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Drogarse para producir: "Cuanto más quemado estás, más consumes"

Muchas personas necesitan consumir drogas o beber alcohol para trabajar. 'Público' recaba los testimonios de empleados de sectores como la construcción, la hostelería, el periodismo o la industria musical.

Imagen de archivo de una terrazas en Burgos antes de las medidas del cierre de la hostelería.
Imagen de archivo de una terraza de un bar. Santi Otero / EFE

Adrián empezó a trabajar en la obra con solo 16 años, en las prácticas de su grado de fabricación y montaje. El sector de la construcción es el ámbito donde existe un mayor consumo de alcohol y de drogas en la población laboral, según la Encuesta 2019-2020 sobre consumo de sustancias psicoactivas en el ámbito laboral en España. Destaca el consumo diario de alcohol, cannabis y cocaína, con una prevalencia del 20%, 11,8% y 6,25%, respectivamente (esta última duplicándose con respecto a 2013). Además, aproximadamente el 46% de los trabajadores fuman tabaco a diario

En esta línea, el joven indica haber percibido una incitación al consumo en su puesto de trabajo. "Me ha afectado a la hora de beber alcohol, debido a la presión que existe y se somete a los compañeros... Al final, te tomas tus cañitas o chupitos, sintiéndote uno más del grupo", explica. Las bebidas alcohólicas son las sustancias con más reclamo: el 76,4% de personas entre 15 y 64 años las ha consumido en el último año. "Te acostumbras a hacerlo para evitar comentarios incómodos... Luego me voy a casa pensando si realmente valía la pena sentirse uno más", añade.

Una situación que resulta familiar también en otras profesiones manuales, con un gran desgaste físico y una amplia precarización, como la hostelería. "La cocaína está muy, muy extendida en la hostelería. En algunos bares, cuando llegas, de entrada te explican que las propinas no son para ti, sino para pillar coca para todos los camareros. Es algo muy habitual en la hostelería de Barcelona y de lo que apenas se habla", explica Sara (pseudónimo), una camarera de 28 años que ha trabajado en el sector de la ciudad condal durante más de diez años. "Se consume con la excusa de producir más. En realidad, la hostelería es donde más claro se ve la relación entre pobreza y adicción. Es un trabajo muy duro, cobras una mierda y te lo gastas en droga".

Desafortunadamente, no se trata de situaciones aisladas: diversos estudios y organismos, entre los que se encuentra el Ministerio de Sanidad, han señalado la importancia de abordar el abuso de sustancias en la población laboral. Público ha recabado testimonios, como los anteriores, de diferentes trabajadores en diversos sectores, así como el criterio de diferentes expertos para ilustrar una realidad que sigue cobrándose cientos de vidas cada año.

De consumir en el trabajo a drogarse para olvidarlo

"En el sistema actual creo que mucha gente recurre a las drogas para evadirse y desconectar, como si fuera un salvavidas". Habla Álvaro (pseudónimo), un periodista de 33 años que ha vivido y trabajado en diferentes países, en los que ha podido apreciar que el consumo tiene mucho que ver con las relaciones sociales. Comenta que ha bebido alcohol en su puesto de trabajo y, anteriormente, también ha fumado cannabis. "Yo he consumido a veces para relajarme o dormir mejor porque me llevaba problemas laborales a mi casa. Así es como paliaba esa contaminación laboral", dice. "En el periodismo hay muchísimo consumo de drogas de todo tipo. Alcohol, sí, pero también mucho uso frecuente de cannabis e incluso de cocaína".

