Este artículo se publicó hace 4 años.
GeoChicas: el callejero que denuncia la desigualdad de género
Un proyecto colaborativo mapea ciudades de todo el mundo para poner sobre la mesa realidades como la violencia sexual o la escasa presencia de la mujer en los callejeros.
Zaragoza-Actualizado a
"En las ciudades hay muchas calles dedicadas a santas pero pocas a alcaldesas ¿Por qué? Porque ha habido muy pocas alcaldesas. Se trata de poner eso de manifiesto y de abrir el debate", explica María Zúñiga, profesora de Geografía en la Universidad de Zaragoza y promotora del taller que ha desarrollado el taller local de "Las calles de las mujeres", una de las líneas de GeoChicas, un proyecto internacional de mapeo y datos abiertos con perspectiva de género.
GeoChicas, que ya tiene presencia en los cinco continentes aunque con Europa y América Latina como las áreas de mayor actividad, es una iniciativa lanzada a partir de la herramienta informática OpenStreetMap (OSM), una especie de mapamundi-wiki abierto a aportaciones, con el objetivo de dar visibilidad a las mujeres.
Ellas se definen como "una comunidad de mujeres principalmente hispanohablantes, de América Latina y España, vinculadas a OpenStreetMap (OSM) y relacionadas con el mundo geo y las geotecnologías, que trabajan con el objetivo de cerrar la brecha de género en las diferentes comunidades en las que participan a través de proyectos e iniciativas conjuntas y colaborativas entre mujeres". Oficialmente, cuentan con usuarias en "al menos veinte países de tres continentes".
GeoChicas fundado en 2016 en Brasil, impulsa, además de ciberespacios formativos en formato webinar y una encuesta sobre participación y género, proyectos de mapeo como "Un violador en tu camino", que muestra las ciudades en las que ha tenido lugar la performance de esa canción, convertida en un himno feminista de ámbito planetario desde su lanzamiento a finales de noviembre en Chile; "Mujeres mapeando el mundo", cuya finalidad es "recordar y visibilizar el trabajo de todas las mujeres que le han dado forma al mundo" mediante la recopilación de noticias, eventos y reseñas "con las mujeres como protagonistas"; "Calles violetas", que recoge con georeferencia zonas y lugares hostiles para las mujeres, y, además de otras iniciativas de carácter más local como el mapeo de los feminicidios en Nicaragua, "Las calles de las mujeres".
Más que Barcelona, menos que La Habana
Este último enlaza OSM y Wikipedia para producir mapas a partir de las calles que tengan por nombre el de una mujer, así como enlazar y generar contenidos en ambas plataformas con la finalidad de "visibilizar la brecha de género que existe históricamente dentro de las ciudades".
Hasta ahora, la ciudad con mayor presencia femenina en el callejero es La Habana, donde casi dos de cada cinco calles (37,8%) tienen nombre de mujer, aunque solo el 36% de ellas disponen de entrada en Wikipedia. La segunda cifra se debe al frecuente uso de nombres propios, sin apellido, en los viales de esa ciudad. Por el contrario, solo el 6,1% de las vías de Buenos Aires tienen denominación femenina pero más de dos tercios de ellas cuentan con artículos en la plataforma.
De las cuatro ciudades españolas con registros en GeoChicas, Zaragoza es, con un 17,9% y un 77,7% (en parte debido al trabajo de las Wikimañas), la que presenta un callejero más feminizado, seguida de cerca por Barcelona (16,3% y 69,1%) y Girona (16,2% y 77,8%) mientras que Badalona (11,3% y 94,9%) queda más alejada. Entre La Habana y Zaragoza, con un 19,7% y un 45,8%, se encuentra Encarnación (Paraguay).
La capital aragonesa fue, el pasado 13 de febrero, dentro de la programación del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia y con un taller en el que participaron algo más de cuarenta personas, buena parte de ellas varones, la última en sumarse a la iniciativa.
"Hubo muchas sinergias, tuvimos mucho apoyo"
"Planteamos el evento como un taller con herramientas tecnológicas que permitan hacer una aportación a la sociedad" dentro de MyGeo, un proyecto europeo dirigido a mejorar la empleabilidad de los universitarios mediante el manejo de herramientas informáticas y de SIG (Sistemas de Información Geográfica) en el que participa el Instituto de Ciencias Ambientales de Zaragoza.
"Planteamos el evento como un taller con herramientas tecnológicas"
Cada participante se encargó de clasificar un centenar de calles entre las cuales las que tienen nombre de mujer pasaron a estar coloreadas de Amarillo, más llamativo, mientras las masculinas pasaban a tener color verde y el resto, que no entra en el cómputo, seguía gris. Paralelamente, se trataba de comprobar si estaban georreferenciadas y si contaban con entrada en Wikipedia para, de no ser así, crearla.
"Hubo muchas sinergias para el taller, con el apoyo del Colegio de Geógrafos y del grupo de Geoinquietos de Zaragoza, y contamos con la ayuda de los grupos de trabajo del ayuntamiento y el Instituto Aragonés de la Mujer (IAM) que llevan tiempo trabajando sobre las mujeres del callejero de la ciudad y que han editado varios libros", explica Zúñiga. No obstante la política de derechos de autor de Wikipedia generó, pese a la disposición de las autoras, algunos problemas a la hora de crear nuevas entradas.
Caminar veinte kilómetros por calles con nombre de mujer
"En realidad se trata de una vía para hablar de la presencia de la mujer en la sociedad y para provocar una reflexión sobre su papel en la historia y su traslado a la ciudad", señala la profesora.
El taller, en el que también contaron con el apoyo de Jéssica Sena, la ingeniera informática barcelonesa que construyó la herramienta de "Las calles de las mujeres", alumbró algunas peculiaridades sobre el callejero zaragozano.
Una consiste en que mientras lo habitual en cualquier ciudad occidental es que en el centro predomine la presencia de calles con denominaciones de santas y reinas, "en Zaragoza hay muchas dedicadas a las heroínas de la guerra de Los Sitios, como María Agustín, Manuela Sancho o Casta Álvarez".
Otra se deriva de "la apuesta clara por dar nombres de escritores y poetas a las calles cuando se construyó en los años ochenta el Actur. Allí puedes caminar veinte kilómetros por calles con nombre de mujer, que es algo que ocurre en pocas ciudades y que no pasa en ninguna otra zona de la ciudad", anota, pese a los avances en la feminización del callejero en la pasada legislatura, cortados de raíz por PP y C's en un posicionamiento que se combina con su rechazo al memorialismo.
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