Público
Público

La 'guerra más larga del mundo' entre un pueblo de Granada y Dinamarca

Un documental recupera la surrealista guerra oficial de 172 años, de 1809 a 1981, entre Huéscar, en la provincia de Granada, y el país nórdico.

Ciudadanos daneses que fueron al pueblo de Huéscar (Granada) a la 'firma del tratado' de paz con su país, con el lema de 'amistad hispano-danesa', escrito en su idioma, en los escudos.
Ciudadanos daneses que fueron al pueblo de Huéscar (Granada) a la "firma del tratado" de paz con su país, con el lema de "amistad hispano-danesa", escrito en su idioma, en los escudos. CEDIDA

Huéscar, 7200 habitantes, al norte de la provincia de Granada. Cabeza de partido judicial, ojo, que presume de haber eliminado su deuda viva, de no tener concejales de Vox en el ayuntamiento y de vinos de calidad. Dinamarca, 2,5 millones de habitantes -contando Groenlandia e Islas Feroe-, Escandinavia. Hogar de salvajes vikingos, series de televisión de calidad y mediapuntas habilidosos. Separadas por 2800 kilómetros, metro arriba, metro abajo, y durante 172 años, enfrentadas por una guerra sin cuartel. Sin cuartel y sin pegar un solo tiro ni víctimas que reseñar, pero que existió, al menos sobre el papel, entre 1809 y 1981.

El documental La guerra más larga recuerda estos días la que sería, oficialmente, la contienda bélica de mayor duración en que hayan participado España o Dinamarca. Una circunstancia legal o propagandística que en plena Transición un ayuntamiento de un pequeño municipio andaluz supo aprovechar para promocionar el turismo y presumir de la apertura de la naciente democracia a Europa. Tras cuatro décadas, queda como testimonio de la evolución de nuestro país, las relaciones dentro de la Unión Europea y la guasa necesaria para quitar hierro a las tragedias del pasado.

Todo comenzó un 11 de noviembre de 1809. Bueno, en realidad un 2 de mayo de 1808, lo que indicaría por dónde van los tiros. Cuando España se levantó en armas contra la invasión napoleónica pasó de ser aliada formal de Francia a su enemiga declarada, en términos, digamos, legales. Al mismo tiempo fue cortando relaciones con todos los países amigos del invasor. En concreto el conflicto con el reino de Dinamarca era que retenía en sus dominios a nada menos que 13.000 soldados españoles, que habían partido hacia el centro de Europa para unirse a las campañas del francés contra Austria y Rusia, y ahora permanecían detenidos.

Como quiera que dentro de España la diferencia entre rebeldes y afrancesados leales a José I no acababa de estar clara según el día, algunos municipios, para exhibir su lealtad al levantamiento y al rey considerado legítimo, Fernando VII, realizaron pronunciamientos de amistad a los aliados -Gran Bretaña- y cortando simbólicamente relaciones con los enemigos. Así, Huéscar, entre otros muchos pueblos de España, le declaró la guerra a Dinamarca en 1809. Y luego se olvidó. Hasta 1981.

Esta historia de paz, hermandad europea y sanas ganas de cachondeo tiene su héroe en el historiador Vicente González Barberán, archivero municipal de Huéscar, que en aquel año de previa del Mundial de Naranjito y la primera llega de Felipe González al poder se encontró con la declaración formal de guerra en las tripas de los documentos del Ayuntamiento. Cuando anunció su descubrimiento se decidió ofrecer un tratado de paz a Dinamarca, atención, argumentando que la situación de guerra formal con dicho estado podría entorpecer la posible entrada de España en la OTAN, que entonces se empezaba a insinuar.

Probablemente no habría pasado de una anécdota en la prensa local y algún chascarrillo con la embajada de no ser porque a Jorge Jensen, entonces corresponsal en Madrid de DR, la radio pública danesa, le hizo gracia y envió un reportaje sobre el tema a sus jefes. En Dinamarca hizo bastante gracia que un pueblo pequeño de España, a 150 kilómetros de Granada, se mantenía en situación de guerra formal contra ellos. El Gobierno danés acabó otorgando permiso legal al embajador de su país en aquél momento, Mogens Wandel-Petersen, para negociar una paz "en condiciones honrosas".

Finalmente Wandel-Petersen, el diplomático enviado por el Ministerio de Exteriores, José Antonio de Yturriaga, y el alcalde huesquerino, José Pablo Serrano, firmaron la paz un 11 de noviembre de 1981, aniversario de la declaración de guerra. A aquello se lo llamó ‘La Fiesta de la Amistad’ y contó con una importante delegación danesa desplazada desde la Costa del Sol y en la que alguno acudió disfrazado de vikingo. Para mayor inri, los recibieron carteles en su idioma que indicaban, en traducción libre: "Si usted es danés, recuerde que entra en terreno enemigo. Si decide pasar, aténgase a las consecuencias".

El embajador entregó un dannebrog, es decir, una bandera oficial de Dinamarca, considerada la más antigua de su Gobierno, obsequio de su gobierno y una alta distinción real, y luego ambos dirigentes desfilaron bajo mazas. Posteriormente, la ocasión se regó con vino de la tierra. Se calcula que se reunieron unas 10.000 personas, lo cual doblaba la población huesquerina del momento, y en los escudos de la delegación vikinga podía leerse Dans Spansk Samvirke, es decir, "amistad hispano-danesa". El resto es Historia: España entró en la UE y en la OTAN, ambos países somos aliados formalmente y nuestras disputas se limitan a balonmano o fútbol.

El nivel de humor con el que se tomaron en Huéscar la cosa lo ilustra bien otra anécdota. Como parte de los fastos del Tratado de Paz, el Ayuntamiento envió oficialmente una caja de vino de la tierra a dos grandes mandatarios de la época: el presidente de EEUU, Ronald Reagan, y el premier de la URSS, Leónidas Breznev, con el objetivo expreso de que ambas potencias mejoraran sus relaciones y pusieran fin a la Guerra Fría con un acuerdo por la paz como el que el que se acababa de firmar con Dinamarca.

Contra la "leyenda negra" de los soldados españoles

Con motivo del 40 aniversario del tratado de paz, celebrado en 2021, se rodó un documental, por supuesto en coproducción. El guionista Jaime Noguera y el director Jorge Rivera unieron fuerzas para dar lugar a una película de algo más de una hora, llena de buen humor, patrocinada por Turismo de la Junta de Andalucía y apadrinada por la embajada danesa en nuestro país, en el que recorren los hitos de esta particular contienda y las cuatro décadas de hermanamiento entre Kolding y Huéscar.

La guerra más larga sirve como testimonio de la particular idiosincrasia de los dos municipios implicados, pero también como documental divulgativo. Por ejemplo, ha rodado en Madrid, Zaragoza o la Costa del Sol recogiendo testimonios de otros ayuntamientos que declararon hostilidades contra Dinamarca… y de la actual convivencia entre ciudadanos de ambos países. Además recoge el caso casi desconocido de los soldados españoles atrapados en el país nórdico durante las Guerras Napoleónicas y, con asesoría de historiadores locales, desmiente la "leyenda negra" que los rodeaba, por ejemplo culpándolos del incendio del castillo de Koldinghus.

La Guerra más larga acaba de realizar una gira por el país escandinavo, pasando por los municipios de Rødovre, Copenhague, Solrød e Ishøj antes del que se ha considerado su estreno oficial internacional, en la misma Kolding, el pasado 6 de abril y con visita oficial de Huéscar y otras autoridades españolas. El próximo 27 de abril se volverá a pasar en Madrid, donde ya se había estrenado el 18 de noviembre de 2021.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias