Limpiar el mayor foco de contaminación del sur de Europa cuesta 550 millones
Un plan sin solución técnica previa
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En ese cuarto de siglo, el principal hito de este asunto han sido las obras de desmantelamiento del viejo vertedero de Bailín para confinar sus residuos en una nueva celda de seguridad, actuación que hace dos años extendió la contaminación por lindano por todo el cauce del Gállego y la mitad del Ebro –llegó a 300 kilómetros, en Tarragona-, dejó a miles de personas sin agua de boca, mantiene en vilo a buena parte del regadío aragonés por el riesgo para sus cultivos y ha dado lugar a una causa penal con 14 imputados por delito ambiental.
Un plan sin solución técnica previa
Los residuos de HCH procedentes de la fabricación del pesticida lindano que Inquinosa enterró entre 1974 y 1989 en esa zona del Pirineo, con el visto bueno inicial de las autoridades locales y autonómicas, han provocado un grave episodio de contaminación crónica en la cuenca del Gállego, cuyos acuíferos acumulan al menos 4.000 toneladas de lixiviados al tiempo que las filtraciones convertían en una bomba de relojería el embalse de Sabiñánigo, en el que se acumulan hasta 17 tipos de residuos químicos y que queda fuera del plan integral.
Olona presentó ese hándicap como una oportunidad. “La destrucción total de los residuos es el reto que trasladamos a la comunidad científica. Queremos hacer atractivo este problema para las empresas”, dijo.
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“El problema no es la financiación sino hallar las soluciones”
Y ocurre algo similar con la financiación. “Nunca vamos a tener los 550 millones en la mesa. No cabe pensarlo”, admitió, antes de anotar que “el problema no es la financiación, sino hallar las soluciones” para eliminar el lindano. “No hay tecnología capaz de destruir estos residuos sin generar un problema mayor”, añadió.
Olona reclamó la implicación del Ministerio de Medio Ambiente y de la UE, que hace unos meses decidieron aplazar hasta 2027 la restauración ambiental del río Gállego y, en el caso del departamento de Isabel García Tejerina, limitar a 16,8 millones las aportaciones para los próximos cinco años. Sin embargo, ambos habrían cambiado de posición, según Olona, que apuntó que “no se tenía una auténtica percepción de la importancia del problema” y que “si hemos dado un paso importante ha sido situar el problema en su dimensión”.