Este artículo se publicó hace 2 años.
La falta de libertad de expresión y las dificultades de los ecologistas para protestar empañan la Cumbre del Clima
Por primera vez, los colectivos sociales no han podido organizar la famosa contracumbre y todas las acciones están restringidas al recinto de la COP, donde la ONU tiene jurisdicción.
Alejandro Tena
Actualizado a
"La Cumbre del Clima es un lavado de cara a un régimen de miedo y opresión". Así cargaba Ramy Shaath, ex preso político egipcio, contra la presidencia de la COP27, en manos de su país natal. Unas palabras lanzadas en una entrevista con Público previa al inicio de la conferencia contra la crisis climática que, una semana después, han sido contrastadas con la realidad: la sociedad civil no está teniendo todas las facilidades para manifestarse que debería en este encuentro internacional.
Javier Andaluz, miembro de Ecologistas en Acción que ha acudido a Egipto como observador de la COP27, explica que en el recinto de la ONU, en la llamada zona azul, la gente se está pudiendo expresar con cierta normalidad y sin diferencias respecto a anteriores conferencias climáticas. "Otra cosa es lo que está pasando fuera de la COP. Sabemos que apenas hay población local en esta zona y no hay convocatorias fuera del espacio de la cumbre, precisamente por lo que venimos denunciando respecto al régimen totalitario egipcio. Hay una especie de hotel asegurado para contracumbres, pero es un hotel en el que estamos personas de fuera del país. Los activistas de aquí se la juegan", cuenta.
No obstante, la presidencia tampoco ha garantizado que los observadores que acuden a la cumbre desde otros países, la mayoría miembros de organizaciones sociales y de derechos humanos, puedan tener un espacio para debatir sus asuntos. De hecho, este mismo viernes la Climate Action Network (CAN), la red que engloba a más de un centenar de organizaciones de todo el mundo, tuvo que celebrar una reunión al aire libre, en uno de los patios del recinto, ya que la presidencia no quiso ofrecer el espacio logístico adecuado para que todos los colectivos pudieran asistir. Según la CAN, es la primera vez en la historia de las cumbres que se quedan sin un espacio.
La presión del régimen egipcio ha provocado que las protestas se concentren dentro del recinto de la COP27, un espacio que queda bajo jurisdicción de las Naciones Unidas. Se ha logrado impedir que por primera vez en mucho tiempo se desarrolle la llamada contracumbre, el evento paralelo creado por los colectivos sociales donde también se dan charlas y actos de protesta. Además, según Human Rights Watch y Amnistía Internacional, el Gobierno egipcio operó para detener a decenas de personas vinculadas a los movimientos ecologistas en las semanas previas a la cumbre.
Una huelga de hambre una 'app' para espiar activistas
En esta coyuntura, un nombre ha tomado fuerza: Alaa Abdel Fattah, el preso político más conocido del país por su papel en la Primavera Árabe, que ha iniciado una huelga de hambre durante la COP y que ha evidenciado, de cara a la comunidad internacional, la vulneración de los derechos humanos por parte de la dictadura de Abdelfatah El-Sisi.
La acción ha llevado a que algunos líderes mundiales, como el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Rishi Sunak, se hayan posicionado públicamente y hayan mostrado su compromiso para "hacer todo lo posible" y mediar para conseguir la liberación del activista.
Los miembros de ONG y observadores internacionales han organizado algunas protestas en esta cumbre para denunciar los hechos y el pasado jueves todos acudieron a los pabellones de Sharm el Sheikh vestidos con camisas blancas, el color que portan los presos políticos en las cárceles del país.
A todo ello se suma las denuncias sobre el presunto uso que Egipto estaría haciendo de la aplicación de la COP27 para recabar información y datos sobre activistas. La app, que se descarga en los dispositivos de telefonía móvil, incluye información sobre el operativo de la conferencia climática, acceso a notas de prensa o detalles sobre la agenda del día. Sin embargo, el software permite el acceso a la cámara, el micrófono, el Bluetooth y datos de ubicación, además de emparejarse con otras aplicaciones, tal y como recoge una publicación de The Guardian.
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