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Un informe ya alertaba hace 33 años del futuro de las lagunas de Doñana

El llamado informe Hollis recogía ya en 1989 que la presión sobre Doñana y la sobreexplotación de los acuíferos causaban "gran preocupación". WWF afirma hoy: "Es inadmisible que mientras se llenan cientos de piscinas con agua del acuífero en Matalascañas, el Parque Nacional de Doñana se haya secado del todo".

La laguna de Santa Olalla, en Doñana, en una imagen tomada en agosto de 2022. — ESTACIÓN BIOLÓGICA DE DOÑANA / CSIC / REUTERS
La laguna de Santa Olalla, en Doñana, en una imagen tomada en agosto de 2022. — ESTACIÓN BIOLÓGICA DE DOÑANA / CSIC / REUTERS. ESTACIÓN BIOLÓGICA DE DOÑANA/CSIC / REUTERS

Hace más de 30 años ya se podía saber con algún grado de certeza lo que iba a pasar hoy en Doñana. Bastaba con leer el conocido como informe Hollis, que con fecha de mayo de 1989 –tras una visita en noviembre de 1988 al parque nacional– elaboraron para WWF/Adena los expertos Ted Hollis, Pierre Heurteaux y Jim Mercer.

El estudio, titulado Las consecuencias de la extracción de aguas subterráneas para el futuro a largo plazo del parque nacional de Doñana, recoge ya que las lagunas, como la de Santa Olalla, hoy sin agua, "requieren una alimentación continua de agua dulce a partir de las dunas y un nivel freático alto tierra adentro de las mismas". 

Y alertaba: "Hay pruebas sustanciales que justifican una grave preocupación" que podría dar lugar a "cambios importantes en la ecología del Parque Nacional a resultas de la extracción de agua subterránea". Además, instaba a mejorar los instrumentos de control y conocimiento de lo que realmente sucede en el parque para poder tomar decisiones. 

El agua es la clave del funcionamiento del parque; así lo recoge el trabajo de 1989: "El equilibrio ecológico de los cotos dependen fundamentalmente del nivel freático; un descenso por muy pequeño que sea de este puede originar modificaciones de los biotopos que eran perjudiciales para todo el ecosistema […] La humedad […] es lo que crea su gran riqueza biológica".

Una vez dejada clara la necesidad de agua, el informe alerta de que los planes agrícolas a partir del año 1990 preveían bombeos que utilizan más agua que la recomendada por los estudios del Estado de entonces y alertaba del uso de agua para los regadíos de Almonte-Marismas.

Estos trabajos ya recomendaron que "en el futuro [hoy el pasado] se extrajera agua solamente de puntos lejanos al del Parque Nacional". "No obstante", se añade, "se sospecha que ha crecido el número de pozos privados en el acuífero al norte del Parque". La Confederación del Guadalquivir anunció este agosto pasado que iba a cerrar 71 pozos ilegales que se unirían a los 220 clausurados desde 2018.

El informe Hollis ya avisaba también de los problemas que generaba e iba a generar el abastecimiento de agua a Matalascañas: "Todo el agua procede de pozos perforados en las dunas directamente contiguas al Parque Nacional". "También existe el grave peligro de que la extracción desmedida origine a la larga la infiltración de agua salada en los pozos y, tal vez en el Parque Nacional", se lee también en el estudio.

En saco roto

Algo más de 30 años después de estas advertencias de WWF/Adena, que cayeron en saco roto, en junio de 2021, el Tribunal de Justicia de la UE condenó a España por no cuidar convenientemente los acuíferos de Doñana. España, según los jueces, no tuvo "en cuenta las extracciones de agua ilegales y las extracciones de agua para el abastecimiento urbano" y tampoco previó medidas "para evitar los tipos de hábitats protegidos" amenazados por el traslado de agua para Matalascañas, una localidad turística cercana. Justo lo que el informe Hollis decía que había que cuidar con particular atención.

Ahora, el PP en el Gobierno andaluz pretende, en una situación de sequía y de presión sobre el agua de Doñana y haciendo oídos sordos a las advertencias europeas, ampliar el número de hectáreas potencialmente regables en el entorno del parque.

En efecto –se recoge en la comunicación del Tribunal de la UE– en el entorno de Doñana, "se encuentran también las zonas de cultivo de frutos rojos (sobre todo fresas) más importantes de Europa, zonas que en una medida considerable se riegan mediante la extracción de agua subterránea".

"Esta extracción –añade el Tribunal en su comunicación– rebasa la recarga de agua subterránea en determinadas áreas, de modo que en esos lugares el nivel de las aguas subterráneas lleva descendiendo desde hace muchos años".

La Comisión Europea consideró que "esta situación constituía un incumplimiento del Derecho de la Unión; una infracción de la prohibición de deterioro" y, por ello, interpuso el recurso contra España ante el Tribunal de Justicia. Y, aunque el Tribunal no consideró probado un deterioro mayor en el estado de las masas de agua subterránea, sí asumió que existía "sobreexplotación".

Lagunas sin agua

Hoy, según WWF, "todas las lagunas del Parque Nacional se han secado, incluyendo las permanentes como Santa Olalla o la Dulce; un hecho que solo ha ocurrido dos veces desde que se tienen registros".

El principal causante del mal estado del acuífero en esta zona, añade WWF, es la extracción de agua para suministro doméstico, riego de jardines o piscinas en la urbanización de Matalascañas, situada a unos 4 kilómetros de Santa Olalla.

Este núcleo urbano pasa de unos 2.000 habitantes a más de 160.000 con picos de hasta 300.000 según datos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. "Es inadmisible que mientras se llenan cientos de piscinas con agua del acuífero en Matalascañas, el Parque Nacional de Doñana se haya secado del todo", afirma WWF.

A esta situación se suma, según la ONG, que este año solo el 5% de la marisma se ha inundado, al tiempo que "la continua sobreexplotación del acuífero y las aguas superficiales por la agricultura intensiva e industrial está afectando a zonas tan importantes como Entremuros o el Caño del Guadiamar". 

Además es necesario que el Gobierno de España, reclama WWF, ponga  en marcha por vía urgencia un plan de recuperación integral de Doñana "Plan Doñana 2030" con base científica e implicación de todas las administraciones con competencia en el territorio y de la sociedad civil para salvar las marismas, las lagunas peridunares y demás ecosistemas y especies ligados al agua.

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