Álvaro: "En el periodismo hay muchísimo consumo de drogas de todo tipo. Alcohol, sí, pero también mucho uso frecuente de cannabis e incluso de cocaína"

La marihuana es la droga ilegal más consumida por la población laboral, con una prevalencia del 10,9% y siendo casi el doble solo en los grupos más jóvenes: aquellos entre los 16 y 34 años. "Cuando he fumado THC [cannabis] en el ámbito laboral ha sido con la finalidad de desinhibir un poco el trabajo o para desconectar e incluso premiarme por haber hecho bien mi trabajo", comenta Adrián, que ahora está en una empresa de mantenimiento. "Es habitual ver fumar tabaco y tomar alcohol en las jornadas; otras drogas no tanto. Yo me he acercado a otras personas con las que compartir mi experiencia con el cannabis y con ello no he percibido tanta presión como con el alcohol. He visto otras drogas, pero he preferido no seguir mirando y alejarme".

Sectores como la construcción, la industria agroalimentaria o la hostelería presentan un mayor uso de sustancias entre sus trabajadores. Esto apunta a una relación directa del consumo con el entorno laboral, pues factores como la peligrosidad, la penosidad, las jornadas prolongadas o los largos desplazamientos, se vinculan a una mayor prevalencia. "Las condiciones de trabajo influyen negativamente en el consumo de sustancias. Precisamente las profesiones que muestran mayores consumos son aquellas con calor y frío, trabajos penosos o peligrosos, jornadas prolongadas...", explica Ramón Gil, técnico de prevención de UGT, sindicato colaborador en la encuesta sobre el consumo de sustancias psicoactivas en el ámbito laboral del Ministerio de Sanidad.

"Hay una relación clara entre los trabajos más duros y precarios y el consumo", afirma Sara, quien vincula trabajar en la hostelería a la llamaba "mala vida", con referencia al consumo de sustancias y los derivados riesgos y enfermedades presentes. "Yo he caído en beber porque ir con el puntillo en el trabajo me hacía todo más llevadero. Al final es un ambiente en el que... no es que te obliguen a beber, pero el consumo de alcohol está muy normalizado. No sé, yo no me bebía una cerveza siendo rastreadora covid o administrativa", añade.

Estas dinámicas se evidencian aún más si se trata de puestos laborales con un ritmo exigente que mantener durante extensos turnos. Verónica (pseudónimo), una cocinera con amplia experiencia tanto en España como en Holanda, señala cómo la hostelería es una cadena de producción exigente donde la escalada de sustancias es evidente. "Yo en la hostelería he visto a la gente pasar del café a la cocaína o mezclarlo", reconoce.

Estas situaciones también son percibidas por Sara en el sector hostelero de la ciudad condal. "He tenido compañeros que consumían coca con el pretexto de rendir más, pero yo lo veía más como: Vale, te gusta esta droga, estás enganchado y te justificas en el ámbito laboral. Se retroalimenta una cosa con la otra. Es surrealista porque la hostelería está muy mal pagada y la cocaína es muy cara. Es contradictorio, pero como casi todo en el sistema en el que vivimos", expone.

Sara: "Al final es un ambiente en el que... no es que te obliguen a beber, pero el consumo de alcohol está muy normalizado. Yo no me bebía una cerveza siendo rastreadora covid o administrativa"

La cocaína es mayormente consumida en los ámbitos antes destacados, pero también en las profesiones artísticas, el segundo sector con más prevalencia detrás de la construcción. Daniel (33), técnico de sonido en la industria musical y ex DJ en ciudades como Mánchester, Barcelona o A Coruña, afirma que el consumo de esta sustancia es bastante generalizado en su ámbito. "Es un problema que tienen, sobre todo, los artistas. Necesitan ese subidón dentro de la música y recuperarlo cuando les falta. Es algo psicológico, la actitud. Si no puedes estar ahí, es cuando consumes", comenta. "Entre los técnicos no es tan frecuente, pero sí hay algunos muy quemados que también lo hacen. Cuanto más quemado estés, más te drogas. Creo que, en general, se vincula más a la evasión". Otros ámbitos de mayor prevalencia son también el logístico, el financiero y el inmobiliario. "Cuando trabajé en el ámbito financiero había gente que a las 8 de la mañana iba al baño a meterse una raya", recuerda Álvaro.

