La vida, por decirlo de alguna manera, empieza a volver en Wuhan. La cuna de la pandemia busca regresar a una extraña normalidad, marcada ahora por el enésimo dolor: toca ir a recoger las cenizas de quienes murieron por coronavirus. Las siete funerarias de esta ciudad china han abierto sus puertas para que los familiares y allegados de los fallecidos puedan hacer su duelo. Sin embargo, hay una incertidumbre –otra más– creciente: cuántos son los muertos por los que Wuhan ha llorado. 

Ahí empieza la guerra de las cifras. Oficialmente, el Gobierno chino sostiene que en la capital de la provincia de Hubei han muerto 2.547 personas. En todo el país, según las autoridades del gigante asiático, se han registrado 3.314 fallecimientos. A modo de comparación, Italia contabiliza 11.591 muertes y España otras 8.189 desde el inicio de la pandemia.

En ese contexto, la cadena estadounidense Bloomberg y la revista china Caixin, de capital privado, coinciden en señalar que el número real de fallecidos en la provincia de Huawei podría ser mayor. Caixin publicó fotos de urnas apiladas –hasta 2.500, según el citado medio– en el interior de una funeraria. Señala además que el camión que las transportó ya había hecho al menos un viaje similar el día anterior.

Bloomberg, por su parte, se hace eco de las declaraciones formuladas por usuarios de la red social Weibo, quienes hablan de controles policiales en las funerarias de Wuhan. Se asegura además que otros comentarios críticos con la actuación del Gobierno en esta materia han sido borrados rápidamente por orden de las autoridades.

Mientras tanto, Radio Free Asia –una iniciativa financiada por el Gobierno de EEUU– ha hecho su propio cálculo en torno al número de víctimas en esa ciudad: teniendo en cuenta el funcionamiento de los 84 hornos de las siete funerarias locales a lo largo del lunes de la semana pasada, estima que el número de muertos podría ascender a 40 mil. Las dudas están servidas.