1.942 en otro tipo de enseñanzas.
Así, maestros y maestras especializados en discapacidad visual (en la actualidad hay más de 400 repartidos en todas las comunidades autónomas) acudirán a los centros en los que se escolariza a alumnos ciegos o con baja visión para prestar su apoyo, asesorando también al profesorado en materia de diversidad funcional.
También acudirán a las escuelas profesionales como psicólogos, trabajadores sociales, técnicos de rehabilitación, instructores de tiflotecnología y braille, profesionales de la animación sociocultural o mediadores con el fin de brindar apoyo al alumnado con sordoceguera.
Los idiomas, la materia que causa más dificultades
Uno de sus principales ámbitos de intervención en materia de educación es el apoyo en las áreas curriculares de especial dificultad, entre las cuales destaca el aprendizaje de idiomas, cuya dificultad más evidente es su carácter visual.
Esto implica la puesta en marcha dentro de las aulas de mecanismos como verbalizar todo lo que ocurre y que llega por vía visual o generar materiales adaptados para que el alumnado pueda seguir las clases con normalidad. Además, la diferencia entre la pronunciación oral y la presentación gráfica de las palabras son otras de las características que suponen un reto para la enseñanza a personas con neurodivergencias visuales.
De este modo, dar apoyo a este alumnado y colaborar con entidades para que conozcan e implementen programas de idiomas basados en la accesibilidad universal son dos ejes vitales para asegurar el aprendizaje de idiomas. En esta línea, los programas de perfeccionamiento lingüístico que se desarrollan en verano, tanto en España como en el extranjero, suponen un mecanismo sumamente efectivo en estas áreas.
Según Ana Llauradó, jefa del Departamento de Atención Educativa de la ONCE, "el aprendizaje de una segunda o tercera lengua es imprescindible dado el impacto que supone en el desarrollo educativo y profesional". Por tanto, asegura, "debemos poner en marcha todos los recursos a nuestro alcance para proporcionar al alumnado con ceguera o deficiencia visual grave las estrategias de intervención que les permitan la formación más completa posible en esta área".
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