Además, el consumo de cocaína también presenta otras particularidades demográficas que llaman la atención: aunque es menor que el de otras sustancias mencionadas (el 3,1% de la población laboral había consumido en 2019), su uso es cuatro veces más alto entre los hombres y especialmente en los menores de 35 años y personas con un bajo nivel educativo. En esta línea, Sara indica que la mayor parte de contratiempos en su entorno laboral relacionados con esta sustancia se han dado a través de compañeros que la consumían. "Es una cosa que se puede generalizar porque muchas compañeras en hostelería se han encontrado con esto: el consumo es algo que afecta especialmente a través de la figura de diferentes hombres y las actitudes violentas que tienen en el entorno dinámicas tóxicas", expresa Sara.

"El problema para mí no eran las drogas, sino cómo cambió mi relación con ellas cuando yo quería autodestruirme". María (pseudónimo), una investigadora de 28 años, introduce así una experiencia de frustración laboral donde recurrió al consumo para desfogar todo lo que estaba viviendo. Trabajaba como analista en uno de los medios de mayor peso nacional, donde su trayectoria estaba atravesada por los turnos de doce y catorce horas y un ritmo editorial frenético. "Básicamente, estaba todo el puto día allí, con una carga de trabajo muy alta y nada equilibrada con mi salario. No era un espacio seguro, me daba miedo mostrar mis inseguridades. Yo quería hacer las cosas de determinada manera, pero los ritmos de una redacción son otros", comenta.

Una situación que, extendida en el tiempo, detonó em un aumento del consumo en su rutina. "Tenía un ansia de estar enfadada conmigo misma, de no conseguir sacar trabajo adelante, estaba agobiada, triste... Había muchos días que me levantaba llorando y me acostaba llorando. Durante mucho tiempo salía a la calle con la mentalidad de: Droga que me ofrezcan droga que me voy a comer. También con impulsos sexuales que nunca llegué a consumar. Tenía ese reflejo de me bebo todo, me meto todo y me follo todo", recuerda. Sustancias que van desde la cotidianidad del alcohol, pasando por otras que fácilmente pueden encontrarse en ambientes recreativos como el cannabis, el éxtasis o el speed.

"Los factores de riesgo vinculados a las condiciones laborales, especialmente los llamados riesgos psicosociales, pueden desencadenar el inicio del consumo de sustancias y, por ende, la probabilidad de pasar a un abuso y, tristemente en algunos casos, a una dependencia. El ámbito laboral es un fiel reflejo de la sociedad en general, por lo que las pautas de consumo de sustancias y otros comportamientos adictivos, también", indica a Público David García, presidente de la Comisión de Intervención en el ámbito laboral de Proyecto Hombre, una organización que históricamente se ha dedicado a abordar esta problemática.

"Hay toda una nube de causas que varía según los casos. Podemos hablar de tres grupos de riesgo: las características inherentes al puesto de trabajo, la organización del proceso productivo y el ambiente laboral. También la inseguridad laboral, las tensiones entre las personas y dificultades en la conciliación con la vida personal, destacan con frecuencia, pero también factores de riesgo como las condiciones, la carga de trabajo y el estrés entre otras…", añade.

Falta de prevención e información: las claves a un problema sin resolver

De acuerdo con la Encuesta Europea de Empresas sobre Riesgos Nuevos y Emergentes (ESENER), en España casi el 60% de empresas no ofrecen ninguna iniciativa de sensibilización respecto a la prevención del consumo de alcohol y drogas en la población laboral. Un problema alarmante, pues el uso prolongado de estas sustancias contribuye al desarrollo de más de 200 problemas de salud y lesiones, entre los que se encuentran diferentes enfermedades cardiovasculares, hepáticas, neuropsiquiátricas y diversas infecciones transmisibles, entre otras.

