Este artículo se publicó hace 3 años.
Los trabajadores culturales valencianos piden respuesta a la precariedad laboral
La "nueva normalidad" no resuelve la precariedad del sector de la cultura. Una situación con causas estructurales más profundas y que la pandemia no ha hecho más que agravar.
Joan Canela
València-
A estas alturas, explicar que la crisis sanitaria y las obligadas restricciones a las actividades presenciales han sido devastadoras para el sector cultural, no es ninguna novedad. Las ayudas públicas y el levantamiento, despacio, de algunas limitaciones está generando una tímida vuelta a la normalidad. El problema, pero, para muchos trabajadores culturales es que esto significa un retorno a situaciones de precariedad e incertidumbre que ya existían antes de la pandemia y que esta no ha hecho más que agravar.
"Si se cancela un concierto, nadie te compensa por el trabajo que pierdes y quizás habías dicho que no a algún otro, ni siquiera tienen la obligación de darte otra fecha. Hasta que no haces el concierto no sabes si cobrarás. Esto siempre ha sido así, pero ahora con la covid te pueden caer diez conciertos de golpe y todas las previsiones de ingresos que tenías se esfuman", explica Marina Alcantud, música profesional y vicepresidenta del recientemente creado Colectivo de Músicos de Jazz de la Comunitat Valenciana.
Y si la situación de los músicos es dramática, hay sectores del mundo cultural que la superan. Rafa Tormo, artista multidisciplinar y coordinador de AVVAC [Artistas Visuales de València, Alacant y Castelló] explica a Público que "cuando se organiza una exposición, se le paga a los montadores, a quienes hace el catálogo y con suerte al comisario, pero nadie piensa a pagar al artista. Es cómo si nosotros lo hiciésemos todo porque nos gusta y con esto ya es suficiente". A esto hay que sumar el progresivo cierre de las salas de exposiciones municipales y la emigración a Madrid de las galerías privadas. "Además, València concentra alrededor del 70% de la inversión pública en artes visuales mientras el resto del País Valencià se ha convertido en un desierto. Cuando dijeron de ampliar el IVAM [Instituto Valenciano de Arte Moderno] propusimos que esta ampliación no fuera un edificio, sino un programa de intervención descentralizado por el territorio, pero no nos hicieron caso", continúa Tormo.
Cultura de proximidad
La precarización y pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores del mundo del arte no es uniforme ni afecta todo el mundo del mismo modo. Mientras los grandes contenedores culturales y las instituciones de referencia mantienen sus presupuestos a pesar de los condicionantes de la pandemia, las pequeñas iniciativas descentralizadas –festivales, teatros, ateneos o librerías-, que dependen mucho más directamente de la asistencia en actividades presenciales, sufren mucho más.
Es en defensa de lo que denominan "cultura de proximidad", que se creó ahora hace un año, en pleno confinamiento, la red Tu encens la cultura [Tú enciendes la cultura], que agrupa diferentes asociaciones de sectores culturales, entidades sin ánimo de lucro o negocios independientes como librerías o teatros, además de la Intersindical Valenciana. El responsable de cultura de este sindicato, Xema Sánchez, recuerda que la suya fue una "campaña de urgencia" en plena pandemia. "Uno de los problemas es que el sector cultural está muy atomizado, hay muchas asociaciones específicas pero ninguna estructura sectorial que unifico las demandas y doy más fuerza al sector, que es uno de los objetivos cuando iniciamos esta red".
Ahora, un año después, han relanzado la campaña con una concentración el pasado sábado ante la sede de la consellería de Educación y Cultura, en reivindicación de una inversión en cultura del 1% del PIB, que ahora se encuentra por debajo el 0,3%. "Es cierto que ha habido ayudas importantes para paliar los efectos de la pandemia y que ahora las salas pueden volver a abrir, pero esto no es suficiente para revertir la situación de precariedad laboral del sector, que es mucho más estructural –continúa Sánchez-, por eso reclamamos un aumento importante de la inversión pública en cultura hasta lograr esta cifra del PIB a escala estatal. Somos conscientes que la nuestra es una reivindicación difícil, pero de alguna forma tenemos que empezar y esperamos que más actores sociales y sindicatos se sumen a la campaña".
Pero desde Tu encens la cultura no se limitan a reivindicar un apoyo material a la actividad cultural, sino también simbólico. "Hay que poner en valor las redes culturales locales, puesto que aportan un producto muy valioso a la sociedad, y por eso pedimos una declaración de la cultura como bien esencial tal como se ha hecho en Alemania. Sabemos que solo es un gesto simbólico, pero las narrativas también son importantes y creemos que un posicionamiento de las diferentes instituciones en este sentido también ayudaría", explica Xema Sánchez.
Estatuto del artista y buenas prácticas de la administración
A estas demandas más generales, los diferentes ámbitos culturales suman sus reivindicaciones específicas. Así, desde el mundo de las artes escénicas hace años que se pide un estatuto del artista similar al francés. "Francia es nuestro modelo en ese sentido –reconoce Alcantud- pues permitiría que nos contrataran directamente, sin tener que pagar unas cuotas de autónomos irreales o la intermediación de terceros que encarecen los conciertos".
Desde los artistas visuales, Tormo destaca que muchas administraciones no aplican el "manual de buenas prácticas" que han elaborado y que obliga, entre otras cosas, a pagar el artista en una exposición. Pero también reivindica la creación de una mesa sectorial, como por ejemplo ya existe para las artes escénicas, y la elaboración de planes a largo plazo "que cuenten con la participación de los artistas".
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