Álvaro: "Cuando trabajé en el ámbito financiero había gente que a las 8 de la mañana iba al baño a meterse una raya"

"Se vienen incrementando los problemas con las empresas porque estas presentan planes preventivos que no son preventivos. Se buscan medidas disciplinarias a través de pruebas de detección. Estas solo se pueden pedir previa consulta y que las apruebe la representación legal de los trabajadores, pero hay muchos casos donde las empresas se lo saltan a la torera", explica Gil, de UGT. "Lo que las empresas quieren demostrar es la habitualidad en el consumo para intentar despedir, pero esto no es fácil e intentan hacerlo por otro tipo de cosas, como una supuesta falta de productividad".

Desde Proyecto Hombre también señalan la contraproducente utilidad de este tipo de iniciativas. "Sabemos que una política de empresa basada en aspectos meramente sancionadores, lejos de solucionar los problemas los puede empeorar, provocando su ocultación y dificultando la intervención", expone García.

Aunque no hay apenas datos oficiales actualizados con relación al impacto de las sustancias en el medio laboral, algunos estudios han llegado a certificar que entre el 20 y el 25% de accidentes laborales ocurren en trabajadores que se encuentran bajo los efectos del alcohol u otras drogas. De hecho, el Ministerio de Sanidad situaba los costes sociales solo del alcohol en un 1% del PIB de 2014 (más de 10.000 millones de euros). En la actualidad, Sanidad confirma a Público que no disponen de más información con respecto a la relación entre siniestralidad laboral y consumo.

"Desde el punto de vista económico, es mucho más barato prevenir; hay estudios que afirman que si la empresa invierte un euro en prevención, tiene un retorno de al menos dos.. El problema de la prevención es que la gente no lo ve como algo palpable", afirma Gil. "Nosotros intentamos abordar esta problemática presentando planes para cumplir la normativa de riesgos laborales, porque ya son más de dos personas en España las que mueren al día por accidentes laborales. Más de dos personas salen de su casa cada día y no vuelven", añade, con referencia al actualizado Plan de Prevención y Acompañamiento en Materia de Adicciones.

En algunas profesiones, especialmente aquellas vinculadas al ocio, el consumo de sustancias está tan normalizado que para algunos trabajadores es más complejo poner límites y reclamar estas condiciones. "La asociación de este ambiente distendido, falsa distensión en realidad, esa vinculación de la hostelería a la fiesta, afecta mucho a poder hablar de derechos laborales, o a decir que el cocinero es un baboso y me está molestando", indica Sara. "Yo, cuando pinchaba, rechacé muchas drogas que me ofrecieron, pero al final es lo que pasa cuando trabajas en la noche; todo el mundo está de fiesta y piensan que tú también lo estás. A veces incluso tu jefe también está en ese plan", dice Daniel.

En realidad, no solo el trabajo puede propiciar una adicción o dependencia: también puede hacerlo el hecho de no tenerlo. Algunos estudios indican que el desempleo también aumenta la probabilidad de tener un consumo de riesgo. Por otro lado, el Ministerio de Sanidad indica que el uso de sustancias tras la crisis del coronavirus descendió en el caso del alcohol, el tabaco, el cannabis y la cocaína. Sin embargo, el consumo de hipnosedantes (tranquilizantes del tipo lexatin u orfidal) aumentó, también aquellos sin receta. El consumo de estas sustancias es casi el doble en mujeres (el 32,3% ha adquirido al menos un envase en un año) que en hombres (17,8%).

A pesar de estos datos, en el momento actual, la Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017-2024 no expone ninguna iniciativa destinada a una mayor sensibilización de esta problemática en ambientes de trabajo y, de hecho, indica que los programas orientados a la integración laboral son los menos desarrollados en las comunidades autónomas. "Los problemas relacionados con el consumo deberían considerarse como problemas de salud y tratarse, sin discriminación alguna, como cualquier otro problema de salud en el trabajo y quedar dentro del alcance de los servicios de prevención y salud", señalan desde Proyecto Hombre, donde proponen un modelo integral de intervención que incluya tanto la prevención como la derivación y la reincorporación del trabajador, priorizando siempre su salud.

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